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Las multinacionales Novartis y Gilead venden a la Xunta los tratamientos más caros del cáncer por 127 millones
El Gobierno gallego destinará 55 millones a la adquisición de Kymriah y 72 millones para Yescarta, los primeros tratamientos CAR-T que aprobó la Agencia Europea del Medicamento y que comercializan dos de las mayores farmacéuticas del mundo
El último Consello da Xunta dio luz verde a la adquisición de nuevos medicamentos contra el cáncer por 127 millones. Tan relevante desembolso irá a parar a Novartis y Gilead, las dos grandes multinacionales farmacéuticas que consiguieron aprobar por primera vez en Europa terapias CAR-T (siglas de Chimeric Antigen Receptor) para el tratamiento de tipos de cánceres de la sangre que son resistente a la quimioterapia convencional. El Gobierno gallego destinará 55,04 millones a Kymriah, terapia de la compañía suiza para un tipo de leucemia infantil; y 71,9 millones a Yescarta, un tratamiento de Gilead para linfoma en adultos. Estas partidas se organizan en un acuerdo marco con el que Sanidade pretende garantizar el suministro de los fármacos durante dos años, prorrogables hasta cuatro años más.
Las terapias CAR-T se fundamentan en la reprogramación en laboratorio de los linfocitos T del sistema inmunitario para que, una vez modificados e inoculados, reconozcan y destruyan las células cancerosas. Este tipo de tratamientos están considerados uno de los mayores avances oncológicos de los últimos años, pues presentan porcentajes elevados de efectividad en cánceres agresivos y contra los que la quimioterapia no es eficaz. En 2017 se aprobaron por primera vez en Estados Unidos los medicamentos de Novartis y Gilead, que pasaron a situarse entre los fármacos oncológicos más costosos, alrededor de 400.000 dólares por paciente. La EMA dio luz verde a Kymriah (Tisagenlecleucel) y Yescarta (Axicabtagen ciloleucel) al año siguiente, con precios algo más bajos. En España están por encima de los 300.000 euros el tratamiento, según desveló Civio.
Galicia ha inoculado terapias CAR-T a 59 pacientes hasta la fecha y la aspiración del Gobierno gallego es poder producir este tipo de fármacos (los llamados CAR-T académicos) en el Centro de Producción de Terapias Avanzadas de Santiago a partir de este 2024.
Novartis y Gilead
Novartis está considerada una de las mayores farmacéuticas del mundo junto a Pfizer, Johnson&Johnson o Roche, de la que llegó a controlar el 33% del capital. En 2022, que no fue un buen año para la compañía, logró unos ingresos de 46.000 millones y ganancias de 6.400 millones. Acaba de escindir y sacar a bolsa Sandoz, su laboratorio de genéricos con una facturación de 9.000 millones.
La norteamericana Gilead es de menor tamaño que su compañera suiza, pero alcanzó los 26.000 millones de ingresos el año pasado. Dio un importante salto en facturación en el ejercicio de 2020 al adquirir la biotecnológica Immunomedics por 21.000 millones de dólares. El principal objetivo era, precisamente, fortalecer su cartera oncológica. Más que por las terapias del cáncer, sin embargo, Gilead es conocida en España por Sovaldi, el también costoso tratamiento para la hepatitis C. Los tratamientos contra esta infección han sido la clave del crecimiento de la biotecnológica estadounidense.
Investigación a los tratamientos CAR-T
La compra de nuevos tratamientos contra el cáncer de la Xunta coincide con la apertura de una investigación en Estados Unidos para averiguar si estas terapias pueden incrementar el riesgo de desarrollar tumores secundarios. La FDA lanzó la alerta tras recibir informes de 19 casos de desarrollo de nuevos cánceres tres someterse a terapia, si bien no se ha determinado hasta el momento que los CAR-T sean los causantes o incrementen el riesgo de la aparición de nuevos tumores. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) también ha solicitado información a la entidad norteamericana sobre sus pesquisas.
Aún en el momento preliminar de la investigación, los expertos coinciden en que los beneficios de estos tratamientos superarían a los riesgos, ya que han sido miles de pacientes los que recibieron tratamiento y para hacer frente a cánceres muy agresivos contra los que no servía la quimioterapia convencional.