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Manuel Añón da por perdidos casi 100 millones que invirtió en el ladrillo de Madrid antes de la burbuja
El empresario prevé recuperar solamente unos seis millones de los más de 100 que entregó a la inmobiliaria Parque Ronda para un desarrollo residencial en Madrid y a la que acabó acusando de estafa y apropiación indebida en los tribunales
La crisis financiera dejó al empresario Manuel Añón, como a tantos otros, una larga lista de sinsabores, comenzando por la pérdida de sus inversiones en Banco Gallego y en Novagalicia, que acabó con los procesos judiciales impulsados sin éxito contra el Frob. En medio de la recesión económica y mientras las antiguas cajas se iban nacionalizando y vendiendo al mejor postor, el dueño de Hierros Añón lidiaba con otro asunto en el que se jugaba cinco veces más que los 20 millones que destinó en Novagalicia: la quiebra de Inmobiliaria Residencial Parque Ronda, del constructor Manuel Gómez Landeira, antiguo propietario de Conservera Celta.
El empresario del sector siderúrgico, una de las grandes fortunas gallegas, aportó a esta sociedad 103 millones de financiación, y acabó perdiéndolo todo. O casi todo. En las últimas cuentas presentadas por Hierros Añón, el grupo detalla en su memoria que ha deteriorado prácticamente la totalidad del crédito, con excepción de alrededor de seis millones que espera poder recuperar al final del proceso de liquidación de Parque Ronda.
«Se ha cobrado en el presente ejercicio y en el anterior un importe de 2,5 millones, quedando por lo tanto un saldo pendiente de cobro de aproximadamente de 3,6 millones al cierre del ejercicio actual», dice el grupo en su cuenta de resultados formulada 16 años después de la concesión del primer préstamo a Gómez Landeira. De recuperar esos seis millones, Añón habría perdido 97 millones de su inversión, sin contar los intereses de demora, que elevaron la cuantía en disputa hasta los 108 millones.
Estafa y apropiación indebida
En el año 2007, en un mundo todavía no muy consciente de las estrecheces que se avecinaban, Manuel Añón iba sobrado de liquidez por la venta de algunas de las empresas del grupo siderúrgico. En uno de sus bancos de confianza, el Pastor, lo pusieron en contacto con el entonces solvente Gómez Landeira y se abrió la posibilidad de invertir en la compra, gestión urbanística, comercialización y venta de unos 900.000 metros cuadrados en Madrid, concretamente, en Colmenar de Oreja y Meco.
Así lo narra la sentencia del Tribunal Supremo que, en 2017, tumbó definitivamente la querella presentada por Añón contra Inmobiliaria Residencial Parque Ronda y contra los cargos del Pastor que le habían recomendado la operación. El empresario gallego concedió un primer préstamo participativo de 63 millones al que se sumaría, dos años después, otro crédito de 39,5 millones.
La promotora quebró sin llegar a materializar en medida alguna la operación prometida. La propia crisis del sector inmobiliario, así como otros factores, principalmente el retraso en los permisos urbanísticos, llevaron a Parque Ronda a la quiebra y a Manuel Añón al enfado. El empresario acusó a los directivos del Pastor que le aconsejaron la operación y al propio Gómez Landeira de simular una situación de solvencia en Parque Ronda e impulsó, sin éxito, un proceso judicial por estafa y apropiación indebida. Las sentencias desfavorables dejaron las posibilidades de recuperar el dinero limitadas a la liquidación de Parque Ronda, un proceso que no alcanzará más de esos 6 millones a los que aspira Hierros Añón.