Avanzar retrocediendo
Cada vez con mayor claridad se van estableciendo tres caminos para afrontar los retos económicos, sociales y políticos que tiene ante sí Cataluña
A medida que los días van pasando, tras la elecciones catalanas de mayo, y más allá de las tensiones internas que vive ERC para decidir qué línea política debe tomar, bien apoyar al PSOE para que gobierne el PSC o bien apoyar a Junts per Catalunya para repetir las elecciones, la política catalana avanza retrocediendo.
Se van estableciendo cada vez con mayor claridad tres caminos para afrontar los retos económicos, sociales y políticos que tiene ante sí Cataluña. El camino que marcan Junts, una parte de ERC, la CUP y ANC conduce a la siguiente secuencia política: conseguir la presidencia del parlamento para imponer la doctrina de una mesa antirrepresiva -objetivo logrado-, conseguir la máxima unidad independentista para presentarse a una posible repetición electoral, ganar las elecciones, imponer desde el gobierno una agenda para renacionalizar Cataluña y, por último, imponer una independencia visible en Cataluña y, al mismo tiempo, invisible en España.
El segundo camino es el que plantea el PSC, basado en conseguir armar un tripartito de izquierda que permita superar el procés, sin atosigar ni hacer rendir cuentas al independentismo, para así lograr superar la anterior etapa política basada en la confrontación política. El PSC plantea conseguir plasmar la síntesis de lograr que los catalanistas, los constitucionalistas y los independentistas gobiernen en Cataluña desde la izquierda.
El tercer camino es el que plantea ERC y está centrado en lograr que Pedro Sánchez asuma y garantice la financiación singular para Cataluña. La estrategia se basa en lograr visibilizar que es el PSOE, en el mismo marco de negociación de los acuerdos de investidura, el que negocia la investidura de Salvador Illa, como ya ocurrió con Pedro Sánchez.
Semanas de enfrentamientos silenciosos
El primer camino sugiere que, si no gobierna el independentismo, debe bloquearse cualquier intento de gobierno que no esté liderado por ellos. El segundo camino se centra en conseguir una gobernabilidad transversal y abierta al independentismo. Sin embargo, es la tercera opción la que tiene mayor recorrido político, pues depende de que Pedro Sánchez consiga una financiación singular, diferenciada de las otras autonomías, para Cataluña.
Más allá de los matices y giros políticos que puedan darse en las próximas semanas, lo que vamos a presenciar es un enfrentamiento silencioso o poco ruidoso entre los quieren gobernar gracias a los resultados electorales, como es el caso del PSC que, en las últimas cuatro contiendas electorales ha logrado ganar los comicios, y Junts, que pretende reducir el espectro electoral creando una lista única o estableciendo alianzas con las fuerzas independentistas para poder gobernar o bloquear la gobernabilidad el día después de la repetición electoral.
Es posible que se puedan encontrar otros caminos, pero la jerga política que se está utilizando para avivar los litigios políticos, el dominio del relato político independentista en la opinión pública catalana y las tensiones en el seno de ERC impiden nuevas opciones para seguir avanzando.