La unión más rentable de Adolfo Domínguez: Puig le da más de un millón al año por cesión de marca
El perfumero catalán obtuvo unos ingresos el año pasado de 188 millones de euros por las ventas de perfumes y cosmética de sus tres licencias: la de Louboutin, Banderas y la de la marca ourensana
Puig está de moda ya que va a protagonizar la salida a bolsa más reseñable en el mercado español desde hace años. De hecho, la multinacional de moda y cosmética se situaría en la décimo séptima posición por capitalización bursátil, entre Repsol y ACS, si empieza a cotizar en mayo con la horquilla de precios planteada en su folleto de oferta pública, que valora la compañía entre 12.700 y 13.900 millones de euros. Sin embargo, en Galicia, hace años que el grupo es de sobra conocido a nivel empresarial al ser segundo accionista de dos firmas de relumbrón: Textil Lonia y Adolfo Domínguez.
La suerte de ambas compañías en diferente ya que mientras Lonia, con la explotación de las marcas Purificación García y Carolina, es uno de los grandes motores de ingresos del textil gallego tras Inditex, Adolfo Domínguez lidia para abandonar los números rojos. Para los de Adriana Domínguez Puig no es solo un socio, también una fuente de ingresos sostenida en el tiempo debido a la cesión de marca acordada para la venta de colonias, un acuerdo que se renovó hace justamente un mes.
El peso de Puig en el textil gallego
Puig posee una participación de un 14,8% en Adolfo Domínguez que lo convierte en segundo máximo accionista de la firma ourensana. Su paquete accionarial rebasa el 10,3% de Libertas o el 10,2% de Luxury Liberty y es tan solo superado por el 31,5% del fundador de la compañía, que en mayo de 2020 dejó la presidencia de la misma en manos de su hija Adriana Domínguez. No obstante, la firma catalana no ejerce dentro de la cotizada.
En su día, la empresa catalana ocupó un asiento en el consejo de administración de Adolfo Domínguez a través del ejecutivo José Luis Nueno, pero este abandonó su puesto en el máximo órgano de la compañía en noviembre de 2016, por cierto, casi un año después de la entrada del holding catalán en Textil Lonia.
Al contrario que en la compañía que popularizó la arruga, Puig considera Lonia como una joint venture. Allí retiene una participación de un 25%, la misma que los tres hermanos fundadores del grupo: Jesús, Josefina y Javier Domínguez. Además, en 2015, tras acceder a su accionariado, Marc Puig y Manuel Puig, presidente y vicepresidente de la compañía de belleza, entraron el consejo de administración de la textil ourensana.
Sin «influencia significativa»
En el folleto de oferta pública planteado por Puig a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el grupo explica que su portfolio se estructura en distintos tipos de marcas: las que son propias, las que explota mediante acuerdo de licencias, como es el caso de las colonias de Adolfo Domínguez, y las joint venture, en las que tienen una participación significativa pero no mayoritaria. En este último grupo se engloban, además de Lonia, los laboratorios Isdin, de los que retiene un 50% junto a la familia fundadora, Esteve, además de la firma de cosmética brasileña Granado (posee un 35%) y la china Beijing Yitian Shidai Trading, de la que retiene un 15%.
A pesar de ser segundo accionista, Puig indica que la de Adolfo Domínguez es una inversión en la que no tiene “influencia significativa” por la que no consolida sus resultados por el método de participación en sus cuentas. En realidad, en la relación entre ambas firmas, lo importante, para ambas, radica en la licencia de explotación de la marca.
Las marcas de Puig
En su folleto, en lo que atiende al segmento de cosmética y colonias, Puig indica que muchas de las marcas de las que tiene propiedad mayoritaria (Rabanne, Carolina Herrera, Charlotte Tilbury, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci…) son las que aportan la mayoría de los ingresos del grupo. Así, expone que de sus 13 marcas Premium Love Brands de las que tiene propiedad mayoritaria extrajo unos ingresos netos de 3.913 millones de euros en 2023, frente a los 3.210 millones de 2022).
En cuanto a los perfumes de Adolfo Domínguez, la compañía no desagrega sus ventas pero si especifica que es “licenciatario global exclusivo” de productos de belleza de Louboutin, Banderas y Adolfo Domínguez, tres marcas que también están dentro de su portfolio Premium Love Brands.
Estas tres licencias le reportaron en 2023 unos ingresos netos de 188,3 millones de euros, ligeramente por debajo de los 191,3 millones de 2022. Especifica que estas tres licencias representan el 4,6% del total neto de ingresos de sus Premium Love Brands. “Nuestros acuerdos de licencia nos imponen obligaciones y restricciones que creemos que son comunes a muchas relaciones de licencia industrial de la belleza, como el pago de cánones anuales sobre las ventas netas de los productos licenciados, manteniendo la calidad de los mismos y la imagen de las marcas aplicables así como unos gastos mínimos en actividades de publicidad y promoción”, expone.
Acuerdo renovado
Puig indica que sus acuerdos de licencia tienen una duración de entre cinco y quince años, incluyendo opciones de renovación por uno o más plazos. De hecho, hace un mes, se renovó el contrato sobre las colonias de Adolfo Domínguez, por el que la marca gallega vende perfumes producidos por la compañía catalana desde 1989, antes de acceder esta última a su accionariado. El contrato entre ambas sociedades se renovó en 2009 y, de nuevo, en la actualidad, al expirar a finales del año pasado.
En su última memoria anual completa remitida a la CNMV, Adolfo Domínguez indica que registra anualmente unos ingresos por cesión de marca que se derivan, principalmente, “de las ventas de productos de perfumería realizadas por Antonio Puig”. Por este concepto, en 2022, recibió un pago de 1,147 millones de euros. Una cantidad que no es significativa, ya que la facturación de la sociedad fue ese año de 114 millones de euros, pero que sirve para afianzar la relación con Puig, un accionista, al fin y al cabo, nada molesto.