El elefante naranja

Trump ha vuelto al escenario político con la arrogancia intacta, la retórica incendiaria más afilada que nunca y una agenda que amenaza con romper, una vez más, el precario estado democrático en el mundo

El presidente de EEUU, Donald Trump. Europa Press/Contacto/Andrew Leyden

Cuando se dice que alguien actúa “como un elefante en una cacharrería”, se está apelando a una imagen tan gráfica como certera: la de una criatura descomunal, que actúa de manera torpe y sin medida, irrumpiendo en un espacio concreto lleno de cosas que, inevitablemente, acabarán perjudicadas.

No hace falta decir su nombre para saber de quién estamos hablando. Lo que resulta muy indicativo y elocuente para corroborar lo mal o, incluso, horrible que lo está haciendo. Es más, la expresión es muy adecuada para describir lo que significa su regreso al poder; vamos, que “se lleva la palma”, o en esto sí que resulta el first en cuanto a la atribución y ajuste de ese dicho popular. Al que, en este caso, también se puede añadir ese otro de “todo menos bien”.

Su nuevo mandato, lejos de venir acompañado de un aprendizaje del pasado o de una actitud más moderada, parece una continuación amplificada de su desastrosa primera etapa al frente de uno de los países con más peso a nivel mundial. Como si, en vez de corregir errores, se sintiera legitimado a repetirlos; y no sólo eso sino a profundizar en ellos. Ha vuelto al escenario político con la arrogancia intacta, la retórica incendiaria más afilada que nunca y una agenda que amenaza con romper, una vez más, el precario estado democrático en el mundo.

Desde su retorno, una de las primeras decisiones ha sido endurecer aún más la política migratoria. Como si no hubieran bastado los años de separación de familias, niños en jaulas y discursos de odio; continua con su política de confrontación, insensible e ineficaz, que convierte a personas vulnerables en enemigos públicos, en piezas prescindibles de una visión del país reducida a una caricatura nacionalista.

En política exterior, su proceder sigue siendo errático, unilateral y orientado al espectáculo más que a la diplomacia, con intención de romper alianzas históricas, de condicionar el apoyo según criterios egoístas y de desestabilizar los acuerdos sobre seguridad, geográficos, cambio climático, salud, etc. La comunidad internacional observa con preocupación el regreso de este elefante, que amenaza con derribar con su “trumpa” las vitrinas de la diplomacia global.

A nivel económico, ha prometido nuevas rebajas fiscales para los más ricos, repitiendo la fórmula fallida del “goteo hacia abajo”, que solo ha demostrado aumentar la desigualdad. Además, ha vuelto a insistir en su guerra comercial, especialmente contra China, con aranceles que ya han demostrado que quienes pagan el precio no son los gobiernos extranjeros sino los ciudadanos. El caso de la subida del precio de productos básicos es paradigmático: cuando en su anterior mandato impuso fuertes aranceles sobre productos agrícolas e industriales, los precios se dispararon, afectando sobre todo a las familias menos pudientes; y, ahora, vuelve a lo mismo o aún peor. Lo que comenzó como una batalla geopolítica lo está convirtiendo en una pesada carga en la cesta de la compra del ciudadano común.

En el terreno social y cultural, su discurso ha vuelto a dividir más que a unir. Ha reavivado las tensiones raciales, ha atacado los derechos de las mujeres, ha azuzado la islamofobia y la transfobia y ha criticado como “ideología woke” cualquier esfuerzo por educar en igualdad, respeto y diversidad. No hay espacio para el matiz, para el diálogo o para la reflexión. En su mundo binario, sólo caben los leales y los enemigos.

Por si fuera poco, ha seguido atacando la integridad del sistema democrático, poniendo en duda —sin pruebas— el proceso electoral, socavando la confianza en las instituciones y alimentando teorías conspirativas que ya han demostrado tener consecuencias reales, como el asalto al Capitolio en enero de 2021; al que, lejos de condenarlo, lo ha convertido en un acto heroico, en una página gloriosa de resistencia.

Y mientras tanto, ¿quién gana con todo esto? Aquí es donde otro refrán cobra fuerza: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. En medio del caos, siempre hay quienes saben dónde lanzar la red. Grandes corporaciones que se benefician de regulaciones ambientales laxas, grupos de presión ultraconservadores que imponen su agenda moral, figuras mediáticas que viven de la polarización y, por supuesto, él mismo, que ha convertido el escándalo en una forma de capital político. En el desorden, encuentra su hábitat natural. Algo que, para colmo, otros pretendidos dirigentes parecen imitar.

Su estilo no busca construir sino dominar, imponer, arrasar. La cacharrería de la convivencia democrática, con su equilibrio frágil, sus normas de respeto, su diversidad de ideas y sensibilidades, está otra vez amenazada por el avance implacable de este elefante naranja.

La referencia al animal viene por el dicho popular, mientras que lo de naranja hace alusión al color de los aperitivos o snacks tipo “cheetos”, con el que, además de aparecer públicamente, ya le caracteriza en memes y redes sociales. Por desgracia, también podía titular este artículo “Agente naranja”, en alusión al modus operandi norteamericano, de tan mal recuerdo y consecuencias para los vietnamitas.

Y aunque algunas figuras intentan levantar la voz, advertir del peligro, la maquinaria ya está en marcha y las piezas tiemblan en las estanterías. Es responsabilidad de la ciudadanía, dentro y fuera de los EE. UU., no dejarse engañar por la demagogia fake, también característica de este tipo de corrientes; ni por un liderazgo que, en realidad, no es más que una máscara más del autoritarismo.

La historia ya nos ha mostrado lo que ocurre cuando se permite que personajes de esta ralea gobiernen el orden y la convivencia: nada queda en pie. Y si lo permitimos otra vez, los pescadores del río revuelto no seremos nosotros, sino los de siempre: los poderosos en la sombra, los que hacen negocios con nuestras fracturas sociales y culturales.

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