Malasa abre nuevos mercados y dobla su apuesta por las renovables

El histórico proveedor de Inditex se hace fuerte en el sector hotelero y en la construcción de viviendas mientras instala placas solares en su sede central y cierra el círculo de la madera con una caldera de biomasa

Imagen de las instalaciones del Grupo Malasa en Cerceda

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Malasa pone la sostenibilidad como uno de los pilares para impulsar su crecimiento. El grupo fundado por los hermanos Antonio y Javier Pérez Patiño cierra el círculo de la madera y apuesta por las energías renovables para alimentar a su red de siete centros de trabajo a través de los cuales cuenta con capacidad para ejecutar más de 1.500 proyectos anuales.

En concreto, la empresa especializada en la fabricación y montaje de mobiliario ha desarrollado el proyecto Malasa 3R (reducción, reutilización y reciclaje). Se trata de una iniciativa mediante la cual ha instalado paneles solares en las naves de su base de operaciones en Cerceda (inaugurada en 2008) y ha implantado una caldera de biomasa a través de la cual surte de energía tanto a su tren como a sus dos cabinas de lacado y también a su calefacción central.

Así, mediante esta esta caldera de biomasa, el Grupo Malasa (uno de los históricos proveedores gallegos de Inditex) aprovecha aquellos restos de madera que se quedan por el camino en el proceso productivo. La firma encuentra así destino para el 50% de los residuos de su actividad que no eran reciclables, evitando que estos acaben en el vertedero. A esta iniciativa en materia de economía circular se suma el despliegue de un total de 3.367 placas solares entre sus oficinas centrales, las plantas de sus filiales Fresno Metal y Fresno Cristal, así como su centro de logística también en Cerceda.

Mediante este proyecto, Malasa cubre casi una cuarta parte de sus necesidades energéticas con energía solar y evita la emisión de 561 toneladas métricas de CO2 a la atmósfera. Su impacto es similar al de plantar 3.360 árboles.

Diversificación de sus ingresos

De esta forma, Malasa abraza las energías verdes y reaprovecha el 90% de sus residuos en un momento marcado por su proceso de expansión. No en vano, la compañía participada por el fondo GPF Capital (mantiene un número de acciones similar al de Javier y Antonio Pérez Patiño) viene de cerrar el año 2022 con un rebote del 35,9% en su cifra de negocio, que repuntó hasta los 135,2 millones de euros.

Dentro de este proceso de crecimiento, el Grupo Malasa se ha apoyado tanto en la apertura de nuevos mercados como en la expansión hacia otros segmentos más allá del retail. En esta línea se enmarca el desembarco en México con una planta en Querétaro a través de la cual se acerca también a Estados Unidos, así como la compra de la empresa fenesa Noa Madera Creativa. Ahora, cinco años después de su adquisición, el Grupo Malasa recoge los frutos de la operación y diversifica sus fuentes de ingresos más allá de Inditex.

Y es que, según datos que la compañía ha aportado a Economía Digital Galicia, el segmento retail sostiene ahora el 55% de sus ventas tras ir cediendo protagonismo a otras líneas. Entre ellas la hotelera, que ya representa el 17% del total tras los trabajos que la compañía ha realizado en establecimientos como el Noa Boutique Hotel de Oleiros, el Doubletree by Hilton de A Coruña o el Six Senses Ibiza.

Además del 5% procedente del sector de automoción (concesionarios), la compañía gallega se ha hecho fuerte en el sector de la construcción, que aporta otro 5% de sus ingresos. Se trata de un segmento en el que la firma ha dado un paso adelante tras la compra de Noa Madera Creativa y con el que ahora complementa una tarta de ingresos que se aleja de la Zarapendencia.

Malasa, que cuenta con 1.1000 empleados, utiliza de manera mayoritaria el roble europeo como materia prima para su mobiliario, pero mira cada vez más a Galicia para surtir a su creciente segmento de construcción. La firma utiliza cada año unos 28 metros cúbicos de pino de Galicia y su idea pasa por incrementar esta cifra en los próximos años. Entre sus aplicaciones se encuentran su uso para las casas prefabricadas tanto por su durabilidad como por su capacidad de aislamiento térmico que permite reducir la factura energética.

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