Los beneficios de Megasa en Narón se hunden un 98% en el año de la fuga radioactiva

La caída de beneficios de Megasa, la mayor siderúrgica gallega, se notó especialmente en Narón, donde las ganancias se desplomaron de manera abrupta. El descenso de los precios de venta del acero, especialmente en el segundo semestre, condicionaron los ingresos y los márgenes en un ejercicio atípico, ya que la planta gallega hubo de parar durante mes y medio debido a «la detección de una fuente radiactiva de Cesio-137 en un horno de arco eléctrico», según explicó la empresa al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). La fuga de radiación también provocó un ERTE para medio centenar de trabajadores.

El escenario adverso acabó notándose en los números. Megasa Siderúrgica facturó 225 millones, por debajo de los 260,4 millones del ejercicio anterior. Los productos made in Narón (acero corrugado y en rollo salvaje) se venden normalmente a la comercializadora del grupo, Metalúrgica Galaica, aunque también se destinaron a Megamalla (57,3 millones), una filial dedicada a la producción de malla electrosoldada para armaduras de hormigón armado; y, en menor medida, a las siderúrgicas de los Freire en Portugal (1,7 millones).

Los beneficios de la fábrica gallega, origen de un grupo que factura 2.000 millones, se quedaron en los 529.000 euros, una cifra insignificante en comparación con los 35,7 millones del ejercicio anterior, registrando un descenso del 98,5%.

«La ralentización de la actividad económica europea, con un crecimiento del PIB del 0,6% en 2023 frente al 3,4% de 2022, ha afectado especialmente a los mercados de Europa Central, que en el segundo semestre del año han mostrado una importante contracción de la demanda y una reducción de los precios y márgenes de venta. Cabe señalar que en 2023 se ha producido un descenso del 14% de la cifra de ventas consecuencia del fuerte descenso de precios a lo largo del ejercicio, especialmente en el segundo semestre», explica la sociedad en su informe de gestión, en el que no hace mención al incidente radioactivo.

Fuera de rentabilidad

Los no tan viejos del lugar recuerdan que Megasa, con mando en plaza de Enrique Freire, quien hace unos años traspasó poderes a sus hijas en la cúpula del grupo, amenazó con cerrar la factoría de Ferrolterra por la factura eléctrica. En realidad, era por las bonificaciones del Gobierno al consumo que recibían las grandes empresas, más elevadas que las de la planta de Narón. Esa desigualdad generaba un problema de competitividad en las instalaciones, que llevó a sus acaudalados dueños, una de las familias más ricas de Galicia, a plantearse bajar la persiana. Aquella crisis acabó con una fuerte reducción de plantilla y producción en las instalaciones en el año 2015.

Desde aquel episodio, Megasa Siderúrgica ha sido prácticamente siempre rentable. El pasado ejercicio, fue una excepción. La empresa acabó con un ebitda negativo de 1,1 millones, mientras que el resultado de explotación se salvó por poco, consiguiendo mantenerse en cifras positivas de 232.000 euros. Un año antes era positivo por valor de 47,1 millones.

El deterioro de las magnitudes se produjo a pesar de que Megasa fue capaz de contener el gasto, una tarea que facilitó mucho la normalización en los precios de la energía tras la escalada vivida a finales de 2021 y en 2022. El gasto en aprovisionamientos fue de 170,6 millones, inferior en tres millones al curso anterior; y el de personal se elevó en apenas 700.000 euros, hasta los 8,4 millones. La plantilla media de la fábrica es de 135 trabajadores.

Megasa Siderúrgica acabó el ejercicio con un patrimonio neto de 124 millones, unos activos de 154 millones y sin deuda financiera. El pasivo corriente no supera el 21,4% del activo.