Pérdidas de 135 millones en dos años y un mar de deudas complican la compra de Harland&Wolff por Navantia

Los astilleros públicos españoles, que cerraron el año pasado con unos números rojos de 120 millones, se han visto atrapados en la quiebra de los astilleros del Titanic, que en junio aumentaron su línea de crédito con Riverstone a 115 millones

Ricardo Domínguez, presidente de Navantia / Navantia

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Navantia está atrapada en la quiebra de la naviera británica Harland&Wolff, famosa por ser la propietaria del astillero que construyó el Titanic. La compañía pública dependiente de la SEPI finalizó el pasado 2023 elevando sus pérdidas un 26% hasta los 121,8 millones de euros pero, aún así, es vista en Reino Unido como la solución para la compañía, su socia en un megacontrato adjudicado el pasado año de 1.900 millones de euros para construir tres buques logísticos. No obstante, pérdidas encadenadas de 135 millones en los últimos dos años y el mar de deuda que mantiene con la americana Riverstone se antojan escollos importantes a la hora de abordar una opción de compra.

Para entender el embrollo en el que se han visto implicados los astilleros públicos presididos por Ricardo Domínguez hay que remontarse a enero del año pasado. Entonces, el Ministerio de Defensa de Reino Unido adjudicó a Team Resolute el contrato del programa Fleet Solid Support (FSS) para la construcción de tres buques para la flota auxiliar de la Royal Navy. Detrás de la adjudicataria se encuentran Navantia UK, su filial en suelo británico, BMT y Harland&Wolff.

Atrapados en un contrato millonario

Los astilleros españoles se llevaron todo un megacontrato de más 1.600 millones de libras (1.900 millones de euros al cambio) que, además, supone más de 14 millones de horas de trabajo en España y Reino Unido. Las previsiones antes de la quiebra de la compañía británica pasaban por comenzar a producir los bloques de los buques en 2025 y que estos estuviesen operativos en 2032.

Pero, el pasado septiembre, Harland&Wolff anunció que entraba en un proceso de administración concursal ante su incapacidad para poder cerrar una ronda de financiación que mantuviese la compañía a flote. Este hecho, podría comprometer el multimillonario proyecto de Navantia.

Los medios británicos aseguran que, en la actualidad, tanto Navantia como H&W se encuentran en negociaciones “exclusivas y avanzadas” que podrían acabar por la compra de la compañía por parte de la empresa pública dependiente de la SEPI. No obstante, de momento, fuentes de los astilleros españoles se limitan a indicar que han aprobado los mecanismos necesarios para apoyar a su socio británico, de modo que los astilleros puedan continuar sus operaciones mientras las compañías exploran todas las opciones posibles para asegurar el cumplimiento del programa FSS.

Los números de H&W

Pero, ¿es posible una compra? Los números del astillero quebrado son complicados. El pasado julio, unos meses antes de solicitar la entrada en concurso, Harland&Wolff hizo públicos los datos preliminares del ejercicio 2023, no auditados. Según los mismos, consultados por Economía Digital Galicia, la firma cerró el año con unas pérdidas de 43,08 millones de libras, más de 51 millones de euros. El año anterior, en 2022, cuando se fraguó la alianza con Navantia, las pérdidas fueron aún mucho más abultadas: 70,08 millones de libras. En total, suma pérdidas de 135 millones de euros en dos años.

La compañía británica multiplicó por tres su facturación en un año, que pasó de 28 a casi 87 millones de libras, pero también aumentó de forma considerable su plantilla debido precisamente a la preparación del contrato con Navantia. En junio de este año indicaba: “A 31 de diciembre de 2023, la plantilla del grupo era de 1.010 personas, que ahora han aumentado a 1.512 con un aumento del trabajo realizado en todos los astilleros”.

Crédito y más intereses

El socio británico de Navantia aumentó su cartera de contratos, pero también sus necesidades de crédito y el pago de intereses de deuda. Los administradores de la firma también destacaban, en la documentación consultada por este medio, que si bien fue capaz de reducir sus pérdidas operativas un 136% en un año “la carga de intereses de la compañía aumentó de 12,29 millones de libras esterlinas en 2022 a 18,37 millones en 2023”.

“La compañía aumentó su línea de crédito con Riverstone Credit Partners durante el año fiscal 23 y el primer trimestre de 2024 de 35 a 115 millones de dólares a finales de junio de 2024”, explica. “Esta línea de crédito vence el 31 de diciembre de 2024 y la compañía continúa manteniendo conversaciones con UK Export Finance y otras contrapartes para refinanciar la línea de crédito con Riverstone”, indicaba antes de la caída en concurso.

En aquel momento, la naviera explicaba que estaba en negociaciones con el Gobierno para conseguir a través de la citada UK Export Finance una línea de 200 millones de libras que, finalmente, fue rechazada, lo que propició el concurso.

Con cuatro astilleros en Reino Unido que no están aun en concurso de acreedores situados en Belfast (Irlanda del Norte), Appeldore (Inglaterra), Arnish y Methil (Escocia), medios británicos también especulan que el interés de Navantia se circunscriba a los dos primeros, en donde se llevaría a cabo parte del contrato millonario.

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