Oportunidades en contextos difíciles
La economía gallega, como la española, se enfrenta en 2024 a un escenario incierto que nos obligará no solo a gestionar riesgos sino también a considerar la propia incertidumbre, que entraña mucha más dificultad
En contextos como zonas de conflicto los investigadores enfrentan desafíos prácticos y éticos al realizar trabajo de campo. Sin embargo, realizar investigaciones en entornos difíciles también puede presentar oportunidades. Por ejemplo, la búsqueda en contextos desafiantes puede tener sus ventajas, como facilitar estrategias de búsqueda más efectivas. La búsqueda contextual, que implica capturar proactivamente la necesidad de información de un usuario aumentando la consulta con información relevante, es crucial para dichas estrategias y su efectividad.
Cuando hablamos de «oportunidades en contextos difíciles» en el ámbito empresarial, nos referimos a la capacidad de identificar y aprovechar ventajas o posibilidades de crecimiento en situaciones desafiantes. Esto puede implicar encontrar nuevas formas de innovar, resolver problemas comunes de manera creativa, o incluso expandirse en mercados que podrían considerarse adversos.
El análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas, Oportunidades) es una herramienta clave que las empresas utilizan para evaluar tanto los desafíos como las oportunidades en su entorno, permitiéndoles tomar decisiones informadas y estratégicas. En este contexto, las oportunidades pueden surgir al abordar problemas empresariales comunes de manera efectiva y al anticipar y adaptarse a cambios en el mercado. Además, la capacidad de reconocer el coste de oportunidad, es decir, evaluar los ingresos perdidos al tomar ciertas decisiones, también se considera una herramienta valiosa en la toma de decisiones empresariales.
Después de una guerra, las oportunidades de negocio entre países pueden surgir en varios sectores, dado que, por ejemplo, las necesidades de reconstrucción de infraestructuras dañadas durante el conflicto, como carreteras, puentes, edificios y sistemas de transporte, ofrecen oportunidades para empresas de construcción e ingeniería. La demanda de materiales de construcción, maquinaria, equipos médicos y suministros básicos puede aumentar significativamente, lo que beneficiaría, en este caso, a empresas de manufactura y suministro.
Por otra parte y muy desdeñable, estará la prestación de servicios humanitarios, como suministro de alimentos, agua, refugio y atención médica, puede requerir la participación de organizaciones no gubernamentales y empresas especializadas en logística y ayuda humanitaria.
La revitalización de la economía post-conflicto implica el desarrollo de nuevos proyectos económicos, la atracción de inversiones extranjeras y la promoción del comercio internacional. Por lo tanto, significa oportunidades para las empresas españolas, incluidas las gallegas.
Si nos referimos a Ucrania, por ejemplo, las necesidades post-conflicto incluyen reconstrucción de infraestructuras, suministro de materiales básicos, asistencia médica y rehabilitación económica. Nuestras empresas pueden participar proporcionando tecnología, servicios de construcción, equipos médicos y contribuyendo a la inversión y desarrollo económico del país.
La apertura de Ucrania al comercio internacional crea oportunidades para exportadores, que pueden ofrecer productos y servicios en diversos sectores. Empresas españolas y gallegas ya están mostrando interés y mantienen relaciones comerciales con Ucrania, aunque la situación geopolítica puede influir en estas relaciones.
Desde la Confederación de Empresarios de Galicia consideramos que es crucial para nuestra comunidad autónoma aprovechar estas oportunidades para fortalecer sus lazos comerciales con Ucrania y contribuir a su recuperación económica. En la actualidad, más de 150 empresas gallegas exportan a Ucrania, abarcando diversos sectores productivos, desde el automovilístico hasta maquinaria, equipamiento, moda, etc. Además, las importaciones gallegas procedentes de este país, incluyen combustibles, cereales y aceite.
El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo cifraba en el 2022 en 102,9 millones de euros las exportaciones que Galicia realizó al país centroeuropeo. Los productos más exportados fueron pescado congelado; extractos de café y té; vino y mosto, semilla de girasol y carne y despojos comestibles. En cuanto a importaciones ascienden a 130,7 millones de euros. El aceite de girasol y el maíz fueron los productos más comprados.
Los conflictos geopolíticos causan volatilidad en los mercados financiero
A fin de ayudar a Ucrania en sus esfuerzos de recuperación, reconstrucción y modernización, la UE pondrá en marcha un nuevo mecanismo de apoyo para los años 2024 a 2027. Permitirá proporcionar al país hasta 50.000 millones de euros de apoyo financiero estable y previsible durante ese período.
El Banco Mundial calcula que Kiev necesitará unos 447.000 millones de euros en la próxima década para rehacer infraestructuras, servicios públicos o viviendas. La guerra está costando más de 200 millones diarios. El documento, elaborado también por el Gobierno de Ucrania y la Comisión Europea, señala que el país precisará 15.000 millones de euros solo en 2024, de los cuales solo tiene garantizados 5.500 por sus socios internacionales.
La actividad económica cotidiana ha quedado gravemente tocada después de que los ataques rusos hayan destruido infraestructuras, servicios públicos clave y alrededor del 10% del parque de vivienda, según las estimaciones de los tres organismos. Se requerirán inversiones en vivienda, transporte, comercio, industria, energía, agricultura, que el informe señala como los sectores más afectados. Y en especial en las regiones de Donetska, Kharkivska, Lujanska, Zaporiyia, Khersonska y Kyivska.
El pueblo ucraniano es, por supuesto, el principal perjudicado de esta agresión militar y todos somos conscientes y solidarios con la tragedia humana que se vive: 6.486.000 de refugiados en todo el mundo según los últimos datos publicados por ACNUR (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) han tenido que abandonar sus hogares. Más de 300.000 víctimas ucranianas, incluyendo más de 30.000 civiles.
Desde Galicia, desde España y desde la UE las iniciativas destinadas a apoyar a Ucrania fueron casi inmediatas y se hizo necesario adoptar medidas restrictivas y sanciones que afectan también a nuestras economías. Es fundamental continuar por esta senda y seguir respondiendo de manera cohesionada, oponiendo resistencia a todas las acciones que perseguirán la desestabilización de nuestro entorno.
Rusia y Ucrania son importantes productores de materias primas, y las perturbaciones han provocado una escalada de los precios mundiales, sobre todo de petróleo y gas natural. Los costes de los alimentos se han disparado; el trigo, del que Ucrania y Rusia exportan un 30% mundial, ha alcanzado precios históricos.
El 2024 es un año clave con elecciones en Ucrania, en Rusia, al Parlamento Europeo, en Reino Unido y en EE.UU., que podrán condicionar el desenlace de la guerra. Es nuestro deseo que la adhesión de Ucrania a la UE solicitada el 28 de febrero de 2022 se haga realidad cuanto antes, haciendo posible superar los días de guerra y avanzar en el camino de la reconstrucción y la recuperación. En la CEG encontrarán apoyo incondicional para facilitar la aplicación de las reformas necesarias para la adhesión de Ucrania y, por supuesto, podrán contar con la capacidad y experiencia de nuestras empresas para su recuperación.
Por otro lado, es preciso insistir en nuestra condena enérgica cualquier tipo de ataque armado. La ola de violencia que se está viviendo en Ucrania, en Israel…. Ante cualquier tipo de enfrentamiento bélico, especialmente cuando se perpetra contra la población civil y se violan a discreción los derechos humanos. Debemos instar siempre a soluciones por la vía pacífica y al diálogo. Es lamentable lo que está ocurriendo y terrorífico. El principal problema es humano y partiendo de esa base no queda más que, insisto, lamentar la pérdida de vidas de forma injusta, inhumana. Es intolerable.
Los conflictos geopolíticos causan volatilidad en los mercados financieros, lo que afecta a las inversiones y el comercio exterior de Galicia, de España y de cualquier país del mundo. El conflicto en Oriente Medio, específicamente la guerra entre Israel y el movimiento palestino Hamas, de hecho, está teniendo ya un impacto económico en las empresas, incluso en las de Galicia. El gas se disparó ya el fin de semana, tras estallar el conflicto y subió un 12% y el petróleo también repuntó hasta el 4%.
La incertidumbre y la interrupción de suministros generan preocupaciones en los mercados internacionales, lo que se traduce en un alza de los precios del petróleo, especialmente el crudo Brent. Esto afecta los costes de los combustibles y, en última instancia, se refleja en los precios de la gasolina y el diésel en muchos países, incluido el nuestro. Los inversores y las empresas, a menudo, se vuelven cautelosos. Y es que, si el conflicto se agrava o se extiende a otras áreas, como Irán, podría tener un impacto más significativo en la economía global y la inestabilidad llevar a una mayor volatilidad en los precios de la energía.
Debemos aprender de la historia y hallar una forma de resolver los conflictos por la vía diplomática
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores y la agencia estatal ICEX (España Exportación e Inversiones), hay 2,558 empresas españolas que exportan a Israel, número estable desde 2019. Estas empresas representan diversos sectores, desde tecnología hasta moda y transporte.
Esta inestabilidad genera retrasos en el comercio, interrupciones logísticas y posiblemente una disminución de la demanda de productos y servicios españoles en Israel. Las empresarias y los empresarios estamos preocupados por los riesgos humanos, sociales, culturales y por supuesto por los riesgos económicos asociados al comercio con una región en conflicto.
Algunas empresas globales han optado por cerrar temporalmente sus operaciones en el país debido a preocupaciones de seguridad con consecuencias en la economía local y en la cadena de suministro de empresas asociadas, que van desde transporte, petroleras, bancos, logística, tecnología, consumidor y minorista, entre otros. Entre ellas hay empresas gallegas.
La respuesta de todos los líderes internacionales, ante los acontecimientos, ha sido exigir responsabilidad y contención. Debemos aprender de la historia y hallar una forma de resolver los conflictos por la vía diplomática, evitando a toda costa una escalada aún mayor y lo ha dicho, también, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Vivimos un momento excepcional, porque lo es y porque eran impredecibles hace 6 o 7 años muchas de las cuestiones y circunstancias que hoy condicionan nuestras decisiones, pero no menos importante es abordar el inmediato futuro, el mañana y en particular lo que esperamos para este año 2024 y para los sucesivos.
La economía gallega, como la española, en 2024, como viene ocurriendo en estos últimos años a nivel global, se enfrenta a un escenario incierto que nos obligará no solo a gestionar riesgos (eso ha ocurrido siempre), sino que ahora debemos gestionar o considerar la propia incertidumbre, que entraña mucha más dificultad. Es una oportunidad.
La globalización, la interdependencia de los operadores públicos y privados a nivel mundial y el impacto del todo sobre el todo, hace más patente nuestra vulnerabilidad ante factores que escapan a nuestro control y que no podemos gestionar o incidir sobre ellos, sino preverlos y establecer estrategias que limiten en la medida de lo posible nuestra dependencia o cuando menos que distribuyan el riesgo y la incertidumbre en escenarios diferenciados. Requerimos de nuevas estrategias, más eficientes y eficaces.
La selección de proveedores, la gestión de la producción o la logística, son algunos de los factores sobre los que deberemos trabajar en ese aspecto preventivo y previsivo. Este entorno tan cambiante e incierto, presidido por velocidades inéditas, hace que debamos tomar cualquier proyección económica, como la que hoy vamos a compartir aquí, con cautela y obliga a revisarla con frecuencia.
En este momento, nos encontramos en un contexto en el que la Unión Europea aún no ha revertido las medidas adoptadas para contener la inflación: los tipos de interés siguen elevados y ello ha retraído la demanda y el consumo, reduciendo la capacidad de gasto e inversión. Además, aún se mantiene una inflación subyacente elevada.
Las previsiones para 2024 han ido evolucionando y las últimas cifras que he podido analizar, indican que será un año en el que tanto España como Galicia sigan creciendo por encima de la media de la UE: España en el entorno del 1,5% y Galicia, según diversas fuentes, entre el 1,9 y el 2,1%.
Se espera que la mejora de la evolución económica en nuestro entorno, especialmente de la UE, repercuta en 2024 en una mayor demanda externa. Sin embargo, no podemos dejar de tener en cuenta cuestiones que constituyen a mi modo de ver una amenaza a medio y largo plazo para el desarrollo económico y social. Riesgos que pueden condicionar y que influirán decisivamente en la evolución final de este ejercicio y los siguientes:
- Riesgos geopolíticos: Evolución de los conflictos bélicos en Ucrania y en Gaza. A mayor escalada del conflicto, menor inversión, mayor precio de la energía y mayor inflación.
- Impacto de la situación en el mar Rojo: rotura de las cadenas de suministro, encarecimiento de materias primas y productos…
- Impacto de la desaceleración de la economía China y efecto contagio a Europa.
Existen tensiones geopolíticas significativas en diversas partes del mundo que podrían aumentar el riesgo de conflictos a gran escala. Factores como la rivalidad entre potencias, la competencia por recursos naturales y la proliferación de armas nucleares plantean desafíos para la estabilidad global. Además, la interconexión económica y política entre los países aumenta la posibilidad de que conflictos regionales se conviertan en conflictos más amplios.
Es crucial que la comunidad internacional trabaje en la diplomacia preventiva, la resolución pacífica de conflictos y el fortalecimiento de instituciones internacionales para reducir las posibilidades de una escalada militar a gran escala y que en el medio de todo ello procuremos las oportunidades justas, especialmente para los damnificados y con estrategias más eficientes.