En la cuerda floja
Las advertencias de expertos sobre el futuro tenso que nos espera, ya sea debido al cambio climático o a otros factores, son una llamada a la acción y a la cooperación global; aunque las predicciones pueden ser inciertas, la evidencia del cambio climático y sus impactos en la naturaleza y la sociedad es innegable
La expresión “en la cuerda floja” se utiliza para describir una situación en la que una persona o entidad se encuentra en una posición precaria o peligrosa, en la que cualquier error o acción incorrecta podría tener consecuencias graves, por lo que las decisiones o acciones futuras resultan cruciales para evitar un desenlace negativo.
Y esta expresión pienso que, además de continuar los títulos circenses de los anteriores artículos, responde muy bien al panorama futuro, ya que los próximos años se están tornando cada vez más tensos y las advertencias de expertos se vuelven cada vez más alarmantes.
Por ejemplo, el profesor Bill McGuire, reconocido especialista en riesgos geofísicos y climáticos de la Universidad College London (UCL) y autor del libro Hothouse Earth: An Inhabitant’s Guide (Tierra invernadero: una guía para el habitante), nos presenta un sombrío escenario que, lejos de ser irracional, parece estar tomando forma.
Considera que, si seguimos utilizando combustibles fósiles, la temperatura global podría aumentar en hasta aproximadamente 16 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. Lo que transformaría gran parte de este planeta en un lugar inhóspito para los seres humanos, donde la supervivencia se convertiría en una confrontación general.
El desafío que plantea el cambio climático no se limita a la seguridad alimentaria y a la supervivencia
Uno de los recursos más afectados por este escenario sería la producción de alimentos. McGuire advierte que “bastarían unos días sin comida para que todo se desmorone”. Las proyecciones indican que para el año 2050, la producción de cultivos podría disminuir en un 30%, al mismo tiempo que la población humana necesitará un 50% más de alimentos.
Sin salirnos de nuestro avituallamiento, la dependencia de la importación de alimentos es otro punto crítico a considerar. Por ejemplo, Gran Bretaña importa aproximadamente el 46% de sus alimentos. Y con la escasez creciente de los mismos debido a condiciones climáticas extremas, las restricciones en las exportaciones podrían convertirse en una pesadilla, como lo ilustra la prohibición de las exportaciones de arroz, debido a malas cosechas, del mayor exportador del mundo, la India. Mientras que en el mercado internacional los precios del arroz han ido subiendo hasta alcanzar en agosto de 2023 su nivel más alto en 15 años. O el precio del trigo haya aumentado un 106% en Pakistán, en el último año, porque precisamente exporta su arroz, aprovechando el vacío dejado por su vecina y para abastecer la demanda.
Bill McGuire también advierte que “si la sociedad colapsa, no habrá nadie que controle el suministro de agua, nadie que detenga el saqueo”. Para él, la cooperación y la colaboración son fundamentales para aumentar las posibilidades de supervivencia en un mundo donde la amenaza del colapso social es una realidad.
Pero el desafío que plantea el cambio climático no se limita a la seguridad alimentaria y a la supervivencia. También afecta a fenómenos naturales de gran envergadura, como las corrientes oceánicas, ya aludidas en esta sección pero que vuelven a estar de actualidad, pues un nuevo estudio ha confirmado que el efecto invernadero y el cambio climático están debilitando de manera alarmante la crucial Corriente del Golfo.
La Corriente del Golfo –una corriente marina prácticamente circular que transporta aguas cálidas hacia las costas occidentales de Europa y que influye en la costa este de Estados Unidos– desempeña un papel fundamental en la regulación del clima global. Sin embargo, este estudio revela que, en las últimas cuatro décadas, ha disminuido su velocidad en un preocupante 4%. Aunque este porcentaje pueda parecer pequeño, en un fenómeno de esta magnitud, es motivo de gran preocupación. Además, los investigadores responsables de analizar y comparar estos datos están seguros de que esta desaceleración no es un hecho aleatorio, sino que se debe a la influencia humana.
Es innegable que el cambio climático es una realidad que ya afecta a este planeta y que requiere medidas inmediatas para mitigar sus efectos
También de nuevo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha vuelto a afirmar que “la humanidad ha desencadenado graves consecuencias”. Y es que, a pesar de las dudas que puedan surgir en torno a las predicciones, es innegable que el cambio climático es una realidad que ya afecta a este planeta y que requiere medidas inmediatas para mitigar sus efectos.
Por lo que respecta a España, si en artículos anteriores aludía a solo una cuarta parte de las cosechas o a más de 500 registros extremos de la Agencia Estatal de Meteorología durante este verano, los últimos días siguen siendo un fenómeno climático extraordinario y sin precedentes, con nuevos récords en el país: 94 de temperatura máxima y 13 de temperatura mínima. Rubén del Campo, portavoz de la AEMET, destaca que este episodio cálido es “extraordinario y sin precedentes para estas fechas”. Por lo que en nuestro país la situación se ha vuelto considerablemente preocupante debido a la persistencia de temperaturas por encima de lo normal.
Sin embargo, no todas las voces están en línea con las declaraciones catastróficas. Thor Hannon, un biólogo estadounidense, plantea una perspectiva más equilibrada al enfocarse en cómo las especies están respondiendo y adaptándose al cambio climático. Hannon nos invita a observar cómo la flora y fauna en nuestro entorno ya están cambiando y nos anima a tomar medidas para frenar el colapso anunciado. En cuanto al cambio climático, Hannon sostiene que nadie puede predecir con certeza lo que sucederá, pero subraya la importancia de tomar medidas.
En resumen, las advertencias de expertos sobre el futuro tenso que nos espera, ya sea debido al cambio climático o a otros factores, son una llamada a la acción y a la cooperación global. Si bien las predicciones pueden ser inciertas, la evidencia del cambio climático y sus impactos en la naturaleza y la sociedad es innegable.
Así que, más o menos, sabemos cuál puede ser el siguiente número en nuestra actuación estelar en este mundo y en este universo. En términos circenses, es el conocido por caminar o realizar acrobacias en una cuerda o cable. Nada más y nada menos, existencialmente hablando así empezamos a estar, “en la cuerda floja”, es decir, en una situación delicada en la que se requiere precaución, habilidad, equilibrio y cuidado para evitar consecuencias adversas o catastróficas.