Así se está recortando (no tanto) la dependencia de Europa del gas ruso
Europa se acerca a marchas forzadas a los objetivos marcados por la Comisión para reducir la dependencia del gas ruso.
Vladimir Putin invadió Ucrania pensando que la fuerte dependencia europea de sus hidrocarburos limitaría la oposición al ataque. Se equivocó. Pero tenía motivos para creerlo.
El 40% del gas natural que importaba la UE procedía de Rusia. En 2021, ascendió a 155.000 millones de métricos cúbicos (bcm). Este porcentaje era mucho más alto en el caso de Alemania (49%) y también en muchos de los países de Europa central, oriental y meridional: Austria (86%), Bulgaria (79%), Finlandia (75%), Eslovaquia (68%), Grecia (64%), Hungría (61%), Eslovenia (60%), República Checa (55%) y Polonia (50%). La cifra correspondiente a España era 8,9%.
Durante la Guerra Fría, la mayor parte del gas ruso bombeado a Europa fluía por dos gasoductos (el Soyuz y Druzhba) que están en territorio ucraniano. Por ello, el presidente ruso nunca aceptó la aproximación a la UE y Occidente de Kíev. Otro gasoducto (Yamal) cruza territorio de Bielorrusia antes de llegar a Polonia.
Para debilitar la posición de Ucrania, la mayor compañía energética rusa, Gazprom, acordó con el canciller alemán Gerhard Schröder la construcción del gasoducto Nord Stream 1, que entró en funcionamiento en 2011.
El nuevo gasoducto aumentó la dependencia europea de gas ruso. Al discurrir por el lecho del mar Báltico, dejó al margen a Polonia y las repúblicas bálticas, minando así el desarrollo de una política energética común europea.
Durante los mandatos de Angela Merkel se construyó otro gasoducto directo de Rusia a Alemania: Nord Stream 2. El Gobierno actual alemán, encabezado por el canciller Olaf Scholz, canceló el funcionamiento de Nord Stream 2 el día del ataque ruso a Ucrania.
El 40% del gas natural ruso bombeado a la UE fluía por el gasoducto Nord Stream 1. Desde 2003, Moscú también exporta mediante el gasoducto Blue Stream, que cruza Turquía y el mar Negro.
El 2 de septiembre del año pasado, Putin cortó el poco gas que aún proporcionaba por Nord Stream 1. Asimismo, lo había interrumpido a Polonia, Bulgaria y otros países europeos que rechazaban pagar en rublos, moneda que se desplomó al inicio de la invasión. La guerra ha paralizado casi todo el suministro que fluía por Soyuz y Druzhba, y Putin ya había cerrado el grifo del que llegaba a Polonia por Yamal.
A principios de abril y a instancias de la Comisión Europea, el Consejo vetó la compra de carbón ruso, que en 2021 fue el 46% del consumido por la UE. En junio del año pasado, el Consejo prohibió la compra o importación de petróleo crudo o refinado ruso por vía marítima.
En marzo de 2022, la Comisión desplegó un ambicioso plan para recortar la dependencia del gas natural ruso, el REPowerEU. Los ejes principales de este plan son: la diversificación de importadores, comprando más a Noruega y Argelia; el incremento de la importación de Gas Natural Licuado (GNL) de EE UU, Noruega y Catar; la mayor producción y adquisición de biometano e hidrógeno renovable; menor consumo de hidrocarburos en los hogares, edificios, industria y sistema energético mediante la electrificación, ahorro y mayor uso de las renovables.
La Comisión proyectaba con confianza que para finales de 2022 se podría recortar dos terceras partes de la demanda de gas ruso, y el 30% del consumo de hidrocarburos de la UE en 2030.
¿Está funcionando la estrategia europea de desconexión energética de Rusia? Europa acometió con gran éxito el almacenamiento de gas natural previo a la llegada del pasado invierno. No hubo que aplicar restricciones a la industria ni particulares en las principales economías europeas. Según Gas Infrastructure Europe, los depósitos de almacenamiento de gas estaban al 99% en octubre. Una ampliación récord de energía solar en verano permitió reducir el uso de centrales de ciclo combinado.
Pero en otros sentidos, nos acercamos con más lentitud a los objetivos de la Comisión.
España y Bélgica han elevado este año un 50% la compra de gas ruso
Según cifras de Eurostat, en el primer trimestre de 2022, Rusia fue el primer proveedor de gas natural (medido por valor) por gasoducto a Europa, suponiendo el 38,8%, superando ligeramente a Noruega (38,1%).
Un año después, en el primer trimestre de 2023, Noruega había desbancado a Rusia, siendo su cuota del 46%. La siguieron Rusia (17%, -21 puntos), Argelia (13%, +7 puntos), Reino Unido (13%, +4 puntos), y Azerbaiyán (3%, +1).
En octubre, la Comisión vaticinó que en 2023 la adquisición de gas natural ruso por parte de la UE sería de 40-45 bcm. Esta cantidad es menos de la tercera parte de los 155 bcm de 2021 que Bruselas previó se lograría a finales de 2022.
Según el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero, entre enero y septiembre de este año el suministro de GNL ruso a la UE se ha mantenido estable, con la excepción de España y Bélgica, que registraron incrementos del 50%.
España fue el segundo mayor importador de GNL de Europa entre enero y septiembre de 2023, con compras por valor de 19.400 bcm, con 5,39 bcm procediendo de EE UU; 5,21 bcm de Rusia; y 4,09 de Nigeria. España lidera Europa con siete plantas de regasificación y con el 30% de la capacidad europea de regasificación. Por eso decepciona que en dicho periodo sólo exportáramos 1,05 bcm.
La peculiaridad española se explica en parte por nuestra alta capacidad de regasificación. El cumplimiento de contratos de largo plazo entre empresas europeas y rusas es otra causa. Y el menor aprovisionamiento de Argelia es la tercera
Entre enero y julio de 2023, la UE adquirió GNL por valor de 41.000 millones de euros. Los mayores proveedores fueron EE UU (17.200 millones), Rusia (5.500 millones) y Catar (5.400). La tasa de utilización de las plantas de regasificación europeas promedió un 58% entre enero y setiembre. En el periodo enero-septiembre de 2022, la UE se aprovisionó de un 62% más GNL que en 2021. En 2023, en cambio, el aumento ha sido de sólo el 4%.
Los objetivos de la estrategia REPowerEU avanzan lentamente. Ha disminuido la demanda de gas natural en 2023 respecto a 2022. Pero el prestigioso instituto Bruegel calcula que un 35% del descenso cabe atribuirlo a un invierno suave. ¿Por qué la UE compró 484 teravatios/hora (TWh) de gas y GNL a Rusia entre agosto de 2022 y julio de 2023?
La electrificación masiva de vehículos y otros objetivos de la agenda verde van para largo, igual que la guerra en Ucrania. EEUU en 2024 añadirá 336 teravatios/hora (TWh) de capacidad de licuefacción. Europa y España deben seguir apostando por el GNL suministrado por aliados.