Ana Pontón: «Los grandes cambios necesitan tiempo, pero el camino está marcado»

La política también es un estado de ánimo y el del BNG es más jubiloso que el del PSOE, a pesar de que ambos naufragaron en el objetivo de desalojar al PP de la Xunta. Mientras los socialistas revisan la estrategia de campaña y dirimen los cambios internos a aplicar, los nacionalistas tratan de asentar el relato de que han puesto las bases para cuestionar la hegemonía de la derecha en Galicia. Lo consiguieron durante la campaña, pero no en las urnas, que es lo que importa.

En el análisis de los resultados, Ana Pontón ha defendido que la ciudadanía gallega avala el trabajo del partido, por lo que se siente «con más ilusión, más ganas y más fuerza que nunca» para «seguir construyendo este país». Todos los mensajes que ha lanzado la candidata del Bloque a la Xunta van en la línea de mantenerse al frente de la formación tras conseguir su mejor resultado histórico con 25 diputados. Por eso destinó parte de su intervención ante el Consello Nacional a mostrar su agradecimiento a quienes confiaron en el proyecto. «Quiero que sepan que su ilusión y esperanza ha cambiado el país y que nada volverá a ser igual», afirmó.

Este es el relato. No se ha conseguido el cambio, pero ha cambiado todo. «Los grandes cambios transformadores necesitan tiempo, pero el camino ya está marcado y el objetivo está más cerca porque hay una Galicia en marcha», sostuvo Pontón.

Ensanchar el BNG

La dirigente de Sarria, aunque residente desde hace años en Santiago, se ha comprometido a trabajar «con humildad y con más fuerza» para «seguir ensanchando la base social del BNG». Pontón ha sostenido que el resultado del Bloque también ha sido fruto de «un trabajo colectivo», de una organización y una línea política «clara y acertada» que, en su opinión, «se consolidó en una campaña que alimentó una ola de empatía con el BNG».

«Una vez más, volvimos a comprobar que el BNG tiene a la mejor militancia del mundo. Hay que decirlo, porque es cierto: nunca llegaríamos a aquí sin toda la ilusión y esperanza de esos hombres y mujeres que militan en el amor a Galicia«, reivindicó entre aplausos de los miembros del Consello Nacional.

Pontón se siente representante de otra forma de hacer política. Hizo una campaña en positivo frente a quienes los acusaban de predicar el monolinguismo, el separatismo o hasta de tener conexiones con ETA. «La política de las ideas, de la ilusión; frente al insulto, la mentira y la descalificación», propuso la líder nacionalista. A su juicio,  «el enorme caudal de apoyo» recibido el 18 de febrero será «la base sólida para construir una alternativa de futuro en los próximos cuatro años». Usarán esa fuerza, dijo, para defender «la sanidad pública, una enseñanza libre de recortes, una vejez tranquila» o «oportunidades para los jóvenes», así como «una Galicia productiva, implicada en la lucha contra el cambio climático, que coloque la riqueza al servicio del país».

La monarquía absoluta de Rueda

Pontón tiene la impresión de que habrá un PP «más prepotente y absolutista que nunca», además de «incapaz de la más mínima autocrítica ni diálogo para llegar a acuerdos de país». «Tenemos al PP más ultra de todos los tiempos, que seguirá al pie de la letra la estrategia de confrontación que le marcan desde Madrid. Desde el BNG tenemos que hacer una oposición con propuestas y constructiva. Frente al miedo, la ilusión y la esperanza; frente a las mentiras y la manipulación, medidas concretas para mejorar la vida de la gente», reivindicó.

«Los grandes cambios transformadores necesitan tiempo, pero el camino ya está marcado y el objetivo está más cerca porque hay una Galicia en marcha», insistió la portavoz nacional del Bloque. Por este motivo, hizo un llamamiento a «seguir trabajando con ilusión y esperanza» y «tendiendo la mano a todas las personas que quieren construir un país mejor» para que «cada vez más gallegos se sumen al BNG». Y lo harán, ha asegurado, «como hasta ahora, siempre con la mano tendida, una sonrisa y la confianza y el orgullo de ser gallegos y gallegas».

«Lo que siento es un tremendo orgullo de lo que consiguió esta organización. En ocho años pasamos de que nos dijeran que estábamos desahuciados, a romper todos los techos, a conseguir que uno de cada tres gallegos nos apoyaran, a situarnos como alternativa real. Yo ahora tengo más ilusión, más ganas y más fuerza que nunca para seguir construyendo este país. Si algo han hecho los gallegos es avalar el trabajo que estamos haciendo», concluyó.