La revolución comunicativa del papa Francisco

Más allá de las creencias, el papa Francisco deja un legado monumental reflejado en sus escritos de la importancia que la comunicación tiene para cualquier institución

El Papa Francisco frente a un altar

Aunque esperado, el fallecimiento del papa Francisco ha provocado un fuerte impacto en la opinión pública global. La trascendencia personal y pastoral de su papado marcará, sin duda, los pilares de una institución que ha enfrentado cambios profundos con su gestión, aunque, probablemente para algunos, lejanos a lo que se esperaba al inicio de su mandato.

Pero un aspecto que sí ha transformado de forma sustancial ha sido la forma de comunicar. No solo de él como “CEO” de la organización, también desde la parte “corporativa” si lo analizamos desde la institución vaticana.

Su liderazgo ha estado marcado por un estilo cercano y humilde en cuanto a los contenidos de sus mensajes, rechazando la pompa, con un lenguaje sencillo, buscando mayor autenticidad y espontaneidad en cada comunicación.

Además, ha desarrollado una gestión enfocada a unificar mensajes a través de lo que era el confuso entramado comunicativo que tenía la institución vaticana hasta su llegada. En 2015, el papa Francisco unificó nueve organismos de medios (entre ellos L’Osservatore Romano, Radio Vaticano, TV, prensa, web…) bajo un solo Dicasterio para la Comunicación. La meta no fue solo ahorrar costes, sino crear una “institución verdaderamente nueva” capaz de responder de modo coordinado a la “convergencia digital” y a los retos del siglo XXI”.  Utilizando sus palabras, “la reforma no es pintar de nuevo lo viejo, sino dar otra forma a las cosas… con violencia, con una violencia buena”.

La internacionalización de sus mensajes ha sido otra de las tónicas que ha marcado su papado. “Vatican News” reorganizó sus plataformas sociales. En la actualidad tiene millones de seguidores en diferentes perfiles en Facebook, Twitter, YouTube e Instagram, ofreciendo contenidos en seis idiomas y consolidando un “Global Page”, que agrupa a más de 4 millones de usuarios. Su estrategia: que el Evangelio llegara con rapidez y coherencia a públicos (stakholders) muy diversos.

Otra de las características de su comunicación fue la escucha activa. Su historia personal vinculada a su etapa previa al papado, cercana al trabajo en la periferia de su Buenos Aires natal, al contacto con la emigración y los marginados, puso en valor la necesidad de escuchar “con el oído del corazón” y de reconciliar verdad y caridad. Esa orientación se ha visto reflejada en uno de los eventos más importantes para la fe cristina como fueron sus Jornadas Mundiales de las Comunicaciones Sociales donde, año tras año, insistió en el rigor frente a la posverdad, la responsabilidad ética del periodista, la sabiduría del corazón ante la inteligencia artificial y la urgencia de tender puentes entre las personas.

Por último, la gestión de las crisis. La forma de afrontar la enfermedad que ha provocado su fallecimiento ha sido un ejemplo de cómo combinar transparencia informativa con respeto a su privacidad. Con el uso de conferencias de prensa, de mensajes públicos para mantener informada a la opinión pública, e incluso de una fotografía rezando que sirvió de bálsamo paliativo para la comunidad católica, se dio una clase de gestión de crisis y de cómo los mensajes mediante la transparencia y la escenificación fueron fundamentales para combinar con éxito la demanda informativa de la opinión pública.

Más allá de la fe personal de cada uno, el legado que deja Jorge Mario Bergoglio como 266 papa de la historia del cristianismo, marca un antes y un después en la forma de comunicar de esta institución.

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