La UE, ausente y sin relato sobre Ucrania
En las negociaciones al más alto nivel que se están desarrollando para alcanzar la paz en Ucrania, la comunicación es clave para posicionar intereses, influir en las decisiones y evitar malas interpretaciones que puedan agravar el conflicto

El presidente de EEUU, Donald Trump, y el secretario de Comercio de EEUU, Howard Lutnick
Si hay algo claro en la gestión de una crisis es que las estrategias reactivas son, en la mayoría de las ocasiones, un preámbulo de pérdida de posicionamiento y, consecuentemente, de pérdida de influencia y de debilidad negociadora. Es lo que está ocurriendo ahora con la UE, que se está enfrentando desde la llegada de Trump al poder a un desafío en todos los órdenes, y especialmente en términos de comunicación estratégica, que le está provocando su marginación en las negociaciones sobre Ucrania.
Estados Unidos y Rusia se sentaron esta semana las bases para alcanzar un acuerdo de paz en Riad. Un encuentro que, al parecer, no dio grandes resultados… salvo uno: la estrategia de Estados Unidos de ningunear a Europa.
En una negociación al más alto nivel, y esta lo es, la comunicación es clave para posicionar intereses, influir en las decisiones y evitar malas interpretaciones que puedan agravar los conflictos. Y la actitud reactiva de la UE, que ha sido incapaz de tomar decisiones que implicasen a todos los agentes, le está provocando un grave daño reputacional como bloque influyente en el planeta.
Si lo analizamos en términos de comunicación, a la UE le está faltando claridad y coherencia en sus mensajes. Lo vimos esta semana en la cumbre convocada con Macron; tras el encuentro, se evidenciaron las contradicciones entre los diferentes líderes y países miembros. No vemos una narrativa propia que pueda liderar una negociación. La UE se está limitando a reaccionar a lo que dicen los otros actores, algunos de los cuales no tienen reparos en hacer declaraciones públicas que se saltan de forma flagrante la soberanía de Ucrania.
La actitud reactiva de la UE le está provocando un grave daño reputacional como bloque influyente en el planeta
En cuanto al liderazgo, pilar básico en una negociación, Macron está haciendo el esfuerzo que ningún otro líder europeo se ha atrevido hacer, pero hasta ahora está claro que no está a altura de los portavoces de Rusia y EE.UU.
También es evidente que en la estrategia de la Unión no hay un plan de comunicación consensuado. Lo vemos en España, donde las diferencias internas de nuestro Gobierno están generando mensajes contradictorios fruto de las diferentes posturas ideológicas de cada uno de sus miembros. Y también lo vemos en la falta de un relato que debería estar ya presente tanto en los medios de comunicación tradicionales como en redes sociales de toda la Unión.
Es cierto que, como escribió Herb Cohen, asesor entre otros de Nixon, “el tiempo puede ser un factor clave en una negociación”; dilatar o acelerar la comunicación puede ser una herramienta efectiva de presión. Pero en el caso de la UE, tengo la percepción que la dilación en este conflicto es más producto de la incapacidad que de la estrategia.
Sin querer ser pretencioso, creo que la Unión Europea, que antes o después tendrá su papel en este conflicto, debe acelerar procesos que influyan en las negociaciones elaborando un relato común y compartido que, a través de la diplomacia pública, se haga presente en foros globales, en medios de comunicación influyentes y en redes sociales.
Creo que es una muy buena estrategia buscar los apoyos de terceros países influyentes como Canadá o Japón, que refuercen la posición europea. Y, a medio plazo, atraer y movilizar a líderes americanos que comulgan con la posición europea y que están en el Congreso y en think tanks influyentes.
La UE tiene la obligación de recuperar su posición como un actor de primer nivel en este proceso de paz y mostrar sus fortalezas, que son muchas. Porque los peligros son muchos. Oleksandra Matviichuk, Premio Nobel de la Paz 2022, lo comenta esta semana en un diario español: “El apetito crece cuando comes. Y los dictadores siempre tienen la misma lógica, atacan cuando ven debilidad”.