La Xunta quiere tener lista la fábrica de reciclaje textil de Sogama en 2026 por 25 millones

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, anunció este viernes que el Ejecutivo autonómico destinará 25 millones de euros “a la construcción y gestión de la primera planta pública de clasificación de residuos textiles de Galicia”, que se localizará en el complejo de Sogama, en Cerceda.

Está previsto que en los próximos días se publique la licitación del contrato para la construcción de la planta, ya que el gasto fue autorizado este viernes en el último Consello de la Xunta del año. La planta se financiará con fondos propios por valor de casi 15 millones de euros y con 10,2 millones de euros de fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. El contrato también incluirá la gestión integral de la instalación por un periodo de dos años, con la posibilidad de ser prorrogado por otros dos más.

Según explicó Rueda, la planta de reciclaje textil tratará, al menos en un primer momento, residuos textiles procedentes tanto de las entidades de economía social como de los contenedores de calle.

Lista en junio de 2026

La previsión es que la nueva planta, ubicada dentro del complejo de Sogama, pueda estar acabada y lista para funcionar en junio de 2026. La empresa adjudicataria tendrá unos cuatro meses de plazo para la entrega y aprobación del proyecto y algo más de nueve meses para la ejecución de la obra.

En la instalación se seleccionará el residuo textil atendiendo a su composición y color. El material seleccionado se enviará a los centros recicladores para la obtención de fibra textil reciclada con la que confeccionar nuevas prendas, aunque también se podrá destinar a otros usos, como la fabricación de material aislante.

En el caso de la parte no reciclable, se procederá a su valorización energética en el propio complejo de Sogama, evitando así su depósito en vertedero, mucho más contaminante.

Desde el 1 de enero de 2025 los ayuntamientos tendrán que implantar la recogida diferenciada de los residuos textiles, quedando prohibida su exportación así como la destrucción de excedentes no vendidos. También se obligará a los productores a incorporar un porcentaje de fibras recicladas para la fabricación de nuevos productos.