Navantia encara su tercer año sin plan estratégico y más de 1.800 millones de deuda
El último plan estratégico de la empresa pública abarcó el periodo 2018-22 e incumplió las previsiones de ingresos por un 16%
Navantia afronta un nuevo año en aguas desconocidas. La empresa pública española ultima los detalles para formalizar la adquisición de los cuatro astilleros de su socia Harland & Wolff en Belfast (Irlanda del Norte), Appledore (Inglaterra), Arnish y Methil (Escocia) para preservar más de un millar de puestos de trabajo en suelo británico y blindar su macrocontrato con la Royal Navy para la fabricación de tres buques de apoyo auxiliar.
Mediante este movimiento, la firma que capitanea Ricardo Domínguez sumará a su cartera de pedidos, que al cierre de 2023 rondaba los 8.214 millones de euros, otros 1.214 millones de euros procedentes de su socia británica. Navantia blinda así su futuro con un reguero de encargos, pero sigue sin despejar algunos de los principales nubarrones que se vislumbran en el horizonte.
Las cuentas pendientes de Navantia
Y es que Navantia encara este 2025 tras haber pedido 219 millones en los dos últimos años (96,9 millones de euros en 2022 y 121,85 millones en 2023) y haber engordado su deuda por encima de los 1.800 millones. La compañía solo ha dado beneficios en 2007, cuando se embolsó 159.000 euros coincidiendo con su paso de Izar a Navantia. Este reguero de números rojos ha dejado se ha trasladado de su cuenta de resultados hasta su balance.
En este se refleja una deuda de 1.814 millones de euros con su accionista única (la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), que en los últimos años ha acudido asiduamente a su rescate mediante la concesión de préstamos participativos.
Navantia afronta con esta losa el que será su tercer ejercicio consecutivo sin hoja de ruta. Y es que el último plan estratégico de la compañía (2018-22) expiró hace más de dos años. Esta tenía como puntos clave el impulso de la cartera de pedidos, la potenciación tanto de la eficiencia operativa como de la transformación digital de la compañía y el rejuvenecimiento de la plantilla.
Navantia cerró este periodo con una contratación acumulada de 11.474 millones de euros e incumplió su objetivo por un 16% en un periodo marcado por la crisis por el Covid-19 y la guerra de Ucrania.
Antes de que expirase el anterior plan estratégico, Navantia inició a finales de 2021 el proceso de elaboración del nuevo plan estratégico 2023-27, que, sin embargo, no salió adelante ante la negativa de los trabajadores en junio de 2023 tanto a esta iniciativa como a la propuesta de convenio colectivo.
«Navantia viene trabajando en la definición de un plan estratégico, en el que está analizando la realización de nuevas incorporaciones en plantilla para poder atender a la carga de trabajo derivada de sus programas en curso y de su plan comercial», ha precisado recientemente el Gobierno en una respuesta parlamentaria.
La secretaria de Estado de Industria, Rebeca Torró, añadió durante una intervención en el Congreso de los Diputados el pasado mes de diciembre que “ahora es cuando Navantia tiene más contratos, vende más que nunca y va mejor”, antes de poner en valor los 145 millones de euros de facturación logrados con su división de energías renovables y el hecho de que el 65% de los pedidos de la compañía tenga como destinatarios a clientes internacionales.