Cataluña: lo que diga Sánchez
Los votantes del socialista Illa, en estas elecciones, van a ciegas
Nada está escrito sobre el resultado de las elecciones catalanas, aunque llevemos semanas debatiendo sobre la posible victoria del socialista Salvador Illa, que no será lo suficientemente holgada como para poder gobernar sin muletas. Porque ahí, en la gobernabilidad, se centrará el problema de Cataluña en cuanto las urnas se hayan pronunciado.
Los votantes del socialista Illa en estas elecciones, en realidad, van a ciegas. Están dispuestos a perdonar todas las incoherencias de su candidato y del partido que representa hasta el punto de que la amnistía, esa de la que renegó públicamente el candidato en la campaña de las elecciones generales, se la toman como un mal menor. Saben a quién van a votar pero ignoran para qué. Porque Illa ha dado más vueltas que una peonza.
En realidad, el socialista tendría que apoyarse en uno de los dos partidos secesionistas que sostienen, a su vez, a Pedro Sánchez en el gobierno de España ¿Con ERC y los menguantes Comuns? Tampoco está tan claro que el partido de Aragonés y Junqueras, con sus dos almas en colisión, esté dispuesto a hacer presidente de la Generalitat al socialista Illa. ¿Habrá bloqueo y repetición electoral?
Puigdemont: o él o el abismo
Puigdemont, instalado en la remontada demoscópica de los últimos días que le permite mirar a ERC por encima del hombro, ya ha dejado muchas pistas sobre la mesa. O él o el abismo. No piensa apoyar a Illa. ¿El próximo presidente de la Generalitat, independientemente de la voluntad de las urnas? Illa, no; Puigdemont, sí. En esas coordenadas se mueve el resentido .
La clave está en el panorama incierto que se abriría con un panorama adverso para Puigdemont y que no pueda cobrarse su venganza. Porque Junts no está en la misma sintonía que los de EHBildu que, desde un principio, apostaron por dejar que fluyeran los pactos entre el PNV y los socialistas vascos. Empataron, en las últimas elecciones vascas, en escaños con el PNV, pero no tienen prisa.
No les interesaba crearle problemas a Pedro Sánchez con un amago de reventar la legislatura, tal como está insinuando el prófugo catalán, que maneja como nadie su capacidad de chantaje. Lo hemos visto desde las pasadas elecciones generales del 23-J. Se ha cebado en la debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez apostando siempre a la mayor. Y no le ha ido tan mal, hasta ahora.
Tampoco está tan claro que el partido de Aragonés y Junqueras, con sus dos almas en colisión, esté dispuesto a hacer presidente de la Generalitat al socialista Illa
El temor en la Moncloa a la reacción de Puigdemont, si se queda fuera del poder, explica las contorsiones de Salvador Illa para aproximarse a los independentistas y atraer parte de sus votos. Una operación de riesgo porque, por la misma puerta por donde podrían entrar electores nacionalistas, podrían salir antiguos votantes de Ciudadanos que engordaron su bolsa electoral en los últimos comicios catalanes.
En esta campaña en la que Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea, tan crítico con los pactos con los nacionalistas y con la ley de amnistía, ha brillado por su ausencia y no por voluntad propia, los socialistas han ocultado la cesión de Pedro Sánchez a los secesionistas. No importa. Ya se ha encargado Puigdemont de airearlo para colgarse la medalla. Los cambios en el Código Penal han sido gracias a su presión y no a la de ERC. Veremos qué impacto provoca en sus votantes.
El nuevo PP de García Albiol
De los giros de última hora en el mundo constitucionalista cabe destacar los del PP. Atrapados por el vértigo de no verse capaces de adelantar a Vox y lograr el cuarto puesto del ranking, ha aparecido un Feijóo algo impostado hablando de la inmigración ilegal y la seguridad, un discurso del partido de Santi Abascal, por excelencia que tiene su público hasta el punto que el partido de ultraderecha Aliança Catalana podría entrar en el Parlamento con tres escaños.
El PP de ahora, dicen, es el de Xavi García Albiol, que ha logrado sus mayorías absolutas como alcalde de Badalona, con un discurso sin complejos. A Pedro Sánchez le interesa que su hombre en Cataluña, Salvador Illa, gane pero no lo suficiente. Para no contrariar a Puigdemont del que depende para seguir gobernando en la Moncloa.
Esos siete votos, como siete monedas de plata para asegurarse el control del mando por unos meses más. Una situación que podría ser considerada como escandalosa si se tratara de otros partido. Un prófugo, pendiente de beneficiarse de la ley de amnistía que le regala del Gobierno de España, está poniendo en jaque a todo un país.
Pero en la familia socialista se acepta con relativa normalidad. Al menos, por ahora. ¿Illa acabará autoinmolándose para que gobierne el prófugo Puigdemont, si se lo pide el presidente del gobierno? Es la pregunta del millón. ¿La respuesta? Lo que diga Pedro Sánchez.
Un comentario en “Cataluña: lo que diga Sánchez”
Deja una respuesta
Acceda con su usuario para dejar un comentario o regístrese si aún no tiene cuenta.
Los votantes de Illa se tiran a la piscina pero no saben que igual no tiene agua…es la sequía o que se la llevó Sanchez para que se bañe Puigdemont.