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Navantia busca alianzas en Europa en pleno rearme frente a la amenaza de Rusia
La empresa pública, la principal firma de armamento en España, apuntaba en su última memoria anual a la necesidad de "potenciar" su "posicionamiento estratégico en Europa mediante alianzas y participación en proyectos europeos"

Navantia se sitúa en la pole position para aprovechar el plan de rearme que prepara la Unión Europea. Los líderes de la zona comunitaria respaldaron este jueves un plan que incluye la concesión de préstamos por valor de 150.000 millones de euros destinados al gasto militar. El objetivo de Bruselas pasa por movilizar cerca de 800.000 millones de euros en la próxima década para fortalecer las capacidades defensivas de la UE.
Este acuerdo militar incluye la flexibilización de las reglas fiscales para hacer frente a amenazas como la rusa. Los Veintisiete se preparan, de esta manera, para dar un impulso al gasto en Defensa, un movimiento que previsiblemente impulsará a firmas como Navantia, Airbus, Indra o Santa Bárbara. Los datos de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) del Ministerio de Defensa, correspondientes al año 2022, revelan que estas cuatro firmas acaparan el 73% del negocio armamentístico en España tras sumar ventas conjuntas por valor de 7.000 millones de euros.
El foco en Europa
Además, Navantia, que facturó 1.433 millones de euros en 2023, tiene entre los principales objetivos de su hoja de ruta el hacerse fuerte en suelo europeo. Y es que apenas un 2,7% de sus ingresos proceden de países que pertenecen a la Unión Europea. Es por ello que en su estado de información no financiera (EINF) de 2023 la firma ya hacía referencia a la necesidad de «fortalecer la cartera de pedidos en el mercado de defensa y seguridad (tanto nacional como de exportación) a la vez que potenciar nuestro posicionamiento estratégico en Europa mediante alianzas y participación en proyectos europeos».
Entre los objetivos de Navantia se encontraba la «participación en proyectos europeos» que permitan «estar en las mejores condiciones para incrementar los niveles de contratación y posicionarse óptimamente en el mercado de defensa europeo».
De esta forma, Navantia ponía a Europa como una de las palancas claves para lograr el «crecimiento del negocio core». Esta era una de las siete líneas principales de actuación que se incluían en el último plan estratégico de la empresa pública, que abarcó el periodo 2018-22. Además de este punto, Navantia también ponía el foco en este documento en la apuesta por la «tecnología y la innovación», la «productividad y la eficiencia», la «sostenibilidad», el impulso de las «capacidades estratégicas y el talento» y a su filial Navantia Seanergies, la «sostenibilidad» y la «colaboración europea».
Sobre este último, la empresa que ahora capitanea Ricardo Domínguez abogaba por «consolidar el liderazgo de Navantia en sus prioridades estratégicas ante un crecimiento de la colaboración entre países para el desarrollo de capacidades conjuntas«, que «serán inteligentes y sostenibles».
Salto a Reino Unido
Navantia afronta bajo este panorama un previsiblemente incremento del gasto en Defensa a nivel europeo. En el caso de España, el Gobierno prevé que su peso sobre el PIB se eleve desde el 1,3% actual hasta el 2% en 2029, lo que abre nuevas oportunidades para la empresa pública en su principal mercado. Y es que Navantia logró un 58,3% de sus ingresos (835 millones) en España, país que brilla con luz propia en su cartera de pedidos reciente de la mano de programas como el de las fragatas F-110 para la Armada que se construyen en Ferrol o submarinos como el S-80 de Cartagena.
Del mix de ingresos de Navantia, otro 8,9% procede países europeos que no forman parte del bloque comunitario, como es el caso de Noruega o Reino Unido. A través de su filial, Navantia UK, la empresa pública ha adquirido a su socia Harland & Wolff sus astilleros en Belfast (Irlanda del Norte), Appledore (Inglaterra), Arnish y Methil (Escocia), en los que emplea a más de un millar de trabajadores.
Mediante esta operación, Navantia ha logrado blindar su macrocontrato de 1.600 millones de libras (1.910 millones de euros al cambio actual) para la construcción de tres buques de apoyo logístico para la Royal Navy que se espera que estén operativos en 2032.
El de Reino Unido fue el primer contrato que la compañía logró adjudicarse mediante un concurso público en prácticamente quince años. El grueso de las adjudicaciones de Navantia se corresponden a encargos directos como las corbetas para Arabia Saudí, los buques logísticos para Australia o las fragatas F-110 para la Armada española.
A la ya de por sí disputada competencia internacional se suma en este sector la imposibilidad de construir buques militares (como fragatas, corbetas o destructores) en buena parte de los países del mundo occidental por razones de «seguridad nacional». En estas situaciones, la construcción corre a cargo de empresas del país de origen. En el caso de Reino Unido, Navantia logró sortear este condicionante por tratarse no de buques con capacidad militar, sino de apoyo logístico para la Royal Navy.