Altri, EiDF, Losán, Celsa… Cinco misterios por resolver para la Galicia de 2025

Arranca un año clave para despejar las incertidumbres que pesan sobre el desarrollo eólico de Galicia y sobre el futuro de Alcoa en San Cibrao

El CEO de Altri, José Soares de Pina, y el consejero ejecutivo de la compañía, Carlos van Zeller, comparecen en rueda de prensa en Santiago acompañados del director técnico del proyecto, Bruno Dapena / EDG

El CEO de Altri, José Soares de Pina, y el vicepresidente de la compañía, Carlos van Zeller, comparecen en rueda de prensa en Santiago acompañados del director técnico del proyecto, Bruno Dapena / EDG

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Galicia arranca el 2025 con algunas incógnitas económicas y empresariales pendientes de despejar que arrastra desde el 2024, un curso de crecimiento económico más intenso a partir de primavera, con incrementos del PIB en los últimos meses superiores al 3%. El año pasado comenzó con la inminencia de unas elecciones autonómicas y acaba con un candente debate sobre la materialización de los proyectos renovables vinculados a la transición energética y sobre su impacto en el territorio.

Es este un debate imbricado directamente con el desarrollo industrial de la comunidad, que busca ventajas competitivas a partir de las renovables. Precisamente, una mirada más precisa sobre el territorio desvela un grupo de empresas relevantes para el músculo industrial de Galicia cuyo futuro presenta incertidumbres. Algunas debido a que han atravesado crisis que continúan pendientes de zanjar, como Celsa, Alcoa, Losán o EiDF, y otras debido a que han presentado proyectos de gran impacto económico que todavía no han confirmado. En ese escenario estarían algunos de las iniciativas consideradas estratégicas para la Xunta, como la planta de Sentury Tire, la mina de cobre de Touro promovida por Atalaya Mining o la controvertida fábrica de fibras textiles de Altri.

Lo que depende de Altri y lo que no

El mayor proyecto de Galicia por volumen de inversión vinculado a los Next Generation e impulsado por la propia Xunta está todavía pendiente de confirmar, casi tres años después de su anuncio. Y en dos aspectos no depende directamente del promotor, la pastera lusa Altri, que quiere destinar cerca de 1.000 millones a una fábrica de fibras textiles en Palas de Rei (Lugo). Los hitos clave para conocer el futuro de la iniciativa pasan por la declaración de impacto ambiental, que se espera para los primeros meses de este año. La negativa a esta autorización daría carpetazo a un proyecto que ha generado una importante alarma social.

El otro elemento que espera la compañía que dirige José Soares de Pina es la concesión de fondos europeos para la construcción del complejo. Altri opta a 30 millones del Perte de descarbonización, como avanzó este medio, pero no son suficientes. Aspira a captar alrededor de 200 millones en ayudas.

La compañía ha repetido en numerosas ocasiones que cuando logre la autorización ambiental y tenga claro el plan de financiación podrá tomar una decisión definitiva sobre la inversión, que ha ido aplazando durante los últimos años. Este 2025 parece que será el año en que estos elementos se concreten.

¿Qué sucede en Losán?

La segunda mayor maderera gallega, con plantas en Curtis y Vilasantar, pasó buena parte del año negociando con la banca acreedora para restablecer sus líneas de financiación y continuar con su plan de crecimiento. Tras recibir 35 millones del fondo de rescate de la Sepi, Losán comunicó al Marf el inicio de las negociaciones para recuperar su circulante, lastrado por la negativa de una de las entidades financieras a mantener las líneas de crédito.

El pasado noviembre, la compañía avanzó que el acuerdo estaba muy encaminado y que esperaba explicar las condiciones en los próximos días tras consumar la firma, pero acabado el año nada comunicó al respecto. Según avanzó El Economista, el pacto con la banca y que tendría el apoyo de la Sepi, pasa por la venta de activos en Rumanía, donde desembarcó en 2001 y cuenta con dos plantas. La Xunta ha estado en contacto con la empresa y se ha comprometido a respaldar con fondos su plan de negocio, pero ese apoyo se concretará una vez consiga sellar la reestructuración de deuda.

La eterna crisis de Alcoa

Alcoa va de año clave en año clave. El 2024 fue el ejercicio en el que iba reactivar la planta de aluminio de San Cibrao, luego se convirtió en el año en el que iba a cerrarla o venderla, pero acaba como el curso en el que se hizo con el 100% de la propiedad, al absorber al socio australiano que mantenía una participación en la refinería de alúmina, Alúmina Limited.

Este desenlace, en realidad, no implica que se haya solventado la crisis, pues Alcoa insiste en que el complejo sigue siendo inviable con los actuales costes energéticos. Ha presentado un preacuerdo con Ignis EQT para mantener sus operaciones en A Mariña, pero muy condicionado al respaldo de trabajadores y administración. Alcoa pide que se autoricen los parques eólicos que deben suministrarle energía limpia mediante contratos PPA, que se incrementen las ayudas por CO2, algo que ya ha empezado a hacer el Gobierno; que se autorice la ampliación de la balsa de lodos rojos, algo que ya ha empezado a hacer la Xunta; y desbloquear los fondos reservados para las inversiones en San Cibrao, fruto del primer pacto con la plantilla para detener la electrolisis, para utilizarlos en su nueva hoja de ruta con Ignis. En 2024 ha saltado por los aires aquel acuerdo, para disgusto de los trabajadores.

Buscando al socio de Celsa

La nueva etapa de Celsa bajo el control de los fondos tiene también una incógnita por resolver. A lo largo del pasado año estuvo buscando un socio español que adquiera un 20% del capital del histórico grupo de la familia Rubiralta, ahora expulsados de la gestión. Al casting se han presentado varios novios, como CL Grupo Industrial o Sidenor, ahora atareado con su potencial entrada en Talgo. También se ha especulado con que Megasa, el mayor grupo siderúrgico gallego, pudiera entrar en el capital. Por el momento, nada se ha concretado.

Del futuro de Celsa depende también el de su filial Celsa Atlantic, que opera la antigua siderúrgica de A Laracha (A Coruña) que vendió Manuel Añón.

¿Resucitará EiDF?

La crisis de EiDF en 2023, con la suspensión de cotización y la pérdida de más del 80% de su valor en bolsa, resonó en el 2024, que fue el ejercicio en el que Fernando Romero consumó su paso atrás en el grupo de renovables, cediendo la presidencia, la mayoría accionarial y su asiento en el consejo. A pesar de continuar vinculado a la compañía, EiDF inicia una nueva etapa con Eduard Romeu, ex vicepresidente económico del Barça, como presidente y Joan Gelonch como consejero delegado.

Tras un denodado esfuerzo por arreglar su balance y recuperar la confianza del mercado, la compañía acaba de presentar su nuevo plan estratégico, que detallará en el primer trimestre de 2025. La confianza que genere esa hoja de ruta será clave no solo para la cotización sino también para la capacidad del grupo con sede en Barro para financiarse.

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