La estrategia de Mercadona que expulsó a Pascual refuerza a Galicia como su despensa de leche

La pelea de las cadenas de supermercados para contener y rebajar los precios, uno de los grandes reclamos para atraer clientes, singularmente en un contexto inflacionario, ha provocado movimientos sorprendentes en su relación con los fabricantes. Carrefour retiró productos de Pepsico achacando a la compañía una subida de precios; DIA hizo lo propio con Bimbo y Mercadona causó revuelo en el sector lácteo con la salida de Leche Pascual de sus lineales.

Los dos últimos movimientos de la cadena de Juan Roig en esta área están encaminados a reforzar su marca de distribución, una estrategia que no es nueva, pues la marca blanca representa un 74,5% de su oferta, según datos de Kantar, y durante los últimos años no ha hecho más que crecer. Coincidiendo con la salida de la leche de Pascual de los lineales –mantiene otros productos como los zumos Bifrutas–, Mercadona llegó a un acuerdo con Capsa (Larsa, Central Lechera Asturiana…) para que envase para Hacendado desde su fábrica de Outeiro de Rei (Lugo).

El peso de Mercadona en el campo gallego

Este acuerdo eleva la influencia de la compañía valenciana en el campo gallego, el principal productor lácteo de España. Hasta ahora, allí recogía Naturleite, una filial de Covap con planta en Meira, para abastecer la marca blanca del mayor grupo español de distribución alimentaria. Capsa produce ahora también para Hacendado, además de para sus propias marcas; mientras que en Vilalba (Lugo) está Entrepinares, el gran proveedor de quesos de la cadena de supermercados.

Estos tres grupos recogen aproximadamente el 20% de la leche que producen las granjas gallegas. En el último estudio elaborado por la Xunta para el diseño de su estrategia de dinamización del sector lácteo atribuía a Capsa un 15,1% de la recogida, a Entrepinares un 5% y a Naturleite un 4%. Esos datos, sin embargo, eran previos a la pandemia y al ciclo inflacionista, que impulsó el crecimiento de las marcas de distribución en la cesta de la compra. Fuentes del sector indican que, precisamente, las dificultades de las enseñas de Capsa para competir con la marca blanca habrían provocado un descenso en los volúmenes de recogida de leche en los últimos años y habrían facilitado el acuerdo con Mercadona.

La influencia de la compañía valenciana en la fijación de precios, en todo caso, va más allá de la recogida directa a las granjas, debido al elevado volumen de ventas que representa en el mercado español. Esto hace que la oscilación de precios en sus lineales generen un efecto arrastre en el resto de distribuidoras. Así sucedió, por ejemplo, en 2022, cuando la leche en el campo gallego alcanzó precios récord, en torno a los 60 céntimos por litro, coincidiendo con una subida en los supermercados de Mercadona y un alza en los contratos de recogida de Entrepinares.

El auge de la marca blanca

El crecimiento de la marca de distribuidor ha ido de la mano con el incremento generalizado de los precios, con el cliente buscando refugio en enseñas más baratas ante la presión de la inflación. Según datos de Kantar, las enseñas de distribución alcanzaron una cuota del 43,5% el año pasado, su dato más elevado tras subir seis puntos en el periodo 2022-2023.

La consultora señalaba que todas las cadenas de supermercados habían elevado en ese ciclo la oferta de marca blanca, que tenía un peso especialmente elevado en Mercadona y Lidl. Al mismo tiempo, apuntaba que la normalización del IPC alimentario apuntaba al fin de ese crecimiento, es decir, a que la marca blanca podría haber tocado techo.

¿Desplazamiento al noroeste?

Está por ver si un escenario de mayor estabilidad provoca un retorno de las marcas de fabricante a los lineales. Promarca, una asociación de grandes compañías como Coca-Cola, Danone, Nauterra o Nueva Pescanova, estima que la distribución retiró 3.666 referencias en seis años, especialmente en Mercadona, Carrefour, Lidl, Eroski, Dia y Alcampo, explicó El Economista.

Y también si Mercadona mantiene su actual suministro para la leche Hacendado. Sus grandes proveedores son Covap e Iparlat. La entrada de Capsa fue leída desde parte del sector como un desplazamiento de la cadena de Juan Roig hacia el noroeste, destinado a aumentar el abastecimiento en las granjas gallegas en detrimento de otros mercados, como el vasco, lo que perjudicaría a Iparlat. Sin embargo, la fortaleza de la marca de distribución hace que el grupo de distribución necesite de todas las explotaciones, más si cabe cuando en 2022 sufrió problemas de abastecimiento.