La conciliación familiar y profesional en Galicia, una asignatura pendiente
La implementación de políticas efectivas que respondan a las necesidades de las empresas familiares, el relevo generacional, y las diferencias entre lo rural y lo urbano es crucial para lograr un equilibrio real que beneficie tanto a las familias como a la economía gallega
En el mundo empresarial gallego, uno de los grandes desafíos sigue siendo la conciliación entre la vida familiar y laboral. Aunque en los últimos años se han tomado medidas importantes, tanto por parte del Gobierno como de las empresas, aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar un verdadero equilibrio.
Galicia, con su tejido empresarial compuesto en gran medida por empresas familiares, enfrenta una serie de demandas específicas en este ámbito, donde el relevo generacional, la herencia del conocimiento y las diferencias entre el entorno rural y urbano juegan un papel determinante.
Las empresas familiares en Galicia no solo son vitales por su capacidad para generar empleo. Según los datos más recientes de la Asociación Gallega de la Empresa Familiar (AGEF), las empresas familiares en Galicia representan el 92,4 %. En total, dan trabajo a unas 447.000 personas en toda Galicia. Tan solo en la provincia de Lugo proporcionan empleo a aproximadamente 55.000 personas; en A Coruña, Pontevedra y Ourense suman 392.000 personas. Las empresas familiares son una parte fundamental del tejido empresarial de Galicia, generando el 86 % del empleo privado en la comunidad.
Sin embargo, el 90 % de estas empresas se enfrenta al riesgo de desaparecer por falta de sucesores. Esta falta de relevo no solo tiene implicaciones para la supervivencia del negocio, sino también para la herencia de un conocimiento valioso que, en muchos casos, ha sido transmitido de generación en generación, y cuya pérdida afectaría gravemente a la competitividad de la economía gallega.
En Galicia, muchas empresas familiares enfrentan serios desafíos debido a la falta de herederos que continúen con el negocio. La ausencia de sucesores es una de las principales razones por las que se venden las empresas familiares. De hecho, 8 de cada 10 ventas de estas empresas se deben a la falta de alguien que las continúe.
La fiscalidad de las herencias también juega un papel importante. La carga fiscal puede ser considerable, lo que obliga a los contribuyentes gallegos a planificar cuidadosamente la sucesión para evitar problemas financieros que puedan llevar al cierre del negocio.
La falta de un plan de sucesión es un problema crítico. Muchas empresas familiares en Galicia y en toda España están en riesgo de desaparecer por no tener un plan adecuado para la transición a la próxima generación.
El relevo generacional en las empresas familiares en Galicia enfrenta varios retos significativos., como la falta de planificación. No contar con un plan de sucesión bien definido pone en riesgo su continuidad cuando el fundador o los actuales líderes deciden retirarse. Los potenciales herederos/as a menudo tienen intereses profesionales diferentes y prefieren seguir carreras fuera de la empresa familiar, lo que complica el proceso de sucesión. Los conflictos familiares pueden dificultar la toma de decisiones y la implementación de un plan de sucesión exitoso.
Desde la CEG consideramos que para atajar el problema, se requiere, evidentemente, una planificación anticipada. Es crucial desarrollar un plan de sucesión con tiempo, involucrando a todos los miembros relevantes de la familia y definiendo roles claros para los sucesores potenciales.
Otro aspecto fundamental es invertir en la formación de las personas herederas para que estén preparados para asumir responsabilidades dentro de la empresa. Por otra parte, contratar consultores especializados en sucesiones de empresas familiares para facilitar el proceso y mediar en posibles conflictos.
El 90 % de las empresas familiares se enfrenta al riesgo de desaparecer por falta de sucesores
Las consecuencias en el futuro más inmediato, por desgracia, incluyen el cierre de empresas. Sin una sucesión adecuada, muchas empresas familiares podrían cerrar, afectando negativamente la economía local. Y el cierre de estas empresas, por ende, puede llevar a la pérdida de empleos y disminuir la estabilidad económica en la región. Y además se puede suscitar el cambio de propiedad: algunas empresas pueden ser vendidas a inversores externos si no se encuentra un heredero dentro de la familia.
Pero volviendo a la cuestión principal, cuando se trata de conciliación, las cifras revelan una realidad desigual entre hombres y mujeres. A pesar de los avances en igualdad, las mujeres siguen asumiendo la mayor parte de las responsabilidades familiares. Según datos nacionales, cerca del 60 % de las mujeres solicita reducciones de jornada para cuidar de sus hijos o familiares dependientes, mientras que solo el 6 % de los hombres lo hace. Esto refleja un sesgo estructural en las medidas de conciliación, que aunque disponibles en teoría, son mayormente utilizadas por las mujeres, lo que perpetúa una desigualdad en el ámbito laboral y profesional.
Este desequilibrio genera un círculo vicioso: las mujeres tienen más dificultades para avanzar en su carrera, lo que afecta tanto a sus ingresos como a su acceso a puestos de liderazgo. Las empresas deben comprometerse con políticas más inclusivas y equitativas que promuevan una distribución más justa de las responsabilidades familiares entre hombres y mujeres. La Confederación de Empresarios de Galicia ha insistido en la necesidad de implementar medidas de conciliación que no penalicen a quienes optan por ellas, con énfasis en el rol de las mujeres empresarias y autónomas.
En Galicia, se han puesto en marcha algunas iniciativas para mejorar la conciliación, como incentivos fiscales para empresas que ofrecen horarios flexibles, la promoción del teletrabajo y la inversión en servicios de guarderías. Sin embargo, sigue habiendo un déficit significativo en la disponibilidad de estos servicios, especialmente en las zonas rurales. El coste y la accesibilidad de las guarderías son temas críticos, ya que muchas familias, en especial en áreas menos pobladas, no tienen fácil acceso a ellas. Además, la atención a personas dependientes, otro factor crucial en la conciliación, se enfrenta a limitaciones similares, con una oferta de servicios insuficiente y poco adaptada a las necesidades rurales.
Las desigualdades entre las zonas rurales y urbanas son notables en cuanto a los recursos disponibles para la conciliación. Mientras en las ciudades se observa un incremento en los servicios de apoyo, como guarderías y centros de día, en el rural, la situación es mucho más precaria. Esta falta de infraestructuras y servicios en las áreas rurales de Galicia acentúa la despoblación y el envejecimiento de la población, al mismo tiempo que dificulta la permanencia de las familias jóvenes, quienes se ven obligadas a mudarse a zonas urbanas donde puedan conciliar mejor sus vidas laborales y familiares.
Otro factor clave en la ecuación de la conciliación es la tendencia al descenso de la natalidad en Galicia. Esta tendencia, que refleja una dinámica a nivel nacional, pone en riesgo la sostenibilidad de muchas empresas familiares. En un contexto donde cada vez nacen menos niños, los futuros relevos generacionales dentro de las empresas no están garantizados, lo que puede agravar aún más los problemas de sucesión y continuidad empresarial.
Para las personas autónomas de entre 30 y 45 años, la conciliación es un reto constante. Este perfil, que incluye tanto a mujeres como a hombres, exige más flexibilidad y apoyo para poder balancear la vida laboral y familiar. Una de las demandas clave es la mejora de las infraestructuras de cuidado infantil y atención a personas dependientes, así como la creación de redes de apoyo entre empresas y gobiernos locales que fomenten el teletrabajo y las jornadas laborales reducidas sin pérdida salarial.
En definitiva, la conciliación familiar y profesional sigue siendo una asignatura pendiente en Galicia. La implementación de políticas efectivas que respondan a las necesidades de las empresas familiares, el relevo generacional, y las diferencias entre lo rural y lo urbano es crucial para lograr un equilibrio real que beneficie tanto a las familias como a la economía gallega.