El plan de la Xunta para la automoción alerta que Stellantis podría desviar trabajo a países 'low cost'

El Consello da Xunta del pasado lunes dio luz verde al plan director de la automoción, un programa dotado con 230 millones para reforzar la cadena del valor del sector durante los próximos tres años. Estos planes se elaboran en colaboración con los distintos agentes de la cadena de valor mediante un proceso participativo, del que resulta un análisis de situación a partir del que se decide qué áreas se deben reforzar y cuántos fondos públicos se destinan a ello. Según los datos del clúster CEAGA, la automoción gallega facturó 13.000 millones en 2023 y representó el 17,2% del PIB y el 31,3% de las exportaciones. Con estos datos bajo el brazo, el Gobierno gallego declaró estratégica la industria de la automoción. Y para todas las consideradas estratégicas –el textil, las TIC, la construcción, la alimentación…– se elabora un plan director.

La hoja de ruta aprobada incluye un análisis DAFO en el que se listan las debilidades y fortalezas de esta industria, que orbita en torno a la actividad de la planta de Stellantis en Vigo, la de mayor producción del Estado, y que cuenta con una potente industria auxiliar, centros tecnológicos y unas 80 start-ups contribuyendo al I+D del sector. El informe señala entre las debilidades de este ecosistema el incremento progresivo de costes tras la inflación en un contexto de «alta competencia» con Portugal, Marruecos, Turquía y China.

Este análisis se repite al observar las amenazas externas para la automoción gallega, entre las que el plan director señala a la competencia de las plantas marroquís y portuguesas, e incluso al riesgo de que Stellantis «priorice la compra de componentes en países de bajo coste». El grupo automovilístico, que emplea a más de 6.000 trabajadores en Vigo, anunció en 2022 una inversión de 300 millones en Marruecos para duplicar la capacidad de producción de su planta de Kenitra.

Dice también el estudio que la entrada masiva en Europa de vehículos eléctricos procedentes de China o la posible pérdida de capacidad de decisión en Galicia son otros factores externos que amenazan a la automoción gallega.

Fortalezas para combatir las debilidades

Como se puede intuir, el análisis DAFO distingue entre debilidades internas de la industria y amenazas externas, aunque algunas están estrechamente relacionadas. Respecto a las primeras, apunta a la escasez de personal cualificado para incorporarse al sector; a la pérdida de reputación ligada a la debilidad de la marca automoción; a la falta de empresas e innovación en determinados ámbitos, como las soluciones tecnológicas para el vehículo conectado y autónomo o los servicios de movilidad; el déficit de infraestructuras para el desarrollo del sector o los problemas para atraer inversiones.

Frente a este escenario, también identifica fortalezas y oportunidades para que la automoción gallega crezca y sea competitiva. Y muchas de ellas entran en diálogo con sus propias debilidades, es decir, ayudan a mitigarlas o corregirlas. Por poner un ejemplo, la Xunta apuesta por una normativa ágil de implantación industrial o por nuevas figuras de creación de suelo industrial frente a los problemas para atraer inversiones. Ante la competencia internacional, el Gobierno gallego pone en valor la ubicación de Galicia en la fachada atlántica «con buenas conexiones tanto con Portugal, Marruecos y Algeria como con Francia, Reino Unido» y el resto de Europa.

El plan director, hablando de las fortalezas internas, señala que en Galicia hai un «polo industrial muy completo», que incluye la planta de mayor producción de vehículos de la Península Ibérica, fabricantes de componentes, industria auxiliar, el CTAG y otros seis centros de conocimiento, alrededor de 80 startups y el propio CEAGA, que considera un clúster «de referencia en la UE que actúa como motor de innovación». «Hay una fuerte cultura de cooperación sectorial desarrollada a lo largo de los años», añade.

Los factores políticos

El documento señala diversos elementos de índole político que representan oportunidades para la automoción gallega y que van desde el ámbito autonómico al internacional. En el caso de la Xunta, destaca su implicación en el desarrollo del sector y su capacidad para garantizar la supervivencia de proveedores mediante ayudas públicas. Obviamente, el papel del Gobierno gallego va más allá, pues afecta a la propia ordenación y competitividad de las empresas en aspectos ya mencionados, como la agilidad administrativa para la implantación de proyectos o la disponibilidad de suelo industrial barato, pero también a la hora de «aprovechar los recursos naturales para que repercutan en la industria», en aparente alusión a la inyección de energía barata a través de renovables.

Alejándose más de Galicia, dice el informe que los aranceles a la importación de vehículos y componentes de China pueden permitir «ganar tiempo en la batalla de la competitividad», o la oportunidad que representa que la UE «permita fabrica vehículos de combustión con e-fuels o biodiésel más allá de 2035».

Dos grandes objetivos

A partir de este análisis, expresado aquí en sus términos generales, el plan director establece dos objetivos estratégicos a partir de los cuáles se identifican cinco ejes de actuación y siete ámbitos prioritarios con 67 medidas, que en realidad vienen a cartografiar un mapa de recursos de la Xunta que pueden impulsar la automoción y que son conocidos: desde las oficinas exteriores del Igape («antenas») para la internacionalización; a las líneas de ayudas de la fábrica inteligente o a la transformación digital de pymes para la digitalización.

Los dos grandes objetivos que se marcan Xunta y sector, según el plan, son bastante genéricos: «impulsar y consolidar la industria gallega aumentando su productividad y competitividad»; y, por otro lado, «reforzar el ecosistema industrial». En el primero de ellos, las actuaciones prioritarias van encaminadas a la internacionalización, la digitalización y la sostenibilidad, en línea con las ayudas que está movilizando el Igape y que, según explicó la conselleira de Economía, María Jesús Lorenzana, tienen la misión de facilitar la transición al ecosistema de movilidad eléctrica y conectada. Por ejemplo, apoyando a los proveedores para producir componentes de la nueva movilidad verde o respaldando la descarbonización de procesos productivos y logísticos, además de impulsar la adopción de modelos de green factory.

‘Hubs’ de la automoción

En este objetivo estratégico destaca también la necesidad de atraer talento y capacitar a trabajadores ante los problemas para conseguir personal. «El talento constituye una condición crítica para la fijación y el crecimiento del tejido industrial, puesto que, en buena medida, la industria requiere presencialidad, y estas capacidades deben encontrarse físicamente en el entorno», dice el documento.

Respecto al segundo objetivo, el plan director resalta la importancia de mejorar las infraestructuras y promoción del suelo industrial. Además, parece aludir a la creación de polos o hubs de la automoción, al señalar que «la competitividad y la innovación se desarrollan con mayor eficacia en zonas de alta concentración industrial y tecnológica». Y añade: «Especializar la actividad industrial por eslabones de valor en áreas específicas del territorio implica beneficios en términos de sinergias de negocio, aprovechamiento de oportunidades de colaboración, simbiosis industrial, captación de talento y agrupación de servicios».