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Reganosa blindó su entrada en El Musel con el derecho a revender su participación a Enagás
La regasificadora controlada por Gadisa y participada por la Xunta se reservó una opción de venta sobre el 25% de la planta asturiana que le permitiría recuperar los casi 100 millones que invirtió
Hace casi exactamente un año, Reganosa y Enagás celebraban lo que ambas compañías definieron como un «acuerdo histórico». El grupo controlado por Gadisa y participado por la Xunta vendió su red de 130 kilómetros de gasoductos en Galicia por 53,4 millones, lo que en la práctica devolvía a Enagás su posición como único gestor de la red gasista española, condición que perdió momentáneamente cuando la propia Reganosa obtuvo en 2015 la autorización del Ministerio de Industria para ejercer como transportista. En paralelo a esta transacción, la compañía gallega se hizo con un 25% de la planta de regasificación de El Musel por casi 100 millones, convirtiéndose en aliado de Enagás en la infraestructura y en el desarrollo del hub energético asturiano.
La doble operación tenía la virtud, especialmente relevante para la Xunta, de armonizar y, previsiblemente, facilitar la conexión gallega del hidrógeno, el hidroducto entre Guitiriz y Zamora que debe engarzar Galicia con la red española y europea. Con la venta, la compañía que dirige Arturo Gonzalo pasó a ser el promotor de toda la infraestructura. Enagás, de hecho, confirmó recientemente tras un proceso de Call For Interest que tiene intención de construir el enganche gallego con la red troncal y de presentar de nuevo el hidroducto a los Proyectos de Interés Común (PCI) de la Unión Europea. A su vez, la entrada de Reganosa en El Musel abrió la puerta a la creación de un hub energético en el noroeste peninsular con intereses que van más allá del GNL tradicional y que pasan por el desarrollo del hidrógeno verde, el biogás o incluso el amoníaco.
El desembarco del grupo gallego en la planta asturiana se produjo con algún blindaje. Reganosa se reservó una opción de venta que le permitiría recuperar la inversión si quisiera dar marcha atrás en la operación. Así lo recoge el informe consolidado de resultados remitido por Enagás a la CNMV: «En virtud de este acuerdo, se otorga una opción de venta a Reganosa, en cuya virtud ésta tiene derecho a vender, y Enagás Transporte la obligación de comprar, el 25% de MEH (Musel E-Hub) hasta un plazo máximo», dice la compañía en las cuentas anuales del pasado ejercicio. El documento detalla que la venta del 25% de El Musel ascendió a 99,9 millones y valora la opción de venta en manos de Reganosa ligeramente por encima de esa cantidad, en los 100,7 millones.
La opción de venta, que no había trascendido hasta la fecha, es una cláusula que se incorpora frecuentemente en los contratos de activos energéticos, según indican fuentes del sector. Garantiza el derecho del comprador a dar marcha atrás y revender el mismo activo en unas condiciones estipuladas en el contrato y durante un plazo determinado. La opción caduca, no es para siempre, pero permite a Reganosa poner pie en El Musel con el cinturón de seguridad abrochado.
La activación de El Musel
En el momento del acuerdo entre Reganosa y Enagás, en febrero de 2023, la regasificadora de El Musel está todavía encarando la recta final de su complejo proceso de encendido. La planta finalizó su construcción en 2012, tras 360 millones de inversión, pero no entró en funcionamiento hasta julio del año pasado, cuando el buque Cool Racer –de 174.000 m3 de capacidad– realizó una primera descarga necesaria para las pruebas técnicas finales antes de la puesta en marcha comercial.
Posteriormente, Enagás adjudicó a Endesa los servicios logísticos de la terminal de GNL, recibiendo las primeras descargas comerciales. En el corto periodo de actividad, Musel Energy Hub alcanzó una cifra de negocio de 50,2 millones, incluyendo los ingresos por servicios logísticos. Además de la planta con una capacidad de almacenamiento de 300.000 m3 de GNL, repartida en dos tanques de 150.000 m3 cada uno, las mismas dimensiones que la planta de Reganosa en Mugardos; cuenta con instalaciones de atraque y descarga diseñadas para los buques metaneros más grandes de mundo, los QMAX, de hasta 266.000 m3.