La certeza de la incertidumbre, feliz año 2024 

España afronta el 2024 instalado en la crisis institucional, con la certeza de que desde la perspectiva política y económica las cosas no van a ir muy bien, pero con la incertidumbre de hasta qué punto se van a complicar

Incluso cuando todo parece que va a ir bien el destino depara imprevistos inimaginables. Nadie pensó en el optimista cambio de milenio que año y medio más tarde el atentado de las Torres Gemelas cambiaria la victoria de la libertad sobre el comunismo y el fin de la guerra fría por el duro combate contra el yihadismo. Tampoco nadie el 31 de diciembre de 2019 hubiera apostado por la reclusión por COVID que se decretó tres meses más tarde.  

España afronta el 2024 instalado en la crisis institucional, con la certeza de que desde la perspectiva política y económica las cosas no van a ir muy bien, pero con la incertidumbre de hasta qué punto se van a complicar. Nuestra economía va a crecer menos que en 2023, que a su vez ya ha sido menos boyante que en 2022.

Nuevas formas de impuestos, una mayor intervención del estado en la economía y un gasto público desatado para atender las exigencias de los socios del gobierno y proseguir con el populismo económico basado en subsidiar todo lo subsidiable nos hace preguntarnos que capacidad de resistencia tiene España y como nos afectará a todos a nivel empresarial y personal.  

El think tank británico CEBR prevé que en el año 2024 España abandonará el top 15 de economías mundiales superado por Indonesia

La existencia de grupos sociales, cada vez más numerosos, subvencionados o dependientes de nóminas públicas crean una falsa sensación de que la economía y el consumo siguen tirando con fuerza, pero habrá un momento en el que la pirámide, casi invertida, entre pagadores y receptores se dará la vuelta y el sistema gripará. El think tank británico CEBR prevé que en el año 2024 España abandonará el top 15 de economías mundiales superado por Indonesia.    

Más allá de la economía España ha adoptado una posición geopolítica cada vez más alejada del consenso occidental. Primero fue el enfrentamiento con Israel, luego con EE.UU a cuenta de la alianza internacional para proteger el tráfico marítimo en el Mar Rojo, a continuación la modificación del conocido como decreto anti Huawei que nos acerca a China y nos aleja de los norte americanos. También nos coloca en una posición extravagante la simpatía manifiesta por los gobiernos de ultraizquierda en América Latina.

¿Está España abandonando el papel como socio fiable que tanto le costó conseguir tras su entrada en la OTAN y posteriormente en las comunidades europeas? Las consecuencias de esta política exterior afectarán a la inversión que capta España, que ya ha caído en 2023, y también a nuestra capacidad de inversión exterior ¿Pero hasta qué extremo?   

La inestabilidad política interna no es un factor de incertidumbre, es una garantía de ralentización y conocido es el tópico de que el dinero es miedoso. No tenemos como Marty McFly en Regreso al Futuro un almanaque que nos permita saber con toda seguridad que nos depara el próximo año, pero sí contamos con indicios suficientes de que no será un año fácil en el que el esfuerzo personal, el talento, el sacrificio y el trabajo no serán negociables para salir adelante.  

Afortunadamente los Ayuntamientos de España, desde Vigo a Badalona, han abierto una fantástica batalla por tener la Navidad más luminosa, con las calles más ambientadas con el objetivo de captar turismo y favorecer el comercio. Los municipios parecen haberse convertido en la administración más competente de nuestro país.

Que esa batalla, tan sana, positiva y beneficiosa para las ciudades que se suman a ella sea la antesala de un año que a la vuelta de la esquina nos depare sorpresas positivas que rompan con los augurios de dificultad. ¡Feliz año, lleno de mucha salud, ánimo y mejor compañía!