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Sánchez impulsará a Besteiro desde el Gobierno ante un posible adelanto electoral en Galicia a marzo
El nuevo Ejecutivo tratará de allanar el camino de Besteiro a las autonómicas con inversiones en Galicia y una mayor visibilidad de la comunidad en Madrid para intentar asestar un duro golpe a Feijóo en el territorio que gobernó durante 13 años
La investidura de Pedro Sánchez ha fijado el terreno de juego para las próximas elecciones gallegas. Los pactos con las formaciones nacionalistas e independentistas han dado una amplia munición a Alfonso Rueda, que se ha volcado, al igual que los otros presidentes autonómicos del PP, en el enfrentamiento con el Gobierno, alertando de una ruptura de la igualdad entre los españoles por la ley de amnistía y las otras cesiones a Cataluña y País Vasco. El escenario, están convencidos en las filas populares, favorece al dirigente autonómico, porque proyecta su figura mediante su oposición a Sánchez y mantiene movilizado a su electorado.
Desde los buenos resultados obtenidos en las elecciones generales en Galicia, donde el PP obtuvo 13 de los 23 escaños en juego, se especula con un adelanto electoral en la comunidad, que el propio Rueda, más consolidado en su liderazgo desde entonces, está alentando. Este viernes, el presidente de la Xunta abrió la puerta de forma clara a que los comicios autonómicos se distancien de las elecciones vascas, a pesar de que ambas citas electorales se realizan conjuntamente desde 2009, con la entrada de Feijóo en el Gobierno gallego. Rueda indicó que “en este momento, no es fundamental”, la coincidencia, lo que avivó, aún más, la teoría de que Galicia acudirá a las urnas durante el primer trimestre de 2024. Sobre el papel, al PP le favorece adelantar en Galicia y a Urkullu agotar el mandato en Euskadi.
Las bazas del PSOE
A la espera de la decisión de Rueda, en los partidos, también en el PP, se da por hecho el adelanto electoral y consideran como fecha más probable marzo o abril del año que viene. Con ese escenario trabajan en el PSOE, que desde tiempo atrás están proyectando la figura José Ramón Gómez Besteiro, uno de los negociadores de los pactos de investidura de Sánchez, para preparar las autonómicas gallegas. Fuentes consultadas por Economía Digital Galicia, aseguran que la voluntad expresada por el propio Pedro Sánchez es la de dar mayor visibilidad a Galicia en el nuevo Gobierno. El PSOE no gobierna el territorio gallego desde la legislatura de 2005 a 2009, cuando Emilio Pérez Touriño y el nacionalista Anxo Quintana lograron arrebatar la Xunta a Manuel Fraga, pero ahora tendría una enorme fuerza simbólica arrebatarle al PP el territorio que gobernó Feijóo durante 13 años con mayorías absolutas.
A la vez que Rueda abría de nuevo las especulaciones sobre una convocatoria inminente, el candidato del PSOE a la presidencia de la Xunta, José Ramón Gómez Besteiro, aseguraba que el próximo gobierno será “100% gallego al margen de la procedencia de los ministros”. Se refería el candidato socialista a la previsión de inversiones en la comunidad, buena parte de ellas ya contenidas en el pacto con el BNG, que el propio Besteiro ha reivindicado con intensidad en las últimas semanas. Fuentes del PSdeG insisten en que el peso de Galicia en el nuevo Ejecutivo irá más allá de los nombres y el origen de los ministros y se centrará en compromisos de inversión de todas las áreas del Gobierno con la comunidad, un hecho que podría allanar el camino de Besteiro hacia San Caetano.
Los ministrables gallegos
Hasta la fecha, la única ministra de origen gallego que parece tener su plaza confirmada es la líder de Sumar, Yolanda Díaz, que previsiblemente mantendrá tanto la cartera de Trabajo como una de las vicepresidencias del Ejecutivo. También es muy probable que repita la coruñesa Nadia Calviño por las filas socialistas, aunque sus atribuciones en el Gobierno podrían tener en esta ocasión una fecha de caducidad temprana, debido a sus aspiraciones por liderar el Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Se da por hecho, del mismo modo, que José Miñones, amigo personal de Sánchez y exdelegado del Gobierno en Galicia y antiguo regidor de Ames, no repetirá como ministro, después de que el pasado marzo fuese nombrado titular de la cartera de Sanidad. Las negociaciones con Sumar colocan como su sucesora a la líder de Más Madrid, Mónica García.
Después de regresar a la vida política tras siete años apartado por causa de las imputaciones a las que fue sometido por la jueza Pilar de Lara (todas archivadas de forma definitiva sin que se llegase a abrir juicio oral), Besteiro ya tuvo un ofrecimiento desde Ferraz para ser ministro de Industria en sustitución de Reyes Maroto. En cualquier caso, en este momento, el diputado por Lugo está centrado en la carrera hacia la Xunta. Por el contrario, en las últimas jornadas, ha ido ganando peso la posibilidad de que Sánchez reclame la presencia en su Ejecutivo de Valentín Gónzález Formoso, alcalde de As Pontes y presidente de la Deputación de A Coruña. El también secretario xeral de los socialistas gallegos se autodescartó como candidato a la Xunta de Galicia para dejar paso a Besteiro.
Otras voces consultadas por este medio, coinciden, no obstante, en indicar que el PSOE lleva ya meses tratando de potenciar la imagen de sus políticos en Galicia, sabedores de la importancia, tanto real como simbólica, de arrebatar la Xunta al PP. Así, por ejemplo, indican que la pretensión desde Ferraz era la de colocar a la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, como presidenta de la FEMP, la Federación Española de Municipios y Provincias, si los números, en este caso, hubieran sido propicios para el partido, algo que finalmente no se produjo.
El optimismo del PP
Curiosamente, aquellos elementos que el PSOE exhibe para impulsar la candidatura de Besteiro, básicamente, los amplios poderes –y presupuestos– que permite estar en el Gobierno central, tienen como contrapartida dar mucha munición al adversario. En el PP están convencidos de que el escenario abierto tras los pactos con ERC y Junts permitirá a Alfonso Rueda revalidar la mayoría absoluta que heredó de Feijóo. Y lo razonan en base a cuatro elementos.
La desaparición de Ciudadanos y el declive de Vox deja en el aire más de 36.000 votos que habían obtenido en las últimas autonómicas y que podrían recalar mayoritariamente en los populares. Si se atiende a las últimas generales, la formación de Santiago Abascal logró 77.000 papeletas en Galicia, pero las encuestas apuntan a que se está desinflando en el conjunto del Estado. Además, la polarización política marcada por el enfrentamiento entre Sánchez y Feijóo, con la Xunta posicionada entre los indignados por la ley de amnistía y los acuerdos con los partidos nacionalistas e independentistas, puede minimizar el impacto de Democracia Ourensana en las autonómicas. Los de Gonzalo Pérez Jácome, además, son un partido más transversal que Vox, pues pueden pescar también votos tradicionalmente socialistas.
También consideran que la confrontación entre el modelo del PP y el de Sánchez favorecerá a Rueda ante un electorado gallego mayoritariamente conservador y al que la Xunta está diciendo que ha sido discriminado por los socialistas. La Lei do Litoral, recurrida ante el Tribunal Constitucional por el Ejecutivo central, la condonación de deuda o los fondos europeos son piezas clave en el relato.
Además, el escenario electoral se perfila con tres fuerzas de izquierda con posibilidades de entrar en el Parlamento gallego: BNG, PSOE y Sumar. En el otro lado del tablero, sin embargo, solo el PP tiene verdaderas garantías de voto útil, pues no es sencillo que Vox o Democracia Ourensana obtengan representación.
Finalmente, los populares creen que el BNG de Ana Pontón, que lidera la oposición en la Xunta con 19 diputados, han tocado techo y no mantendrán la senda alcista de las pasadas autonómicas. Ese frenazo ya se percibió en las generales, donde lograron mantener su único diputado en el Congreso, Néstor Rego, pero se quedaron lejos del objetivo de conformar un grupo fuerte en Madrid debido, en buena medida, a la irrupción de Sumar.