Cómo decir amnistía sin que se note
La única forma que tiene Sánchez de volver a ser presidente pasa por los votos de Junts, y la única forma de que eso sea posible, se concreta en el futuro de Puigdemont
Todavía quedan unos cuantos días, pero llegará el momento en que la definición de la palabra amnistía será el problema. Expongamos lo que dice la RAE del término: “Perdón de cierto tipo de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores”. Está claro. Focalicemos la cuestión los dos términos: “perdón” y “responsabilidad” que acompaña al extinguir.
Hagamos la pregunta directa y por partes. ¿Está el PSOE dispuesto a perdonar y eximir de responsabilidad a Carles Puigdemont y compañía de los hechos de 2017? Seamos más concretos. ¿Están los socialistas catalanes dispuestos a otorgar el perdón y borrar la responsabilidad de Puigdemont de todo lo ocurrido en septiembre y octubre de 2017? Ahora seamos extensivos. ¿Quieren los catalanes no independentistas perdonar al independentismo de lo ocurrido?
Utilizar el “sí” o el “no” iría en contra de mi lógica. La vida tiene grises y la política mucho más. También deberíamos ir por partes. Cualquier individuo honesto y cívico está dispuesto a perdonar, siempre y cuando exista una disculpa. De no ser así parece que la disculpa nazca del que perdona. Algo así como si los que no se levantaron contra la legalidad dijeran reconocer su error de no seguirlos. No tiene sentido.
Un padre, una hija, una abuela, un amigo, un vecino perdona si existe algún tipo de disculpa o arrepentimiento de la acción a perdonar. En el caso del que hablamos no hay disculpa que sea válida. El grito “ho tornarem a fer” (lo volveremos a hacer) resuena entre los “indepes” aunque el proyecto sea un imposible. Aquí nadie se arrepiente.
Así que nos encontramos ante un laberinto sin salida: la peor pesadilla. Porque no les voy a negar que existe una corriente en Cataluña entre socialistas y de casi todas las formaciones, hasta del mismo PP, que quieren pasar página. Que llegue otro momento político. ¿Cómo se hace?
La amnistía como palabra sólo sirve de llamada de atención ante los independentistas para que Pedro Sánchez se quede en La Moncloa. Sin embargo, sólo es solución para el líder de los socialistas, no para el país.
La vida tiene grises y la política mucho más
Se produce una situación curiosa. Los únicos que utilizan ese término, que para la RAE significa perdón y extinción de la responsabilidad como hemos dicho, son los independentistas y el PP. Aunque sus intenciones sean diferentes. Sin embargo, no lo he oído en boca de ningún socialista. O de muy pocos. Por algo será.
En el último mitin de Sánchez en Sevilla, ocurrió lo mismo. ¡Amnis qué!, parecen decir. Pero lo que pretende hacer Sánchez no es fácil. Puigdemont quiere volver, pero sin pasar por prisión, ni por el Supremo. ¿Cómo se hace eso? Para Puigdemont es una oportunidad, aunque tampoco quiere ser calificado como traidor (botifler) por nadie de los suyos. Y una vez en casa, ¿qué haría?
La única forma que tiene Sánchez de volver a ser presidente pasa por los votos de Junts, y la única forma de que eso sea posible, a pesar del catalán en el Congreso, las negociaciones por una nueva financiación y el traspaso de Cercanías, se concreta en el futuro de Puigdemont.
Por ello la solución es difícil. Entre lo que quiere la gran mayoría de catalanes, que se reduce en dejar atrás el mal sueño de estos años y ofrecer un perdón al independentismo sin acto de contrición, existe un océano.
Y en ese punto está la discusión. Qué construye legalmente Pedro Sánchez para que pueda ser llamado amnistía en Girona, pero no en Badajoz, ni, por supuesto, en Madrid. En juego no es fácil, pero de otros malabarismos ha salido. ¿Tendrá que llamar al Mago Pop?