BBVA, ‘non grato’ para la clase dirigente catalana que acaba de recuperar al Sabadell
A pesar de las intenciones de Illa, las señales que reciben las grandes empresas desde Cataluña siguen siendo contradictorias
Illa presentó el viernes su estrategia económica en una conferencia titulada “Catalunya lidera. Un modelo económico de prosperidad compartida”. Todo el sanedrín empresarial catalán, que hace tiempo que se mimetizó y somatizó con el poder político hasta convertirse en una misma cosa, asistió al acto.
En el ambiente se respiraba satisfacción, el acto llega unos días después del anuncio del regreso del Sabadell, que todos los asistentes señalan como el inicio del retorno de Cataluña al liderazgo económico nacional. El statu quo da la bienvenida al banco de Oliu como el que recibe al hijo pródigo descarriado olvidando que casi todos los miembros de esa élite catalana en 2017 se llevaron sus empresas fuera de Cataluña siguiendo la estela del Sabadell.
La inmensa mayoría de ellos ni ha devuelto la sede social de su empresa a Barcelona ni tiene intención de hacerlo. El Sabadell vuelve a Cataluña, pero solo una parte de los 34.000 millones de depósitos que migraron de las oficinas bancarias catalanas a otros lugares de España ha regresado. En gran medida siguen a buen recaudo en esas cuentas espejo abiertas a toda prisa de Madrid, Valencia, Aragón y Andalucía.
Lo del Sabadell no parece que vaya a ser el inicio de una serie de fichas de dominó que caen una tras otra. La mismísima consellera de economía de la Generalitat, Alícia Romero, aclaró en sede parlamentaria que “no hay un plan de choque para propiciar el regreso de empresas a Cataluña”.
«Lo del Sabadell no parece que vaya a ser el inicio de una serie de fichas de dominó que caen una tras otra»
El día antes de la conferencia de Illa, el primer ejecutivo de Caixabank, Gonzalo Gortázar, presentaba 350 kilómetros más al sur, en Valencia los resultados de la entidad que dirige y se ocupaba de aguar el vino político – empresarial catalán: “El banco está donde quiere estar, nos sentimos particularmente valencianos y nuestra ubicación es indefinida”.
El otro banco catalán mudado a Valencia e instalado frente a frente de la sede de Caixabank, Mediolanum, mantiene por ahora silencio porque quizás nadie le ha preguntado sobre si tiene intención de regresar a la Diagonal de Barcelona.
A pesar de las intenciones de Illa, las señales que reciben las grandes empresas desde Cataluña siguen siendo contradictorias. Por un lado, Repsol ha anunciado la descongelación de una inversión de más de 800 millones de euros en Tarragona gracias a que el recargo fiscal sobre las energéticas ha decaído.
Por el otro lado, Caixabank ve como en unos terrenos de su propiedad, casi adyacentes a los de Repsol, donde se iba a edificar el complejo Hard Rock, van a seguir llenos de hierbajos, como hasta ahora, al acordar el Parlament una modificación unilateral de lo pactado a nivel fiscal con la empresa promotora. El lucro cesante para Caixabank será de 130 millones.
El invitado de piedra a la fiesta empresarial catalana está siendo el BBVA. Contrasta mucho el interés que la clase dirigente catalana muestra por el regreso de Caixabank con el desplante que están realizando al BBVA.
El banco encabezado por Carlos Torres se ha visto sorprendido por la hostilidad hacia su OPA sobre el Sabadell. En su anterior intento en 2020 no percibieron tal índice de rechazo por parte de la clase dirigente catalana.
El BBVA, que en la crisis financiera de 2007 salvó a Caixa Catalunya, Caixa Manresa, Caixa Tarragona, Caixa Manlleu, Caixa Terrassa y Caixa Manresa se hizo con activos por valor de 110.663 millones en Cataluña frente a los 21.604 del Sabadell procedentes de Caixa Penedés, su única operación en aquel momento en Cataluña.
Desde la cúpula del BBVA se pensó, erróneamente, que esa operación de rescate a la mayoría de cajas medias catalanas ahora lo podrían capitalizar, pero no está siendo así.
Las patronales catalanas, PIMEC y Fomento, se han alineado con el Sabadell de forma indisimulada, con una actitud impropia de la elite empresarial catalana tan acostumbrada a nadar y guardar la ropa.
«El banco encabezado por Carlos Torres se ha visto sorprendido por la hostilidad hacia su OPA sobre el Sabadell»
Las patronales han recurrido ante la CNMC y una de las personas más próximas al presidente de Fomento, Jordi Casas, encabeza la asociación de pequeños accionistas del Sabadell contrarios a la OPA.
La Generalitat ha emitido un informe adverso mediante la Autoridad Catalana de la Competencia y la Cámara de Comercio -que cuenta con un miembro del Sabadell en su ejecutiva- también se ha posicionado contra la OPA.
El Círculo de Economía, la élite dentro de la élite del cerrado círculo político-empresarial catalán, no se ha quedado atrás y su presidente, Jaume Guardiola, ex directivo del Sabadell ha afirmado que la OPA “puede afectar a muchas empresas”.
El argumento recurrente es la mengua de competencia que la fusión supondría. Aunque Gortázar desde Caixabank, se ha mantenido neutral ha echado un capote al BBVA ayudándole a desmentir el argumento al recordar que España ocupa el lugar 17 entre las 27 naciones de la UE en lo que a concentración bancaria se refiere.
Los cantos de sirena del BBVA, que en su folleto de OPA a la CNMV se comprometió a mantener un centro de operaciones en Sant Cugat y sus antecedentes como banco comprometido con la realidad económica y empresarial catalana no están siendo suficientes para atraer a la dirigencia catalana a sus intereses, pero Torres no tira la toalla, siguen confiando en que “la operación saldrá adelante”.
Sánchez ya ha podido con Telefónica, veremos si aliado con el establishment catalán también dobla el brazo al BBVA.