Más plásticos que peces
Cada segundo se vierten 200 toneladas de plástico a los fondos marinos; se estima que para el año 2050 la cantidad de plástico en los océanos llegue a superar la de peces si no se toman medidas
Se estima que para el año 2050, la cantidad de plástico en los océanos superará la cantidad de peces si no se toman medidas. Más de ocho millones de toneladas de este material ingresan a la corriente de desechos cada año, esto es, cada segundo se vierten 200 toneladas de plástico a los fondos marinos. Y el 91% no se recicla, lo que tendrá consecuencias fatales, ya que el plástico tarda 400 años en descomponerse, según Juan Bellas, profesor e investigador del Instituto Español de Oceanografía.
Un estudio dirigido por Alan Jamieson, de la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido, descubrió que muchos, si no la mayoría de los organismos de las partes más profundas del océano, habían ingerido plástico. La ingestión de plástico varió del 50 al 100% de las muestras. En la Fosa de las Marianas, por ejemplo, la más profunda del mundo a 10.994 metros, se comprobó que el 100% de los organismos habían ingerido fibras plásticas o semisintéticas.
El Mediterráneo es el vertedero más grande de Europa y en él se pueden encontrar infinidad de estos restos. En concreto, el estrecho de Mesina, en Italia, es la zona del Mar Mediterráneo que más residuos alberga en sus profundidades. “En cada metro cuadrado del Mediterráneo se ha encontrado plástico”, aseguran en Greenpeace.
Los océanos, vastos e inmensos, han sido durante mucho tiempo considerados como una fuente inagotable de recursos y un símbolo de vida y abundancia. Sin embargo, en las últimas décadas, hemos sido testigos de este creciente problema, que amenaza la salud y el equilibrio de nuestros mares.
El reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), titulado “Microplásticos en la pesca y acuicultura: Estado del conocimiento sobre su presencia e implicaciones para los organismos acuáticos y la seguridad alimentaria”, pone de relieve los efectos de estos residuos en nuestra alimentación y salud. Además, examina las posibles consecuencias en la productividad pesquera y aborda el uso generalizado del plástico en los sectores pesquero y acuícola, así como las fuentes de contaminación con microplásticos derivadas de estas actividades. La FAO estima que el 67% de la contaminación plástica de los ambientes marinos proviene de 20 ríos, principalmente de Asia.
La pesca y la acuicultura son sectores que también contribuyen a la contaminación plástica en los océanos. El uso generalizado de plásticos en estas actividades, como redes de pesca y jaulas para la acuicultura, así como la gestión inadecuada de los desechos plásticos generados, son fuentes significativas de contaminación.
Estas diminutas partículas de plástico, que pueden provenir de diversas fuentes como productos de higiene personal, textiles sintéticos y desechos plásticos descompuestos, son ingeridas por organismos marinos y pueden acumularse a lo largo de la cadena alimentaria. Esto no solo afecta a la salud de los animales marinos, sino que también tiene implicaciones para la seguridad alimentaria humana, ya que los peces y mariscos contaminados con microplásticos pueden terminar en nuestros platos.
La toxicidad de los plásticos es, sin duda, el problema más grave para nuestra salud
Según datos de la asociación de fabricantes de plástico PlasticsEurope, las principales aplicaciones de este material son embalaje o empaquetado (39,9%), construcción (19,7%), sector automovilístico (8,9%), electricidad y electrónica (5,8%), agricultura (3,3%) y otras aplicaciones (incluyendo electrodomésticos, muebles, deportes, salud y seguridad) (22,4%).
Tal es la situación que en Documentos TV han emitido un programa titulado “Plásticos: ¿hacia un suicidio colectivo?”. Porque, a pesar de la situación, la producción y consumo de estos productos sigue una progresión geométrica.
Como pasa también con la contaminación atmosférica, la industria petrolera ha optado por sus elevados beneficios en lugar de por la salud de la población mundial y la agonía de nuestros océanos. A pesar de que científicos de todo el mundo alertan de los nocivos riesgos del plástico sobre nuestra salud y el medio ambiente.
De los 8.300 millones de toneladas de plástico producidas, 6.000 millones se han convertido en residuos. Además, la recogida y selección de plástico no son eficaces. Tan solo el 16% llega a los centros de reciclaje y, concretamente en Europa, cerca de la mitad de esos materiales no son aptos para el reciclado.
Según lo manifestado en dicho documental, la toxicidad de los plásticos es, sin duda, el problema más grave para nuestra salud. Decenas de miles de sustancias químicas peligrosas están presentes en los alimentos que comemos y en los envases reciclados que los contienen. Esto es, la contaminación plástica representa una amenaza directa para la vida marina, la seguridad alimentaria y el equilibrio ecológico.
La nefasta gestión de este material convierte al plástico en uno de los principales retos de nuestra sociedad. La realidad de que habrá más plásticos que peces en nuestros océanos es una perspectiva alarmante que deberíamos enfrentar con urgencia, aunque ya vemos y sabemos en qué otros menesteres están nuestros intereses.
Nos hemos rodeado y hecho dependientes del plástico, convirtiéndolo en una especie de profiláctico, en este caso, no para preservarnos de una enfermedad sino todo lo contrario, de la vida.