Una agricultora desarrolla un I+D para combatir las mayores sequías
La agricultora valenciana Maite Botella captura con bolsas de plástico el rocío mañanero, una técnica de los ancestros para captar y ahorrar agua
Cada año que veía que los almendros florecían con antcipación, crecía la preocupación en Maite Botella, una agricultora ecológica valenciana que heredó el oficio de sus padres y sus abuelos.
Desde finales de los noventa, Botella sufre en cada cosecha las consecuencias del calentamiento global. No necesita estudios científicos ni métodos de investigación rigurosos. Lo ve cada día en el campo, en sus árboles.
“Cuando tenía menos de diez años, veía cómo los abuelos recogían la almendra en septiembre e incluso algunas todavía no estaban listas y tenías que sacar la cáscara con cuchillo. Ahora ya se puede hacer el primero de agosto sin ningún problema. Es más de un mes de adelanto, una barbaridad”, explica Botella.
I+D casero: una agricultora valenciana recoge el rocío mañanero y lo transforma en agua para sus árboles
Observadora desde niña del mundo rural, está convencida de que sus árboles están cada vez más estresados. Con el fin de los fuertes inviernos, el árbol nunca llega “a dormir” por completo. El invierno es muy importante para los árboles. Supone el momento de descanso que usan para luego despertar y aportar los frutos en primavera. Pero, con el cambio climático, ahora los almendros comienzan a florecer el diciembre y luego vuelven a hacerlo al inicio de la primavera. El resultado económico es desastroso.
“Cuando los inviernos son inexistentes como este año, la producción casi desaparece. El árbol está cansado. Además, el fuego bacteriano (el hongo que afecta a buena parte de los árboles que producen frutos) nunca muere y ataca con más virulencia”, explica la agricultora invitada este viernes a unas jornada de Alianza por el Clima para exponer las consecuencias del cambio climático en la agricultura española.
El ahorro de agua
En Aspe (Alicante), cuenta con siete trabajadores, que pueden alcanzar unos 20 en las épocas de mayor actividad. Todos están dedicados al cultivo de la fruta ecológica: almendras, peras, ciruelos, uva de mesa, melocotones y albaricoques. Pero el cambio climático no sólo afecta los tiempos de florecimiento y producción sino también a los ciclos hídricos. Cada vez sufre más sequías y más severas.
Para mejorar su producción, Botella investigó mejoras en las técnicas de producción e intentó buscar nuevos métodos logrados con investigación y desarrollo. Pero no encontró casi nada. “Ni las empresas ni los organismos invierten en España para combatir las consecuencias del cambio climático en la agricultura. Entonces, decidí hacer algo yo misma”, explica.
Con bolsas de plástico, unas membranas y un sencillo sistema de almacenaje, la agricultora pretende captar el rocío mañanero que puede usarse como agua para regar las plantas. Es un método que recurrían los abuelos cuando los campos del pueblo eran verdes y no semidesérticos como en la actualidad. “Estoy aún desarrollando el sistema. Intento pedir apoyo de ayudas europeas y ya he comprobado que nadie ha investigado en Europa algo parecido”, explica.
También trabaja en un sistema para captar el agua de las lluvias (que cada vez llegan de forma más torrencial) y almacenarla en un sistema subterráneo para después aprovecharlo en los días de sequía.
Todo el mecanismo está siendo estudiado y desarrollado de forma casera, casi rudimentaria, pero da resultados, explica la agricultora. Son los mismos resultados que obtenían sus abuelos cuando cultivaban sus frutos en su época.