Europa a la zaga en la adopción de IA

El “Informe de Referencia sobre la Cultura de la IA” de Gallup revela que Europa está rezagada en la adopción de inteligencia artificial en comparación con América y Asia-Pacífico

Inteligencia Artificial

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El “Informe de Referencia sobre la Cultura de la IA” (Culture of AI Benchmark Report), de Gallup, analiza la preparación cultural y la adopción de la inteligencia artificial en diversas organizaciones, enfocándose en cómo los aspectos culturales afectan a la integración efectiva de tecnologías avanzadas, como la IA.

El que acaba de hacer público, revela que Europa está rezagada en la adopción de inteligencia artificial, en comparación con América y Asia-Pacífico. Aunque la tecnología está disponible, la resistencia cultural y la falta de preparación organizacional frenan su implementación en nuestro continente.

El informe resalta que solo el 13 % de los empleados europeos están comprometidos con la IA, en contraste con el 23 % global. Este bajo compromiso refleja una falta de preparación cultural, donde la resistencia al cambio y la falta de habilidades digitales son obstáculos principales. Los líderes empresariales también muestran una confianza limitada para utilizar la IA de manera efectiva.

La clave para superar estos desafíos radica en la preparación cultural. Gallup identifica que las organizaciones que adoptan prácticas que fomentan la agilidad, la toma de decisiones rápidas y la colaboración interdepartamental están mejor posicionadas para integrar tecnologías avanzadas como la IA. La falta de preparación cultural se traduce en una adopción tecnológica más lenta, afectando a la competitividad de las empresas europeas.

El informe analiza la adopción de la inteligencia artificial en 40 grandes empresas europeas, y propone un enfoque centrado en la cultura organizacional para mejorarla. Gallup destaca que un enfoque proactivo y centrado en las personas puede marcar la diferencia, acelerando la integración de IA y generando un impacto positivo en el rendimiento empresarial y en la satisfacción de los empleados.

Europa se encuentra en un momento crítico en su camino hacia la integración de la IA

Para lograr esa preparación cultural, se recomiendan las siguientes estrategias:

            1. Liderazgo inclusivo: los líderes deben desempeñar un papel activo en la promoción de una cultura que abrace el cambio tecnológico, involucrando a los empleados en el proceso de adopción de IA.

            2. Comunicación abierta: fomentar un diálogo abierto sobre los beneficios y desafíos de la IA puede ayudar a reducir temores y resistencias entre los empleados.          

            3. Mejorar el compromiso de los empleados, fomentando entornos donde los empleados puedan experimentar y aprender. Las empresas deben invertir en programas de formación que no solo enseñen habilidades técnicas, sino que también fomenten una mentalidad abierta hacia la innovación y la creatividad.

            4. Ética y transparencia: asegurar que las aplicaciones de IA se utilicen de manera ética y transparente puede aumentar la confianza y la disposición de los empleados a participar en su implementación.

Europa se encuentra en un momento crítico en su camino hacia la integración de la IA. Para cerrar la brecha con otras regiones, las empresas europeas deben centrarse en construir una cultura organizacional que apoye la innovación y la adopción tecnológica. Al poner a las personas en el centro de esta transformación, Europa no solo podrá acelerar su adopción de IA, sino también posicionarse como un líder en la economía digital global.

Adoptar un enfoque centrado en las personas no solo facilita la integración de la IA, sino que también genera beneficios tangibles. Las organizaciones que logran una adopción exitosa de la IA reportan mejoras en la eficiencia operativa, la toma de decisiones basada en datos y la innovación. Además, una fuerza laboral comprometida y preparada es más capaz de adaptarse a futuros cambios tecnológicos.

Este enfoque no solo beneficia a las organizaciones individuales, sino que también tiene el potencial de impulsar la competitividad y el crecimiento económico de toda la comunidad europea. La clave está en reconocer que la tecnología, por avanzada que sea, siempre será tan efectiva como las personas que la utilizan.

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