Inteligencia artificial y salud en el trabajo

Las grandes posibilidades de integración y procesamiento de información de la IA prestarán importantes aportaciones a la prevención de riesgos laborales proporcionando modelos que puedan ser aplicados

Inteligencia Artificial

En este primer cuarto del siglo XXI nos encontramos con unos enormes avances tecnológicos que han facilitado lo que hemos dado en llamar inteligencia artificial (IA) y que consideramos que afectará a todos los aspectos de nuestra vida.

El mundo del trabajo, dimensión de primer orden en nuestra vida, se verá afectado en múltiples aspectos por la IA. En este artículo queremos centrarnos y destacar principalmente su papel e incidencia en la salud de los trabajadores y en la prevención de los riesgos laborales por ser aspectos fundamentales en torno a los cuales se desarrolló una gran sensibilidad a partir del fin de la II Guerra Mundial, en la égida de lo que conocemos como el welfare state que trató de promover las condiciones económicas y el bienestar social de los trabajadores.

La preocupación por las condiciones de trabajo y la salud de las personas llevó a una amplia serie de medidas promovidas por la Organización Internacional del Trabajo, por los Estados, por una amplia serie de organizaciones, asociaciones, sindicatos y por supuesto por las propias empresas.

Las empresas pueden utilizar la IA para simplemente aumentar su producción, pero también la pueden y deben poner al servicio de la facilitación del trabajo de los empleados, evitando por ejemplo los movimientos rutinarios y penosos, mejorando de este modo la salud de los trabajadores y permitiendo su creatividad.

En esta perspectiva tenemos que tener en cuenta que la salud laboral, como la salud en general, no es simplemente un estado de ausencia de enfermedad, sino que supone un estado de bienestar.

Las aplicaciones de la IA a la empresa ya tienen un cierto recorrido con la robotización y están prestando un buen servicio mediante la creación de robots que pueden desarrollar tareas penosas y peligrosas para los trabajadores. Esta contribución irá pareja con el mismo desarrollo de la IA. Así hoy, por ejemplo, el trabajo de los bomberos en la extinción de incendios y en las catástrofes naturales ha quedado muy facilitado por la creación de drones.

Las aportaciones de la IA no se centran sólo en los aspectos más físicos del trabajo sino también en los aspectos de la salud mental

Es evidente que dadas las grandes posibilidades de integración y procesamiento de información de la IA prestarán grandes aportaciones a la prevención de riesgos laborales proporcionando modelos que puedan ser aplicados, por ejemplo, en la detección de fallos en el uso de equipos de trabajo y en avisos o alarmas en tiempo real. En este sentido, la evitación de accidentes laborales puede ser enorme.

Pero las aportaciones de la IA no se centran sólo en los aspectos más físicos del trabajo sino también en los aspectos de la salud mental y los riesgos psicosociales.

En este sentido, el reconocimiento de voz e imagen y de otras variables puede ser de gran valor en la identificación de emociones y estados de ánimo. Se podrán detectar estados de agotamiento, de estrés, de ansiedad, de violencia.

Somos conscientes de que la evolución de nuestros hábitats y de los entornos laborales conduce muchas veces a fuertes exigencias emocionales sobre todo en ciertas profesiones como pueden ser las de asistencia sanitaria. El desequilibrio entre la vida laboral y personal también puede producir carga excesiva de trabajo y horarios impredecibles.

Lo que es evidente es que el desarrollo de la IA debe ir acompañado por una de las ideas fuerza de las últimas décadas, la de la formación continua. Es algo ineludible en estos tiempos de cambio, para el trabajo y para toda la sociedad. Los fuertes movimientos migratorios internacionales pueden encontrar también aquí una importante fuente no sólo de integración laboral sino también social.

Tenemos que ser conscientes que estos avances propiciados por la IA contribuyen no sólo a la mejora de las condiciones de trabajo sino también a la dignidad humana, dejando un amplio horizonte para que hombres y mujeres puedan desarrollar su creatividad y desplegar sus capacidades y habilidades.

Este panorama de posibilidades que acabamos de presentar significa también un acicate para las Escuelas de Relaciones Laborales y Recursos Humanos. `

Desde sus actividades de formación e investigación tienen que contribuir a un desarrollo armónico de la IA asumiendo que ésta tiene que estar siempre al servicio de las personas.

Las enormes potencialidades de la IA, pero también ciertos riesgos que la acompañan, imponen un desarrollo ético de sus aplicaciones. En este cometido y desde una perspectiva geopolítica, en estos tiempos de incertidumbre, es necesaria una apuesta decidida y conjunta de la Unión Europea por su adecuado desarrollo.

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