La energía y el clima

Creo que la COP28 y la UE deberían haber sido más ambiciosos, especialmente la primera, pues este año 2023 ya se alcanzó un aumento de 1,5 grados en la temperatura media mundial

Imagen de diferentes dirigentes mundiales reunidos en la cumbre del clima COP28 que tuvo lugar en Dubai el pasado mes de diciembre / Consejo Europeo

Imagen de diferentes dirigentes mundiales reunidos en la cumbre del clima COP28 que tuvo lugar en Dubai el pasado mes de diciembre / Consejo Europeo

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La semana del 11 al 17 de diciembre ha sido una gran semana para nuestro mundo, especialmente para la Unión Europea. Ha habido dos posicionamientos muy relevantes, por un lado, la COP28 cerró un acuerdo el día 13 de diciembre, y por otro, el Parlamento Europeo, el Consejo de la UE y la Comisión Europea han alcanzado un acuerdo político para reformar el mercado comunitario de la electricidad.

Veamos que aporta cada uno de ellos. El acuerdo del cambio del clima se cerró con un texto final sobre la transición para la eliminación de los combustibles fósiles que fue ratificado por los 198 países que tenían delegados en esta cumbre. En él se recoge hacer una transición equitativa y ordenada con el objetivo de tomar acciones esta década y conseguir el cero neto en el 2050. Aunque no se utilizó la palabra “eliminación” de los combustibles fósiles, es evidente que esta “transición” conlleva a esta eliminación, aunque no fija el plazo.

Recoge también “la necesidad de una reducción profunda rápida y sostenida de las emisiones en línea con el objetivo de 1,5 grados” Lo más concreto que establece el acuerdo es el compromiso que en el 2030 se triplique la capacidad de las energías renovables.

Pero, ¿cuáles son los aspectos más controvertidos sobre los que han incidido, por su limitación, expertos y organismos que pretendían más concreción y por supuesto la eliminación a una fecha fija, del uso de los combustibles fósiles?

El acuerdo tiene muchas lagunas que permiten prorrogar el uso de los combustibles fósiles, más allá del año 2030

La primera observación, es que el acuerdo tiene muchas lagunas que permiten prorrogar el uso de los combustibles fósiles, más allá del año 2030. La observación que yo considero más relevante es la falta de acciones, es decir, de llevar a la práctica estos deseos en todos los países. Pasar a la acción sin medios es imposible. Pensemos en el continente africano, cómo, muchos países del mismo, ¿pueden llevar a cabo la implementación de estas medidas? Les faltan recursos económicos, tecnológicos, equipos, técnicos, etc. Muy difícil.

No obstante, en mi opinión, ha sido un gran avance y esta reunión de la COP28 será recordada como señaló el máximo responsable de cambio climático en la ONU, Simon Stiell, como “el principio del final de los combustibles fósiles.”

En cuanto a la reforma del mercado eléctrico europeo, éste contempla tres objetivos principales, que los precios de la electricidad dependan menos de los volátiles precios de los combustibles fósiles, especialmente el gas, proteger a los consumidores de las subidas de precios y acelerar el despliegue de las energías renovables.

En lo referente al control de los precios, aparecen una serie de medidas, las más relevantes: se define cuando se puede declarar una crisis de precios de la electricidad con los criterios para su declaración y con las medidas que se pueden adoptar. Para paliar la volatilidad de los precios se impulsan instrumentos como los PPA’s, es decir, acuerdos de consumidores y productores de electricidad, con precios determinados para periodos largos de tiempo, normalmente entre 5 y 15 años.

Aparecen los contratos por diferencia (CfD) que permiten que el Estado acuerde un precio estable por la compraventa de electricidad, en un plazo fijo, con un generador y después se ajusta el precio final del mercado, mediante diferencias positivas o negativas, según haya sido más alto o más bajo del acordado.

Solamente serán aplicables a las nuevas instalaciones de energía eólica, solar, geotérmica, hidroeléctrica, sin embalses y energía nuclear, y a las que amplíen su capacidad y extiendan su vida útil. Aquí se ve el apoyo de Francia a su parque nuclear. Establece también un periodo de transición para la puesta en marcha de los CfD’s, y su utilización para contener los precios de los clientes finales bien en apoyo directo o en inversiones.

El segundo objetivo: protección a los consumidores vulnerables. Se establecen dos escenarios: cuando se declare una crisis, los Estados podrán reducir aún más los precios de la electricidad para los clientes vulnerables y desfavorecidos y, en situaciones normales se impide que las compañías puedan unilateralmente cambiar contratos y que los Estados miembros asegurarán que los consumidores estarán completamente protegidos contra las conexiones.

Y referente al tercer objetivo, acelerar el despliegue de las energías renovables, se consigue por dos criterios establecidos, uno, el ya señalado de los PPA’s y otro, en el que se establece la posibilidad de utilizar el mecanismo de financiación de energías renovables de la Unión para organizar subasta a nivel europeo. Con ella se pretende ayudar a alcanzar el objetivo de renovables de Europa para el 2030, una mínima del 45,5% y otra deseable del 45%.

Como resumen de todo lo anterior, creo que en ambos casos la COP28 y la UE deberían haber sido más ambiciosos, especialmente en la primera, pues este año 2023 ya se alcanzó un aumento de 1,5 grados en la temperatura media mundial, pero, aun así, creo que son dos noticias muy relevantes para Europa y para la gestión climática de nuestro mundo y, por ende, para la humanidad presente y futura.

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