IA con ‘sentidiño’, pero sin herramientas: Galicia entre la ambición y la realidad

Galicia está legislando sobre una materia para la que no tiene competencia legal ni, en muchos casos, capacidad profesional real

Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia

Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia

Ey Tecnófilos!, ¿qué está pasando por ahí? El pasado 4 de abril se publicó en La Voz de Galicia una tribuna firmada por Julián Cerviño Iglesia, Director de la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia, titulada con tono cercano y bienintencionado: “Unha lei de intelixencia artificial de Galicia con sentidiño”. En ella se presenta la recién aprobada Lei 2/2025, supuestamente pionera a nivel autonómico, que pretende regular el uso de la inteligencia artificial por parte de la administración pública gallega.

La intención es loable: dotar de un marco ético, normativo y organizativo al uso de la IA. El problema es de fondo: Galicia está legislando sobre una materia para la que no tiene competencia legal ni, en muchos casos, capacidad profesional real. Se legisla desde el voluntarismo, más como gesto político que como herramienta operativa. Una vez más, jugamos a ser los más modernos sin tener ni el martillo ni los clavos para construir nada.

Legislar sin competencia: el arte de parecer modernos

La inteligencia artificial es una materia transversal que afecta a sectores estratégicos y sensibles: sanidad, justicia, educación, empleo, defensa de datos personales. Por tanto, su regulación está sujeta a marcos jurídicos estatales y, sobre todo, europeos. Pretender desde una comunidad autónoma imponer criterios vinculantes al respecto es, como mínimo, ilusorio. Como máximo, puede suponer una distorsión normativa que dificulte el desarrollo real.

No es la primera vez que una autonomía intenta llenar el vacío regulatorio nacional con una ley propia, pero cuando se trata de IA, el riesgo es mayor. Porque aquí no solo se legisla sobre procedimientos o recursos: se trata de definir los límites del uso de tecnologías que aprenden, deciden y afectan directamente a las personas. Hacerlo sin competencias jurídicas ni base técnica sólida es, simplemente, irresponsable.

Poco talento, menos medios, mucha pose

La otra gran grieta del planteamiento es la falta de capacidad profesional en el ámbito público gallego. La IA no se activa por decreto ni se implementa con discursos. Se necesita infraestructura, talento técnico, inversión sostenida, colaboración público-privada y una cultura institucional orientada al dato. Ninguna de estas condiciones está mínimamente asegurada hoy en día en la mayoría de administraciones locales o regionales.

Las herramientas de IA en Galicia, cuando existen, se limitan en muchos casos a experimentos muy básicos. La mayoría de los sistemas públicos siguen trabajando con arquitecturas obsoletas, sin integración de datos, sin gobernanza real del dato y sin criterios claros de interoperabilidad. En este contexto, pretender aplicar una ley de inteligencia artificial suena más a postureo institucional que a estrategia de futuro.

Además, esta tendencia de legislar primero y preguntar después genera un efecto paralizante: se empieza a tener miedo a aplicar tecnología por temor a incumplir leyes poco claras, ambiguas o inaplicables. Un frenazo cultural y operativo que aleja aún más a Galicia de cualquier posibilidad real de liderazgo en el ámbito tecnológico.

Conclusión: menos titulares, más ejecución

El artículo de Julián Cerviño, bien redactado y lleno de buenas intenciones, refleja una vez más una vieja enfermedad de lo público: confundir el símbolo con la acción, el marco teórico con la transformación real. Galicia no necesita proclamarse pionera, sino trabajar con humildad, rigor y visión estratégica.

La IA no se domestica con un decreto. Se cultiva con conocimiento, con sudor, con inversión y con humildad institucional. Y sobre todo, con una comprensión clara de hasta dónde podemos llegar y qué papel podemos jugar en el ecosistema tecnológico global. Si de verdad queremos un “sentidiño” gallego en el uso de la inteligencia artificial, empecemos por no legislar lo que no entendemos y no podemos ejecutar.

¡Se me tecnologizan!

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