Diez años de debate político y escasas soluciones por la niebla en la A-8

Los cortes en la vía enfrentan a las fuerzas políticas mientras el Ministerio prepara la licitación de un sistema de guía láser para 2025

La Guardia Civil controla el tráfico entre A Mariña y Asturias a través de la A-8 a su paso por Ribadeo (Lugo)

Punto de control de La Guardia Civil de Tráfico en la entrada a la Comunidad gallega a través de Ribadeo, municipio limítrofe con el Principado, en Ribadeo, Lugo. Foto de archivo: Europa Press

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En los verdes pastizales que disecciona la Autovía del Cantábrico a su paso por los municipios lucenses de Abadín y Mondoñedo, cuando la A-8 comienza a empinarse para alcanzar el techo de sus casi 600 kilómetros de recorrido, grandes grupos de caballos salvajes pastan bajo las afiladas sombras de las aspas de los molinos eólicos. Pero no siempre es posible verlos pues aquí, a 698 metros de altura, en el ya emblemático Alto de O Fiouco, la densa niebla acostumbra a cubrirlo todo.

Un aparatoso accidente registrado en la zona como consecuencia de la escasa visibilidad el pasado 10 de agosto, en el que se produjeron dos alcances que involucraron a un total de nueve vehículos y que dejaron cuatro heridos, volvió a reabrir un debate, el de las condiciones de seguridad que presenta para los usuarios dicho tramo de la A-8, que nunca había llegado a cerrarse del todo.

Si bien el accidente se produjo, precisaron después desde la Subdelegación del Gobierno, fuera del tramo de balizas antiniebla -el sistema inteligente implantado en 2022 mediante la instalación de luces led en ambos márgenes de la vía que señalizan la presencia de otros vehículos en la carretera en condiciones de baja visibilidad– el siniestro trajo a la memoria la tristemente célebre colisión en cadena acontecida en la zona el fatídico 26 de julio de 2014.

Aquel día, casi medio centenar de vehículos se vieron involucrados en un accidente múltiple mientras circulaban por al Alto de O Fiouco en dirección Ribadeo que se cobró la vida de una persona y se saldó con más de 40 heridos. El tramo en donde se produjo el siniestro, los 15,9 kilómetros de vía entre Mondoñedo y Carreira -los más caros acometidos nunca en la Autovía del Cantábrico– habían sido inaugurados hacía apenas cuatro meses.

Diez años después, muchas cosas han cambiado en el controvertido tramo de autovía que conecta las comarcas lucenses de A Terra Chá y A Mariña central salvo, tal vez, la impenetrable densidad de sus nieblas.

«Todos estamos de acuerdo en que el trazado en esa parte de la vía fue un error técnico en el diseño de la autovía. Las condiciones de seguridad fueron alarmantes durante un tiempo y hoy son unas condiciones difíciles pero se ha avanzado mucho en seguridad», asegura, en declaraciones a Europa Press y a modo de valoración general, el senador del Grupo Parlamentario Socialista por la provincia de Lugo, César Mogo.

Lo dice «como senador» pero también, puntualiza después, «como usuario habitual» de la vía. Una vía, reconoce, en donde «no es fácil combatir la niebla», pero que se ha ganado, a su juicio, una excesiva mala reputación: «Hubo un accidente dramático hace diez años y ahora recientemente ha habido un accidente, pero tampoco podemos al hilo de un accidente hacer una generalización o una categoría permanente», indica.

Cortes de tráfico

El 12 de julio, en una rueda de prensa convocada por el PSOE provincial para informar de los avances en infraestructuras, la diputada socialista Patricia Otero revelaba que durante el año 2023 el viaducto de O Fiouco tan solo había estado cerrado al tráfico durante «un total de 14 horas». Un dato que contrastaba con las «700 horas» de cierre anuales de períodos anteriores esgrimido para justificar la efectividad de las balizas antiniebla implantadas por el Gobierno central.

La necesidad de proceder al cierre del tramo cuando la visibilidad es casi nula y de desviar a los usuarios por la N-634 se ha convertido ahora, especialmente tras el siniestro de agosto, en el principal foco del debate. El alcalde de Mondoñedo, el popular Manuel Otero, lo tiene claro: «Dejemos de hacer números y de decir que tenemos O Fiouco menos días cerrado y centrémonos en la seguridad de las personas. Según empieza a entrar la bruma, hay que cerrar la carretera», sostiene.

Una tesis que comparte también el BNG, que esta misma semana exigía «soluciones eficaces» al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, titular de la infraestructura. Por medio de su diputado en el Parlamento gallego, Daniel Castro, los nacionalistas solicitaban al Gobierno que «no se obcecara en mantener abierto el tráfico» en O Fiouco para prevenir «graves accidentes» al tiempo que calificaban de «inefectivo» el sistema de balizas automatizadas.

«Esta vez, en agosto, tuvimos dos accidentes. No fue un solo accidente, fueron dos cercanos pero distintos, y eso se podría prevenir cerrando la autovía con precaución. Lo que hay que hacer es arreglar la N-634, porque aún estando abierta la autovía sigue circulando muchísima gente por ahí. Arreglar ese firme sí que es una cuestión vital», manifiesta a Europa Press el regidor de Mondoñedo, el municipio más cercano al controvertido alto de O Fiouco.

Pero las críticas al sistema de balizas antiniebla y al hecho de dejar abierto el paso por la A-8 en condiciones de escasa visibilidad, no terminan de convencer a César Mogo, que acusa a nacionalistas y populares de «tratar de desviar el foco de la cuestión principal». «Mejorar la nacional o habilitar otro carril en la N-634 está bien, pero el objetivo tiene que seguir siendo que se pueda circular por O Fiouco. Yo creo que el tramo se cierra de una manera razonable. Debemos extremar la seguridad, pero no cerrar el paso», asegura.

«El mal ya está hecho»

Si hay algo en lo que coinciden, sin embargo, socialistas, nacionalistas y populares diez años después de la inauguración del famoso tramo, es en que la seguridad pasa por «extremar las precauciones» al volante y en que las soluciones al problema de la niebla en O Fiouco no dejarán de ser nunca parciales.

«Esas nieblas perennes introducen elementos de inseguridad en la conducción que debemos tratar de minimizar al extremo reduciendo la velocidad. Siempre tendremos un problema ahí, pero creo que hemos conseguido atenuarlo», asegura Mogo, mientras Manuel Otero, regidor mindoniense, apuntilla al respecto: «El problema de la niebla en la autovía lo vamos a tener sí o sí, hagan lo que hagan y mejoren lo que mejoren. La autovía ya está hecha, el mal ya está hecho, pero tenemos que poner a disposición de la ciudadanía otras alternativas complementarias».

Y es que es en la propia proyección de ese tramo de la autovía por un alto conocido por su elevadísima concentración de bruma procedente del Cantábrico donde radica, en opinión de unos y otros, la raíz del problema. «Yo no puedo decir por qué se proyectó por ahí, porque había un prototipo que iba por San Andrés de Masma, por un lateral mucho más soleado. Se decantaron por este, pero todos los mindonienses dijimos desde el primer día que eso era de locos», señala Manuel Otero.

Sistema antiniebla

Con el debate sobre las condiciones de seguridad en la A-8 más candente que nunca, el Ministerio de Transportes prepara la licitación en 2025 de un nuevo proyecto llamado a minimizar los efectos provocados por la niebla en O Fiouco.

Un sistema láser de guía de conducción lateral –elegido de entre un amplio abanico de prototipos y opciones– que facilitará la circulación con baja visibilidad e «incremementará notablemente», inciden los socialistas, la seguridad en la vía.

«Creo que la única solución sería lograr disipar esa niebla de alguna manera antes de que entre, porque si no ya es imposible. Todo lo que vaya en beneficio de los usuarios será bienvenido, pero el problema es que cuando ya estás dentro del túnel de niebla, no tienes capacidad de reacción, no ves a tres metros y ya no hay marcha atrás», finaliza, con la misma preocupación que la mayoría de conductores que cruzan O Fiuco envueltos en la bruma, el alcalde de Mondoñedo.

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