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El teletrabajo te puede costar la vida
El teletrabajo es útil en contextos muy específicos y como una recompensa para los empleados más fieles, pero no debe ser la norma en una empresa que pretenda mantenerse a la vanguardia

¡Ey Tecnófilos! En el dinámico mundo empresarial, la capacidad de adaptarse y responder a los cambios tecnológicos y culturales es lo que separa a los ganadores de los perdedores. El caso reciente de Google y sus problemas con el teletrabajo, señalados por su ex-CEO Eric Schmidt, ha dejado en evidencia que incluso los gigantes tecnológicos pueden verse perjudicados por decisiones aparentemente inofensivas, pero que erosionan la competitividad. Si no aprenden de este error, podrían acabar siendo víctimas del mismo destino que sufrió Nokia en su día.
Cuando Schmidt afirmó que Google perdió su ventaja competitiva en la carrera de la inteligencia artificial debido al teletrabajo, muchos lo interpretaron como una crítica dura. Y lo era. En su opinión, la dispersión física de los equipos afectó la capacidad de la empresa para innovar y competir al máximo nivel. Comparó la situación de Google con las startups, que, según él, son capaces de trabajar con una intensidad mucho mayor, precisamente porque sus equipos colaboran de manera presencial. Aunque Schmidt se disculpó más tarde, la realidad es que sus palabras ponen el dedo en una llaga que merece ser discutida.
Como he mencionado en otros artículos, el teletrabajo es útil en contextos muy específicos y como una recompensa para los empleados más fieles, pero no debe ser la norma en una empresa que pretenda mantenerse a la vanguardia. El contacto físico con compañeros y directivos no solo es fundamental para el intercambio fluido de ideas, sino que también contribuye a crear una cultura de equipo que difícilmente puede replicarse a través de una pantalla.
En el caso de Google, el error ha sido monumental. Al darle demasiada importancia al equilibrio entre la vida personal y profesional a través del teletrabajo, se olvidaron de que la innovación requiere fricción, interacción constante y la posibilidad de discutir ideas cara a cara. Sí, las herramientas digitales son muy efectivas, pero no reemplazan ese «algo» especial que ocurre cuando las personas trabajan juntas en un espacio físico. Y lo más preocupante es que la carrera en inteligencia artificial no espera por nadie. La IA avanza a una velocidad tan vertiginosa que cualquier paso en falso puede costarle a una empresa su futuro. Google ha sido pionero en muchas áreas, pero está claro que ha subestimado las implicaciones de dejar que sus equipos trabajen exclusivamente desde casa. Y ahora, empresas más pequeñas, más ágiles, y sobre todo, más intensas, están ganando terreno.
El teletrabajo puede ser útil, pero si te aleja de tus objetivos y compromete la competitividad de tu empresa, entonces estás en el camino hacia el abismo
Si hacemos un paralelismo con la historia reciente, Nokia es el ejemplo perfecto de lo que ocurre cuando una empresa se obceca en una estrategia errónea. La compañía finlandesa dominaba el mercado de los teléfonos móviles, pero su insistencia en mantener el sistema operativo Symbian, mientras que Apple apostaba por algo nuevo y disruptivo con el iPhone, acabó costándole su posición dominante. No es difícil imaginar que Google podría enfrentarse a un destino similar si no reacciona a tiempo. La inteligencia artificial es el próximo gran motor del mundo tecnológico y quien no esté completamente preparado para competir, simplemente será devorado por la competencia.
Al final del día, el teletrabajo no es el enemigo, pero tampoco es la panacea que algunos nos quieren vender. De hecho, el error de Google debe servir de lección para todas aquellas empresas que, cegadas por las aparentes bondades del trabajo a distancia, están perdiendo de vista lo que realmente importa: la capacidad de innovar y de hacerlo rápido. Esto solo se logra con equipos que trabajan juntos de manera presencial, donde la chispa de la creatividad surge de las interacciones cotidianas y los problemas se resuelven en tiempo real.
La lección es clara: el teletrabajo puede ser útil, pero si te aleja de tus objetivos y compromete la competitividad de tu empresa, entonces estás en el camino hacia el abismo. No hay que subestimar el poder de la proximidad física en la construcción de grandes ideas y grandes soluciones. Google lo está pagando caro, y si no rectifican, la IA les pasará factura. El teletrabajo, como muchas otras herramientas, debe ser usado con sabiduría, no como una moda que nos hace olvidar lo esencial.
¡Se me tecnologizan!