Los trabajadores de Navantia-Ferrol claman contra la falta de inversiones y la inestabilidad política
Comisiones Obreras, con mayoría en el comité de empresa de los astilleros de la ría de Ferrol, denuncia la negativa de la compañía a invertir en la construcción de un dique cubierto que considera clave y carga contra "los continuos cambios en la organización"
Navantia se asoma a elecciones sindicales en Ferrol en plena sequía de inversiones en la antigua Bazán. Comisiones Obreras, sindicato que ostenta la mayoría en el comité de empresa, pone deberes a la cúpula de la compañía por el frenazo para el astillero 4.0, el constante baile en los despachos y la escasa fiscalización de los proyectos ejecutados.
«Los continuos cambios en la organización, con tres nuevos presidentes, cambios en los negocios pasando de una gran dirección a tres, la unificación de la función de ventas y su reagrupamiento reciente mostraron una clara ausencia de rumbo empresarial«, censura el sindicato, que cuenta con dos representantes en un consejo de administración que conforman 12 miembros.
«Todos estos continuos cambios en la gerencia de Navantia supusieron también muchos cambios en el centro de Ferrol», apunta el sindicato, en referencia al baile de directores en el astillero. Y es que las instalaciones han cambiado de equipo gestor al son de los continuos relevos en la presidencia de la entidad pública. Así, en los últimos cuatro años han desempeñado el puesto de directores Rafa Suárez, Jorge Filgueira y Eduardo Dobarro, quien ostenta el cargo en la actualidad.
Sobre este punto, el sindicato acusa a las diferentes direcciones de frenar la hoja de ruta en materia de nuevas incorporaciones a la plantilla. A su juicio, estas «fueron ralentizadas por la dirección y fue necesario un tremendo esfuerzo para sacarlas y para que se cumpliesen los números mínimos del plan».
El portazo al dique
Desde Comisiones Obreras claman contra el incumplimiento del plan estratégico rubricado en 2018. Desde entonces, aseguran, la empresa pública ha afrontado una «etapa infructuosa y muy frustrante». Este plan estratégico a cinco años vista fue impulsado por el mugardés Esteban García Vilasánchez durante su mandato. Sin embargo, su relevo por Susana de Sarriá en verano de 2018 paralizó este proyecto con el que se buscaba modernizar el astillero con una inversión de casi 400 millones de euros, de los cuales 225 millones irían a parar a un dique cubierto.
Fuentes sindicales apuntan a esta última iniciativa como clave para adaptar las instalaciones a los nuevos tiempos. De lo contrario, alertan, el astillero de Ferrol quedará incapacitado para construir buques de gran tamaño, que son precisamente los que en estos momentos copan la mayoría del mercado y que actualmente no encuentran cabida en el dique. «La dirección invisibilizó las inversiones previstas para este centro de trabajo», lamentan desde Comisiones Obreras, que también señala a la cúpula de la compañía por la falta de seguimiento de este proyecto.
Además, en materia de digitalización, el sindicato subraya el «auténtico fracaso» de la empresa controlada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). «No solo no se implantó la plataforma Elcano, sino que se está utilizando de nuevo Puma, a pesar de que la propia dirección reconoció que empeoraba los procesos», añaden.
Este plan estratégico también contemplaba 60 millones de inversión en labores de automatización y robotización, 35 millones en un nuevo edificio de oficinas, 35 millones en la nueva obra civil para los muelles, así como otros 35 millones en talleres. En este sentido, desde Comisiones Obreras alertan de los incumplimientos en la puesta en marcha de estas iniciativas. La que más cerca está de cristalizar es la del taller de bloques, que el sindicato considera insuficiente si no viene acompañado de una nuevo dique, que hace diez días recibió un empujón después de que el Ministerio para la Transición Ecológica desbloquease su situación al aprobar la declaración de impacto ambiental.
Sequía de contratos más allá de Defensa
Navantia-Ferrol exprime en estos momentos el macrocontrato de las F-110. El astillero de la ciudad departamental arrancó hace año y medio los trabajos de construcción de la primera de las cinco fragatas encargadas por el Ministerio de Defensa. El encargo está valorado en 4.320 millones de euros y generará 9.000 empleos directos e indirectos hasta el año 2031.
Sin embargo, el riesgo para el astillero se encuentra en la sequía de contratos al margen del Ministerio de Defensa. Tan solo el contrato para la construcción de tres buques logísticos para Reino Unido ha permitido poner punto final a su vacío de más de una década en concursos internacionales. En este caso se da, además, la particularidad de que la práctica totalidad de los trabajos se desarrollarán en los astilleros Harland & Wolff en tierras británicas y no en los de Navantia.
Es por ello que Comisiones Obreras lanza un nuevo alegato para la modernización del astillero de Ferrol. De lo contrario, alertan, las instalaciones seguirán descolgándose frente a sus competidoras.