Collboni se olvidó pactar
El alcalde de Barcelona Jaume Collboni no termina de encajar la compleja aritmética de los pactos, que pueden socavar el apoyo que tiene de los Comuns
La decisión de Jaume Collboni de pactar con unos u otros, los que habitan en el Plenario de Ayuntamiento, no está siendo fácil. Diría que, en realidad, la misma duda que atesora entre sus posibles acuerdos es la que se esparce entre sus oponentes. Nadie sabe qué va a hacer, ni nadie sospecha qué ha decidido.
Nunca había estado todo tan relacionado. Los pactos municipales se supeditan a los pactos autonómicos, como éstos están relacionados con los acuerdos nacionales y viceversa.
“Vamos a ver” es la repuesta que va dando el alcalde de Barcelona cuando le preguntan sobre la cuestión. Y la pregunta no se la formulan una sola vez al día. El interrogante ya se ha convertido en una cancioncilla que Collboni debería hacer enmudecer, pero no sabe cómo. Si lo supiera, ya estaría resuelta.
El dilema de los presupuestos
Se puede gobernar sin presupuestos. Claro. El mejor ejemplo está en Cataluña donde todas las instituciones principales, incluido el Gobierno, ha tenido de momento que prorrogar sus cuentas.
En el caso del Ayuntamiento de Barcelona las cosas son mucho más complicadas. Va por días. Unos, sus más próximos apuestan con un pacto con Xavier Trias. Y otros, aseguran visualizar que ya está acordado con Esquerra.
Esta opción, que sería la más sencilla ya que existe una implicación evidente entre los gobiernos centrales y autonómicos, precisaría de un acuerdo también con Comuns, en el que Collboni no acaba de creer o le cuesta asimilar.
Algunos concejales medio en broma, medio en serio, aseguran que Ada Colau le tiene pillado el tono al socialista al que sabe conducir por donde quiere. Otros, mucho más directos y mal intencionados, afirman que no se soportan.
La necesidad de contar con Colau
Sea lo primero o lo segundo, la realidad es que un pacto con Esquerra y Comuns, erosionaría la imagen que tímidamente está logrando construir Collboni en relación con el mandato anterior, por otro lado, no del todo resuelto. El acuerdo que hizo posible que ahora sea alcalde el socialista pasó por mantener una gran parte del equipo Colau en su sitio. Y así continúan.
La entrada de su partido en el gobierno municipal retiraría los apoyos que ahora los socialistas están recibiendo puntualmente en las diferentes comisiones por parte de JxCat y el PP. Colau lo distorsiona todo. Pero suma. Son imprescindibles para construir un gobierno sólido. Bien, si sólido puede ser un tripartito en Cataluña.
Han pasado ya más de seis meses y la sensación es que no ha existido ni una iniciativa propia de renombre en el ayuntamiento de Barcelona
La seguridad que algunos concejales socialistas muestran con relación a un acuerdo con los de Trias, se desvanece cuando la imagen de Puigdemont se hace patente. Ese es uno de los temores. Es un quiero, pero no puedo ante la sociovergencia posible. Se nota, como decíamos, en las comisiones sectoriales o en los Plenos de distrito.
Seis meses sin éxitos de renombre
Han pasado ya más de seis meses y la sensación es que no ha existido ni una iniciativa propia de renombre. Y todo queda resuelto con la proyección sobre la Copa América, un proyecto que seguro dará un buen resultado, pero que todavía la ciudad no ha sabido palpar.
En definitiva, de momento no ha brillado nada de lo que Collboni prometió durante la campaña. También es cierto que jamás prometió que invertiría algunas de las iniciativas tiradas adelante por Colau, en primer lugar, porque muchas de ellas fueron también impulsadas por él, pero sí afirmó que no seguiría la misma senda.
Su mayor lastre no está en el propio Ayuntamiento. Es una equilibrio que va entre Moncloa y la Generalitat. Demasiados intereses que lo tienen atado de manos. Puede que haya llegado el momento de liderar desde la plaza Sant Jaume. El tiempo pasa rápido y gran parte de la ciudadanía comienza a olvidarse de que hay un alcalde.