Villar Mir hace caja: vende el 3% de Ferroglobe por 33 millones y rebaja su participación a mínimos

El Grupo Villar Mir ha recortado su participación del 43,7% al 40,1% en la matriz de Ferroatlántica, pero se mantiene como máximo accionista

El empresario Juan Miguel Villar Mir, cuyo grupo se mantiene como máximo accionista de Ferroglobe. Foto: EFE

El empresario Juan Miguel Villar Mir, cuyo grupo se mantiene como máximo accionista de Ferroglobe. Foto: EFE

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El Grupo Villar Mir rebaja su peso en el capital de la dueña de Ferroatlántica. La firma a través de la cual canaliza sus inversiones el que fuera vicepresidente tercero del Gobierno para Asuntos Económicos y ministro de Hacienda en el gobierno de Carlos Arias Navarro ha recortado hasta el 40,1% su participación en Ferroglobe.

Se trata del porcentaje más bajo de toda la serie histórica de la compañía. Ferroglobe tiene su origen en el año 2015. Fue entonces cuando la firma surgió tras la fusión entre Ferroatlántica (que por aquel entonces contaba con las plantas gallegas de Sabón, Cee y Dumbría, así como diez minicentrales hidráulicas en los ríos Xallas y Grande) y Globe Speciality Metals.

Ferroatlántica, empresa controlada por el Grupo Villar Mir se quedaba con el 57% mientras que la firma estadounidense se quedaba con el 43% restante. Sin embargo, el peso de Villar Mir ha ido menguando como consecuencia de las estrecheces económicas que rodean al grupo hasta rebajar su participación al 40,1% actual.

Los poderes de Villar Mir en Ferroglobe

El Grupo Villar Mir controla ahora 75,3 millones de acciones de acciones de Ferroglobe (empresa que tiene como presidente a su yerno, Javier López Madrid), frente a los 81,9 millones de títulos de los que era titular a comienzos de 2023 o los 91,1 millones del arranque de 2022 (por aquel entonces su participación se situaba en el 48,7%).

De esta manera, Villar Mir se ha deshecho de 6,66 millones de acciones de Ferroglobe en el último año. Estos títulos tienen un valor de mercado conjunto de 35,7 millones de dólares (unos 33,2 millones de euros al cambio actual) de acuerdo al precio de 5,36 dólares por acción al que ha despedido la compañía su jornada del miércoles en el Nasdaq.

Esta pérdida de peso en el accionariado de Ferroglobe por parte de Juan Miguel Villar Mir se enmarca dentro de la batería de medidas que ha tenido que poner en marcha para aplacar su abultado endeudamiento. El grupo se ha tenido que apretar el cinturón con medidas como la venta de Fertiberia al fondo Triton, así como su desinversión en la constructora OHLA, en la que llegó a ser máximo accionista y presidente, pero en la que el año pasado vendió su último 7% a Tyrus, su principal acreedor.

El Grupo Villar Mir tiene las propias acciones de Ferroglobe como garantía de su deuda con Tyrus. La memoria de ejercicio del grupo del año 2022 explicaba que las acciones de Ferroglobe están pignoradas como garantía frente a Tyrus y que prevé entregar «un cierto número» de ellas para cancelar parte de la deuda con el fondo.

El Grupo Villar Mir recibió un balón de oxígeno el año pasado tras el laudo favorable por parte de la Corte International de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (CCI), que admitió su demanda y condenó a Asmidal, filial de Sonatrach y poseedora del 35% de Fertial, a abonarle casi 129 millones de euros en concepto de «daños y perjuicios». La firma recurrió a la vía del arbitraje ante las discrepancias en el traspaso del 49% que la compañía española tiene en la argelina Fertial, empresa especializada en la producción de fertilizantes y de amoníaco.

Segundo año seguido con beneficios

De esta forma, Villar Mir da un nuevo tijeretazo a su participación en una Ferroglobe que vislumbra movilizaciones a la vista por parte de sus trabajadores en España ante su negativa a pactar una subida salarial. Los sindicatos lamentan la actitud de la empresa y aseguran que su disposición a pactar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) ante la escalada del precio de la electricidad ha permitido que la empresa cerrase su segundo ejercicio consecutivo lejos de números rojos.

En concreto, las ganancias de Ferroglobe se situaron en los 125 millones de euros en 2023 (frente a los 533 millones de euros del ejercicio anterior). Parte de la producción que en un principio iba a recaer sobre instalaciones como la de Sabón fueron a parar finalmente a las plantas de Ferroglobe en Noruega o Sudáfrica (donde ha reabierto la factoría de Polokwane), una «deslocalización», según apuntan los sindicatos, que ha permitido que la empresa haya esquivado los efectos de la crisis energética.

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