La semilla del descontento en el campo: a la cola de los salarios en Galicia
Los sueldos en el sector primario en Galicia se sitúan en los 17.786 euros, lejos de los 21.199 a los que asciende la remuneración media en el conjunto de la comunidad
Nueva ronda de protestas a la vista entre los agricultores gallegos. Unións Agrarias ha informado este viernes de la convocatoria de una ola de tractoradas en Galicia, Asturias y Cantabria para el próximo día 20 de febrero. Estas concentraciones tendrán lugar dos días después de las elecciones autonómicas del 18 de febrero en Galicia y tendrán como objetivo visibilizar el descontento del sector por la «excesiva burocracia» y el «aumento de costes» que amenazan con asestar un golpe más al colectivo.
Los agricultores se plantan, de esta manera, ante las dificultades que atraviesa un sector clave para garantizar la soberanía alimentaria del país, pero que viene lidiando en los últimas décadas con un escenario de bajos ingresos y éxodo rural. Así lo reflejan los datos tanto del Instituto Galego de Estatística (IGE), el Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la Seguridad Social.
La caída del sector primario en el PIB
Según los datos de contabilidad regional, la contribución del sector primario a la economía gallega se ha reducido casi a la mitad desde que arrancó el siglo XXI. En concreto, los datos del INE reflejan que la rama de actividad compuesta por la «agricultura, ganadería, silvicultura y pesca» generó 1.992 de los 33.464 millones de euros a los que ascendía el Producto Interior Bruto (PIB) en el año 2000 (el último del siglo pasado).
Esta cifra representaba el 6% del total, pero desde entonces este porcentaje ha ido menguando cada vez más. Así en 2005 se perdió el nivel del 5% y, ya en 2022, el del 4%, después de que su contribución a la economía gallega se redujesen hasta el 3,67%.
Los salarios en el mundo agrícola
Durante su última ronda de protestas, los agricultores demandaron a su llegada a Ourense «unos precios justos» para el sector, así como una nueva PAC con «flexibilidad», una relajación de las trabas burocráticas y una bajada en los precios del combustible. El objetivo es buscar medidas que insuflen aire a un sector que se encuentra a la cola de la remuneración en comunidades como Galicia.
No en vano, el salario medio anual en la agricultura, la silvicultura, la ganadería y la pesca rondaba los 17.786 euros al cierre de 2022, según el IGE. La cifra contrasta con los 21.199 euros a los que ascendió el salario bruto medio. Los trabajadores en el sector financiero encabezan esta tabla con 35.680 euros de sueldo medio, seguidos de los de la industria extractiva y energética (31.070 euros).
En el lado opuesto se sitúan tanto el sector primario, las actividades relacionadas con el comercio, reparaciones y transporte (21.001 euros), así como la rúbrica que el IGE recoge como «servicios a las empresas», bajo la que se engloban trabajos administrativos, cuya remuneración ronda los 16.958 euros brutos anuales.
Un sector que mueve 71.500 empleos en Galicia
Además, las estadísticas del IGE muestran que el valor añadido bruto del sector primario es un 6,7% menor ahora que en el año 2015. Tanto es así que este sector es, con la excepción del de la construcción, el que más lejos se encuentra de regresar a sus niveles preCovid-19. Y es que su valor añadido bruto era al cierre de 2022 (último dato disponible) un 10,8% inferior al alcanzado en 2019.
Este descenso tan solo es superado por el del 16,6% que protagoniza el sector de la construcción durante este periodo y contrasta con la subida del 6,4% registrada por el sector servicios. La industria, por su parte, permanece prácticamente inmóvil tras encontrarse a un 0,4% de las cifras en las que se movía en 2019.
Esta caída del peso del sector agrícola en la economía gallega ha ido de la mano del empleo. Así lo demuestran los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). La última actualización correspondiente al cuarto trimestre de 2023 cifra en 71.500 el número de personas que trabajan en el sector agrícola en Galicia. Se trata de 500 más que al término de 2022 y 5.600 más que al cierre de 2021, pero sin embargo, sigue quedándose lejos de los 93.400 que registraba, por ejemplo, hace quince años (2008).