Apagón de credibilidad
Este no ha sido solo un apagón eléctrico, ha sido también un apagón gubernamental
Más allá del apagón eléctrico, lo que verdaderamente ha dejado a la ciudadanía sin energía es la opacidad y la incapacidad del Gobierno de Pedro Sánchez para ofrecer respuestas claras y asumir responsabilidades. Este no ha sido solo un apagón eléctrico; ha sido también un apagón gubernamental, la muestra evidente de que la improvisación y la descoordinación en la gestión han sido la nota dominante en una crisis que ha dejado a la población con una inquietante sensación de vulnerabilidad.
La primera comparecencia de Pedro Sánchez se produjo inicialmente para transmitir un mensaje que pretendía ser tranquilizador: el problema se estaba resolviendo, la luz volvería en unas horas. Sin embargo, cinco horas después volvió a hablar para admitir, con una vaguedad exasperante, que no había “información concluyente” sobre las causas del colapso y que no podía garantizar cuándo se restablecería el suministro al 100 %.
Pasábamos así, para asombro de una ciudadanía desorientada y cansada, de la confianza inicial a la incertidumbre absoluta. No solo despistó al personal que esperaba una explicación lógica, sino que alimentó la percepción de que el Gobierno estaba dando palos de ciego. El Gobierno, que presume de que somos una potencia tecnológica, no era capaz de dar una explicación razonable más allá de decir que en apenas cinco segundos se había perdido el 60 % de la energía eléctrica, y que esa era la causa del apagón.
A Red Eléctrica Española (REE), el operador del sistema eléctrico, le ha pasado lo mismo que al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz: le desaparecieron los datos de su móvil como por arte de magia. Y la peña empieza a estar un poco cansada de que, cada vez que se piden explicaciones al Gobierno por algo que le afecta, se nos diga que no hay tales explicaciones porque ha venido el gato y se las ha comido, como quien se come 15 gigavatios de energía.
Dependiente del Estado, REE tiene la responsabilidad de garantizar la estabilidad de la red y el suministro eléctrico. No puede limitarse a decir una vaguedad como que el apagón se ha debido a una “oscilación muy fuerte en los flujos de potencia” de origen desconocido.
Lo que está claro es que la responsabilidad de lo sucedido recae directamente sobre los ministerios competentes: el de Economía y Hacienda, pero especialmente también el de Transición Ecológica, cuya titular es Sara Aagesen.
Desde el Gobierno se nos insta a informarnos por “fuentes oficiales” y no dejarnos llevar por bulos. Pero lo cierto es que los mayores bulos en esta materia han salido precisamente de “fuentes oficiales” y de periodistas que trabajan en medios oficiales, que aseguraban con rotundidad, hace no mucho, que hablar de apagones era un bulo.
Lo cierto es que, ante la falta de credibilidad del Gobierno y sus “medios oficiales”, los ciudadanos comenzamos a creer la hipótesis, cada vez más comentada, de que el apagón se ha debido a una falta de sincronización entre las energías renovables y las fuentes tradicionales en la red eléctrica.
La sensación de vulnerabilidad que ha dejado este apagón no se zanja con explicaciones vagas
En distintos ámbitos de información “no oficiales” se comenta que la red eléctrica llevaba días en “el filo de la navaja” por la sobreproducción de renovables, un problema que el Gobierno parece no querer reconocer. España ha apostado fuerte por la transición energética, con un aumento exponencial de la generación eólica y solar.
Sin embargo, la intermitencia de estas fuentes, combinada con una red que no parece preparada para absorber picos de producción o caídas abruptas, podría haber contribuido al colapso.
Si esto es así, los españoles merecemos una explicación. Y si el problema se debe a que se prefirió sacrificar la estabilidad del sistema eléctrico en aras de cumplir con objetivos climáticos sin valorar las consecuencias, los ciudadanos tenemos derecho a saberlo. La sensación de vulnerabilidad que ha dejado este apagón no se zanja con explicaciones vagas. Desde el Gobierno alguien tiene que dar explicaciones y asumir responsabilidades.
De no hacerlo con rapidez, Pedro Sánchez ahondará aún más en la falta de credibilidad que tanto él como su Gobierno arrastran desde hace tiempo. Seguir gobernados por unos políticos en los que nadie cree es una tragedia para un país. Mayor incluso que quedarnos sin electricidad durante todo un día.