Líbano, Israel, Bangladés… Inditex se blinda de guerras y conflictos con franquicias y producción de proximidad

Dos de cada diez tiendas de la multinacional de Amancio Ortega en el mundo están ya operadas por socios locales, una salvaguarda ante determinadas crisis geopolíticas

Tienda de Pull&Bear, del grupo Inditex, reabierta en Ucrania

Vista de la tienda de Pull&Bear en el centro comercial Gulliver de la capital ucraniana, Kiev. EFE/Marcel Gascón

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Inditex encadena récords, también en bolsa, ajena a las guerras y conflictos a nivel mundial, a pesar de la presencia de tiendas o fábricas de proveedores. Con una capitalización bursátil que marca máximos históricos de más 166.000 millones de euros, las grandes casas de análisis confían en el engranaje de la multinacional de Marta Ortega y Óscar García MaceirasBank of America le otorgó esta semana un potencial en bolsa de 34.000 millones más–. Su operativa basada en alianzas mediante franquicia con socios estratégicos en zonas calientes del globo o economías hiperinflacionarias y su apuesta por la producción en proximidad se han convertido en toda una red de seguridad.

A 31 de julio de 2024, es decir, coincidiendo con el fin de su primer semestre fiscal, Inditex, según la información remitida a la CNMV, contaba con 5.667 tiendas repartidas por todo el mundo. De esta cantidad, el 20% son franquicias. En concreto, 1.134 establecimientos frente a los 1.103 que sumaba con este formato a principios de año.

Oriente Medio y Asia, zona de franquicias

Según la documentación consultada por Economía Digital Galicia, la mayoría de las franquicias del grupo se encuentran en la zona de Oriente Medio y Asia. Mientras que en España de los 1.123 establecimientos que tiene, tan sólo 37 están operados por un franquiciado, en el resto de Europa el número se eleva hasta los 176. En América de 779 tiendas, 174 funcionan bajo esta fórmula. Sin embargo, en el resto del mundo, de los 1.120 puntos de venta restantes, 747 están franquiciados, un 66%.

Número de establecimientos de Inditex a 31 de julio de este año. Informe de Gestión Intermedio Consolidado de Inditex

La fórmula de la franquicia ha funcionado a lo largo de los años como una salvaguarda para Inditex en zonas conflictivas, minimizando el impacto económico de eventuales cierres.

De Israel a Líbano

Por ejemplo, a cierre del ejercicio fiscal 2023-2024, en febrero de este año, Inditex contaba con 80 tiendas en Israel: 25 de Zara, 23 de Pull&Bear, 14 de Bershka, 14 de Stradivarius, 2 de Massimo Dutti y 2 de Zara Home. En octubre del año pasado, al desatarse el conflicto armado sobre Gaza, Inditex informó del cierre temporal de sus tiendas en el país. Explicó entonces que su franquiciado “informó a los clientes del cierre de tiendas a través de las páginas web de nuestras marcas”.

A día de hoy la página web de Zara en Israel ya no mantiene esa advertencia, si bien, en cualquier caso, el cierre o repertura, no es cosa de Inditex, sino de su franquiciado. La firma opera en el país de la mano de Trimera Brands, el propietario de la marca Gottex liderada por Joey Schwebel

En Líbano, también en conflicto con el país dirigido por Benjamin Netanyahu, la multinacional con sede en Arteixo suma 22 tiendas: 3 de Zara, 2 de Pull&Bear, 3 de Massimo Dutti, 5 de Bershka,3 de Stradivarius, 3 de Oysho y otras tantas de Zara Home. También en este caso se encuentran franquiciadas, siendo su gestor Azadea, grupo libanés que, desde hace años gestiona las marcas de la familia Ortega en Oriente Próximo, con establecimientos también en Kuwait, Arabia Saudí, Jordania o Emiratos Árabes.

Rusia

El Grupo Daher, con los mismos propietarios de Azadea, es, de hecho, quien alivió de forma importante el impacto en Inditex de la guerra de Rusia y su marcha del país en 2022. Antes del inicio de la invasión de Ucrania, el ruso era un mercado particularmente próspero, con más de 500 tiendas y 9.000 empleados. La compañía decidió, en línea con el resto del sector, suspender operaciones y salir del país pero, en su caso, encontró quien se quedase con su negocio. Sus históricos socios en Oriente Medio se quedaron con “activos y empleados asociados a 243 tiendas”. El resto, que no pertenecían a la compañía, fueron cerradas. Mediante esta operación, el impacto el cese de operaciones en Rusia se estimó en unos 231 millones de euros, una cantidad que no trastocó su balance, ya que estaba provisionada y que fue menor a la registrada por otras marcas rivales.

Tienda de Maag en Rusia
Las tiendas de Maag, la marca de Daher que sustituye a Zara en Rusia. EFE/EPA/MAXIM SHIPENKOV

La operación cerrada por en Rusia también implica, según se recoge en la propia memoria anual de Inditex, que “en el supuesto de que se den nuevas circunstancias que permitan el retorno del grupo a este mercado, el acuerdo contempla el derecho por parte del grupo Inditex y la obligación por parte de Daher, de facilitar un contrato de franquicia y utilizar de forma inmediata los activos traspasados”. Es decir, que la matriz de Zara se reserva el derecho a regresar al mercado, pero con la fórmula de franquicia, cuando las aguas bajen más mansas.

De los países en conflicto, en el único donde Inditex aún actúa de forma directa es en Ucrania. El pasado abril, la compañía regresó al país tras dos años de cierre como consecuencia de la guerra con la intención de reabrir unas 50 tiendas en plazo corto de tiempo de las 80 que sumaba cuando estalló el conflicto con Rusia.

De Argentina a Venezuela

Inditex también marca distancias mediante franquicia en territorios hiperinflacionarios. En Argentina cuenta con 11 tiendas gestionadas desde hace algo más de un año por Regency Group, que también se quedó con las tiendas en Uruguay y con quien ya operaba en Colombia, Perú, Paraguay, Ecuador y Panamá.

Los de Amancio Ortega regresaron también este año a Venezuela, con una tienda en el centro comercial de Sambil, en Caracas. El grupo perdió presencia física en el país en mayo de 2021.

La compañía tiene un acuerdo con Grupo Futura, detrás del que está Phoenix World Trade, propiedad del empresario local Camilo Ibrahim, relacionado con la aerolínea Plus Ultra. La compañía de Amancio Ortega desembarcó en Venezuela en 1998. Los primeros años de implantación en el país fueron satisfactorios, aunque los problemas comenzaron pronto. En 2004, el entonces presidente Hugo Chávez llegó a acusar a la textil de “fraude fiscal”, una denuncia, que, en cualquier caso, nunca tuvo mayor recorrido. En ese clima, la compañía optó no por abandonar el país, sino por aliarse con un socio local a través de un contrato de franquicia. Una operación de libro.

Así fue como el 2007 Inditex se asoció mediante un acuerdo de franquicia con Camilo Ibrahim, que asumió la representación de las marcas de la empresa y sus tiendas. La textil gallega llegó a contar con más de 20 tiendas en Venezuela, aunque cuando abandonó sus operaciones físicas en el país, en 2021, solo contaba con cinco establecimientos

Dificultades en el canal de Suez

Inditex toma todas las precauciones, consciente de que los riesgos geopolíticos pueden suponer un golpe a sus intereses. Lo deja claro en su última memoria semestral. “La posible inestabilidad en los territorios donde se ubican las cadenas de suministro del grupo, así como donde se comercializan los productos es un riesgo significativo”. “En ocasiones la inestabilidad se manifiesta a través de fricciones que dificultan el movimiento normal de la mercancía durante su proceso de transporte, ya sea por situaciones de inestabilidad política, saturación de las infraestructuras, o limitaciones, especialmente en rutas clave, que generan cuellos de botella por desajustes entre la oferta y la demanda que limitan el acceso al transporte y/o erosionan los márgenes del negocio”, expone.

“En el momento de redacción de esta nota, el transporte de mercancías por vía marítima continúa todavía en una situación extraordinaria como resultado de las dificultades para el tránsito por el Canal de Suez imperantes desde el comienzo de la inestabilidad en Oriente Próximo. Nuestros procesos se han adaptado a estas circunstancias y funcionan con normalidad”, explica.

Y es que desde el grupo aseguran que su apuesta por las tiradas cortas y la producción de proximidad ayuda a contrarrestar los problemas de tráfico en el Mar Rojo, que impactaron, especialmente, en empresas con alta dependencia de China en sus compras. En su presentación anual de resultados, el propio CEO del grupo, García Maceiras, aseguró que el año se estaba desarrollando “en una situación totalmente normalizada”. Esto se debe a que casi la mitad de la producción de Inditex tiene su origen en España, Portugal, Marruecos y Turquía.

Bangladés y los clústeres

Inditex tiene su producción a través de proveedores dividida en 10 grandes clústeres, lo que también contribuye a dar distintas opciones al grupo en caso de problemas. Se trata de España, Portugal, Marruecos, Turquía, Pakistán, China, Camboya, Vietnam y Bangladés. Este último país atraviesa su particular revolución después de que este verano se produjese la dimisión y huida de su exministra Sheikh Hasina. Histórico proveedor de la moda internacional, en 2013 el país vivió la tragedia de Rana Plaza, el derrumbe de un edificio de ocho plantas a las afueras de Dhaka en donde murieron más de un millar de personas.

De nuevo en su memoria semestral, Inditex indica que “monitoriza la evolución de la situación en la República Popular de Bangladesh que, de momento, no ha impactado a nuestras operaciones”. A cierre del ejercicio fiscal 2023-2024 de Inditex, la compañía había trabajado con 150 proveedores del país con 273 fábricas asociadas. Las factorías ligadas a los proveedores de la textil de Marta Ortega integran a 965.797 personas.

Así, los de Amancio Ortega, de momento, capean los grandes conflictos mundiales.

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