El centralismo democrático leninista del PSOE y el caudillaje sanchista    

La izquierda se ha desvalorizado y minimizado al levantar únicamente la bandera de la ecología, el feminismo y el animalismo al tiempo que pacta con el nacionalismo más rancio y antidemocrático

La deriva populista, así como las malas amistades y la tentación iliberal a la que ha sucumbido Pedro Sánchez, han convertido el PSOE en un partido atrápalo todo sin personalidad propia. O lo que es lo mismo, el PSOE ya no es, propiamente hablando, un partido socialdemócrata de corte clásico.  

Lo que no es el PSOE 

El PSOE de Pedro Sánchez habría abandonado ya la “evolución orgánica” que en su día teorizaron los padres fundadores –Eduard Bernstein, por ejemplo- de finales del XIX y principios del XX. Vale decir que también habría abandonado –en buena medida- el reformismo de Bad Godesberg (1959) y el Manifiesto de Peter Glotz (1985).

Una evolución que, conducida y dirigida por el partido –la hegemonía, decían-, transformaría paso a paso –el reformismo, afirmaban- el mundo y la sociedad.  

Para el socialismo democrático, el factor económico –la infraestructura económica, por utilizar la terminología marxista de unos compañeros de viaje que iba abandonando- era sólo uno de los elementos a través de los cuales se explicaba el desarrollo de la historia y la sociedad. Un desarrollo en que intervenían otros factores –la superestructura marxista que dependía de la infraestructura- como la política, la ideología, la cultura, la ética o las creencias.  

En definitiva, el socialismo democrático se asocia/asociaba a unos cambios graduales y pacíficos a través de sucesivas reformas –el socialismo democrático o socialdemocracia era también conocido con el nombre de reformismo- que tomaban cuerpo y forma, no por medio de la dictadura del proletariado comunista, sino gracias a procedimientos democráticos.              

Conquistado el poder, el socialismo democrático respeta/respetaba el sistema democrático-parlamentario y liberal/capitalista con el objetivo de conseguir la mejora gradual de las condiciones sociales y económicas de los ciudadanos. El Estado del bienestar es su nombre.  

Un socialismo democrático interclasista y lejos de la utopía que hace hincapié en la observancia de la democracia. En concreto, de la democracia –de hecho, la única realmente existente- de corte liberal-capitalista.    

Por qué el PSOE es otra cosa  

De la teoría a la práctica, la “evolución orgánica” y el reformismo gradual de la socialdemocracia se habría evaporado en el quehacer diario del PSOE, porque el sanchismo gobierna a golpe autoritario de decreto ley, coloniza las instituciones –añadan el intento de hacer lo propio con la economía- de la democracia poniendo en peligro la división de poderes, convierte la ideología en la infraestructura del sistema y se coaliga con unos compañeros de viaje –impunidad por poder y supremacismo moral– poco recomendables democráticamente hablando.  

La deriva populista, así como las malas amistades y la tentación iliberal a la que ha sucumbido Pedro Sánchez, han convertido el PSOE en un partido atrápalo todo sin personalidad propia

El sanchismo no reforma. El sanchismo impone, retorciendo o estrangulando la democracia y deteriorando seriamente las costuras de la democracia, una democracia iliberal en que el poder ejecutivo domina –en mayor o menor medida- al legislativo y al judicial.     

¿Qué ocurre en el PSOE? 

Diversas hipótesis: la izquierda se ha quedado sin ideas y sin futuro, la izquierda se ha desvalorizado y minimizado al levantar únicamente la bandera de la ecología, el feminismo y el animalismo al tiempo que pacta con el nacionalismo más rancio y antidemocrático, la izquierda no tiene otro argumento –vacío ideológico- que el de cargar contra la derecha, Vox y el franquismo que ya no existe, la izquierda aún está pagando las consecuencias de la caída de la Unión Soviética y no hay alternativa a una derecha liberal que también se mueve en el ámbito del Estado del bienestar. A ello, añadan esa mochila cargada de piedras que supone la simbiosis con un sindicalismo de clase decimonónico.  

Un PSOE mudo 

Al respecto, vale decir que la izquierda española cuenta ya con el hándicap de los años negros de un PSOE liderado por José Luis Rodríguez Zapatero y ahora por Pedro Sánchez. Otro hándicap que le impide ver la realidad: la superioridad moral de la que presume. En definitiva, un PSOE caudillista –objetivo: el poder como sea y con quien sea por la vía de la subvención, el traspaso de competencias, el indulto o la amnistía- que, por lo demás,  brilla por la ausencia del debate. Al respecto, el PSOE es un partido mudo.         

Algunas bases socialistas no están mudas  

El PSOE está mudo, pero las bases hablaron en la II Escuela de Invierno del PSOE de Gijón, celebrada en enero de 2024. Un encuentro en que participaron políticos, filósofos, activistas y periodistas. Una Escuela que debatió sobre la participación ciudadana. El resultado, según declara a la prensa el secretario general de la Agrupación Socialista de Gijón, fue positivo: “Queda claro que detrás hay una organización que tiene vocación de ciudad, de construir con la ciudadanía”.       

BILBAO, 19/04/2024.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante el acto de cierre de campaña del PSOE-PSE de cara a las elecciones vascas, este viernes en Bilbao. EFE/ Miguel Toña
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE/ Miguel Toña

Efectivamente –sigo con la crónica periodística de la Escuela-, los socialistas defendieron una participación ciudadana real y efectiva en los distintos ámbitos de la esfera pública como garante de la democracia; una participación desde la inclusión y la pluralidad a fin de que la política se ejerza desde la responsabilidad, transparencia y gobernanza.  

Por su parte, el secretario general de la Agrupación Socialista de Gijón concluye: “Por ello, es necesario formarse para poder participar y eso es lo que supone un reforzamiento de la democracia, es decir, gente activa, con conocimiento, que no solo asiste, sino que participa y es protagonista de las cosas que realmente le interesan; ahí es donde quiere estar el Partido Socialista de Gijón”, y remata: “Esto demuestra que somos una organización que va a cumplir 145 años porque entendemos que la política no se hace desde los púlpitos o desde las propias organizaciones, sino que se hace con la gente”.  

Quien se mueva no sale en la foto    

Algunas bases socialistas no están mudas. Pero, la dirección del PSOE, que no se dignó asistir a los debates, permanece callada. No se dejó ver. No se movió de la foto oficial. Algo que ya es un clásico en el partido: quien se retrate ya puede ir buscando otro oficio. La cosa huele a centralismo democrático leninista. En definitiva, caudillaje. 

Caudillaje  

Un caudillaje, cierto, de baja o media intensidad. Pero, caudillaje, al fin y al cabo. Una modalidad de caudillaje que finge, engaña o miente. Un caudillaje que dice hablar y actuar en nombre del Pueblo, que demoniza a la oposición y al empresariado, que se presenta como mensajero de la paz, que polariza la sociedad y la política, que quiere ocupar/dominar las instituciones en beneficio propio, que maneja las estadísticas a conveniencia, que adapta la moral al interés y la coyuntura, que embarra todo lo que puede y que cuenta con unos medios de comunicación afines.  Una suerte de cesarismo validado democráticamente.    

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