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Perspectivas desde la encrucijada: el futuro del vehículo eléctrico
El año 2024 debe ser el de la consolidación definitiva de la electrificación en nuestro país, sobre todo teniendo en cuenta que seguimos lejos de la media europea, que casi nos dobla"
Cuando estamos a punto de encarar la recta final del primer trimestre del año, convendría hacer una serie de reflexiones que nos ayuden a comprender cual puede ser el futuro del vehículo electrificado en España. Y hablamos de vehículo electrificado porque no solo vamos a tratar en este somero análisis lo que concierne al vehículo eléctrico puro, sino que vamos a incluir también el resto de alternativas al vehículo de combustión: los vehículos híbridos, híbridos enchufables, gas e hidrógeno.
Lo primero los datos de partida. En enero de 2024 se matricularon en España 83.171 vehículos de todo tipo, un 8,72% más que en enero del año anterior. De este total, 45.000 fueron vehículos de motor diésel o gasolina y el resto, 38.165, fueron vehículos de energías alternativas que representaron casi un 46% del total de vehículos matriculados. Dentro de los vehículos de energías alternativas, los híbridos no enchufables fueron los que más se matricularon, con 26.680 unidades y un 32% de cuota de mercado, frente a los eléctricos puros con un 4,77% de cuota. Para terminar de dimensionar el mercado español de vehículos electrificados señalaremos que mientras en nuestro país su cuota actual de mercado se sitúa en el 12%, en Francia es del 26% y en Portugal el 32%.
¿Qué conclusiones debemos sacar de estos datos en cuanto al futuro del vehículos electrificado en España? La primera es que crecemos, pero a un ritmo muy lento y que el año 2024 no puede suponer un nuevo año de buenas intenciones. Como se reclama desde la patronal del sector, el año 2024 debe ser el de la consolidación definitiva de la electrificación en nuestro país, sobre todo teniendo en cuenta que seguimos lejos de la media europea, que casi nos dobla con un 22,3%. La segunda conclusión, y quizás más preocupante, es que la brecha entre los que aceleran y los que nos quedamos atrás es cada vez mayor.
En Europa el precio medio de un vehículo eléctrico ha aumentado un 39% desde 2015
Ante esta encrucijada en la que España se encuentra, ¿qué deberíamos hacer para revertir estos datos y consolidar el vehículo eléctrico o electrificado como opción de compra? Lo primero es señalar una evidencia: las marcas ya ponen modelos de todo tipo en el mercado y, por tanto, lo que necesario es generar un contexto que incentive su compra, sobre todo teniendo en cuenta que en Europa el precio medio de un vehículo eléctrico ha aumentado un 39% desde 2015. Las recetas para ello hace tiempo que están claras y contrastadas en otros países que sí han empezado hace tiempo a recorrer el camino: sustituir los actuales incentivos por ayudas directas en la compra, una fiscalidad favorable a las empresas con deducciones en el IVA y en el impuesto de sociedades y una mayor agilidad en la puesta en marcha de nuevos puntos de recarga rápida de acceso público.
Pero siendo todas esta medidas sobradamente conocidas, sin embargo, en los últimos tiempos hay una medida que se ha revelado quizás más importante que las anteriores para incentivar a los ciudadanos para que opten al vehículo propulsado por energías alternativas: se llama certidumbre. Los compradores no se comportan igual en el mercado si no saben lo que va a ocurrir en el mes de mayo o en septiembre, tal y como ha ocurrido en Alemania recientemente donde se han eliminado las ayudas para la adquisición de vehículos eléctricos. Todo esto hace que los fabricantes estén pensando seriamente reducir la producción ante la falta de demanda, y si no hay demanda no se vende. La buena noticia es que, según un estudio de la patronal de concesionarios de marcas, un 30% de los españoles podría optar por la compra de un vehículo eléctrico si existiera esa certidumbre que en estos momentos no perciben los potenciales compradores de vehículos.
Sin embargo, en esta encrucijada ante el futuro del vehículo eléctrico la conclusión que parece mas plausible es la del optimismo y la esperanza. Por abrumadora mayoría, todos los estudios y previsiones del sector apuntan a que el bienio 2026/2027 será la fecha que marque el punto de inflexión en la electromovilidad europea y, por ende, española. Las tres claves que llevaran a ello se enmarcan en tres soluciones para la temida incertidumbre que está lastrando el despegue del vehículo eléctrico, a saber: más agilidad y eficacia en los incentivos a la compra, más facilidad para producir vehículos eléctricos que coches de combustión interna y el tiempo de recarga y la autonomía de los vehículos se reducirá y aumentara, respectivamente. Todo ello teniendo en cuenta, además, que las grandes marcas de automoción ya están trabajando con nuevas tecnologías basadas en la Inteligencia Artificial, IoT, digital twins o data space, entre otros, para impulsar la industria. Pero esto es ya otra historia.