Un esfuerzo colectivo, necesario
Las Administraciones, tanto las locales como las de ámbitos superiores, deben avanzar para alcanzar el fin de la pobreza, lograr el hambre cero o lograr las mejores cotas de salud y bienestar para los ciudadanos
Parafraseando a Germán Copini, son malos tiempos para la sostenibilidad y el desarrollo de los ODS. La ligera brisa de oposición social que se había levantado hace unos años en Europa en contra del desarrollo del Pacto Verde Europeo, se ha transformado en un huracán político, agitado por los diversos partidos ultras de los diferentes países, que ha adquirido dimensiones gigantescas con motivo de la última campaña electoral al Parlamento Europeo de 2024.
Tal vez como metáfora de los riesgos que implica el cambio climático, los daños que puede causar este tsunami político en contra de la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) pueden ser catastróficos en la implantación de las medidas necesarias sobre clima, energía, transporte y fiscalidad para lograr el objetivo de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% antes de finales de 2030.
Es innegable el esfuerzo realizado por la Unión Europea, junto con los Estados miembros y las demás administraciones de rango inferior, en desarrollar políticas públicas para alcanzar los objetivos del Pacto Verde Europeo, ya sea mediante recursos económicos o mediante el establecimiento de diferentes normativas que nos obligan a todos los ciudadanos.
Algunos sostendrán que es necesario ir más rápido aún y que el conjunto de medidas no es suficiente. Sin embargo, gran parte de la opinión pública considera que el cumplimiento de los ODS es una imposición innecesaria o costosa, que supone una alteración forzada del devenir de su vida cotidiana. Se entiende que es una imposición que responde a oscuros intereses para perjudicar al individuo. Al fin y al cabo, niegan la existencia del cambio climático con el mismo rigor que aseguran que la tierra es plana.
Los ciudadanos debemos ser exigentes con los administradores para que articulen las políticas activas para avanzar en el cumplimiento de los ODS
Aunque es difícil combatir las fake news, que se aceptan como dogmas innegables, es necesario realizar un esfuerzo colectivo para aplacar el temporal reaccionario (acción que se opone a otra) en contra del desarrollo del Pacto Verde y el cumplimiento de los ODS para evitar que el camino emprendido no quede borrado en poco tiempo.
La tarea nos concierne a todos. Tanto a las administraciones como a los ciudadanos. A los primeros, porque deben establecer los mecanismos, recursos y medidas imprescindibles para alcanzar el cumplimiento de los ODS en el ámbito urbano, como es el que nos ocupa en este Atlas Urbano de la Sostenibilidad en Galicia.
Las Administraciones, tanto las locales como las de ámbitos superiores, deben avanzar para alcanzar el fin de la pobreza, lograr el hambre cero o lograr las mejores cotas de salud y bienestar para los ciudadanos. También tienen que establecer las políticas adecuadas para acceder a una educación de calidad, igualdad de género, agua limpia, energía asequible y no contaminante, trabajo decente y condiciones de crecimiento económico, reducción de las desigualdades y ciudades accesibles y sostenibles.
Pero a los ciudadanos les corresponde también una doble función. Por una parte, y a pesar de los vientos que soplan en contra, ser exigentes con los administradores para que articulen las políticas activas para avanzar en el cumplimiento de los ODS. Por otra parte, la acción individual y colectiva, desde cada ámbito de responsabilidad, también es fundamental para avanzar en la lucha contra el cambio climático.
El Atlas Urbano concentra su foco en las siete principales ciudades gallegas ya que permite analizar a más del 36% de la población gallega, que se concentran en poco más del 3% del territorio
Por ejemplo, mayor concienciación en el reciclaje, en la apuesta por la movilidad sostenible, contribución a la bioeconomía circular, uso de energías limpias en el ámbito doméstico, etc. El Atlas Urbano concentra su foco en las siete principales ciudades gallegas ya que permite analizar a más del 36% de la población gallega, que se concentran en poco más del 3% del territorio.
El resultado es alentador porque se perciben muestras de progreso en algunos ámbitos, aunque sin alcanzar el aprobado. Por lo que se evidencia la necesidad de insistir en las políticas para alcanzar los Objetivos establecidos por Naciones Unidas y esa es una tarea que nos afecta a todos. Tanto a las administraciones como a los ciudadanos.
La tarea que desarrollemos en los próximos años será fundamental para nuestra salud y bienestar, además de la responsabilidad que tenemos de dejar un mundo mejor a nuestros hijos y espacios de convivencia que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos. La función del Atlas Urbano, liderado por Economía Digital Galicia, es establecer un punto de partida y, a partir de ahí, analizar los progresos que se vayan registrando en los próximos años.