El socio de Navantia en Reino Unido se echa en manos de los fondos para esquivar la quiebra

Harland & Wolff logra una inyección de 23 millones de euros por parte del fondo Riverstone y afronta un vuelco en su cúpula tras haber visto denegada su petición de casi 235 millones en ayudas públicas al Gobierno británico

Vista exterior del astillero Harland & Wolff

Vista exterior del astillero Harland & Wolff

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Semanas clave para la supervivencia de Harland & Wolff. La compañía británica, encargada en su día de la fabricación del icónico Titanic y socia de Navantia en su macrocontrato para la Royal Navy, afronta un vuelco en su cúpula tras naufragar en su solicitud de un rescate al Gobierno que ahora encabeza Keir Starmer.

Malcolm Groat, presidente de la firma, ha anunciado su dimisión, al igual que los directivos Jonathon Band y Katya Zotova. Sus salidas se suman a las del antiguo consejero delegado, John Woods, que renunció a su cargo después de conocerse que el Ejecutivo británico había denegado su petición de 200 millones de libras (234 millones de euros).

Harland & Wolff tiene desde entonces como CEO interino a Russell Downs. Se trata de un experto en reestructuraciones que cuenta en su hoja de servicios con una etapa de 30 años en PwC y que es considerado como el puente tanto una banca de inversión como con unos fondos que se perfilan como claves en el futuro de la empresa. Según destacaba Harland & Wolff en el comunicado en el que anunciaban su incorporación, la misión de Downs será la de pilotar «una recapitalización destinada a dotar a la empresa de una base financiera sostenible».

La crisis de Harland & Wolff

Los cambios en el consejo se producen después de que Harland & Wolff escogiese a Rothschild & Co como asesor financiero para evaluar las opciones estratégicas de la empresa. La compañía británica, que cuenta con astilleros en las ciudades de Belfast y Appledore, ha contratado al banco de inversión y, en paralelo, ha ganado tiempo con la concesión de una línea de crédito de 25 millones de dólares (unos 23 millones de euros) por parte de Riverstone.

Harland & Wolff recurre a esta vía ante la crisis desatada por una suspensión bursátil en el London’s Alternative Investment Market (AIM) que ha tenido lugar después de que la firma anunciase su incapacidad para presentar en tiempo y forma sus cuentas de su ejercicio fiscal 2023. Esta situación está empezando a dejar las primeras consecuencias también en su propio negocio.

Tanto es así que Harland & Wolff anunció recientemente su decisión de abandonar los planes para comenzar a operar un ferry en las Islas Sorlingas (ubicadas a unos 50 kilómetros de la costa suroeste de Inglaterra). Además, el Gobierno de las Islas Malvinas ha optado por descartar a la compañía de su proyecto para levantar una infraestructura portuaria flotante por 140 millones de euros de importe.

Su papel como socia de Navantia

Esta crisis en Harland & Wolff impacta de lleno en el denominado Team Resolute. Este fue el nombre escogido por la alianza formada por la empresa británica, Navantia y BMT para adjudicarse un contrato estrella valorado en 1.800 millones de euros en Reino Unido.

Harland & Wolff tiene reservado un papel esencial dentro de esta alianza. No en vano serán sus astilleros de Belfast y Appledore los que asumirán la mayor parte de la carga de trabajo de las tareas de construcción de los tres buques auxiliares FSS, que también dejarán un reguero de actividad en los centros de Navantia en la Bahía de Cádiz.

La concesión de este contrato a un consorcio encabezado por una empresa asentada fuera de reino Unido, como es el caso de la española Navantia, no estuvo exenta de polémica. De hecho, al igual que como ocurre en España, el Gobierno británico reserva los contratos de fabricación de buques militares a empresas de Reino Unido por cuestiones de defensa y seguridad nacional. Sin embargo, en este caso como se trataba de buques logísticos para la Armada y no de, por ejemplo, fragatas o destructores, Navantia sí pudo competir, a través del Team Resolute en este proceso.

De acuerdo a la información expuesta en la Cámara de los Comunes británica, la adjudicación de este contrato llevaba aparejada una inyección cercana a los 90 millones de euros para modernizar las instalaciones de Harland & Wolff y que estas se empapasen, además, del know how de Navantia mediante el desplazamiento de determinadas delegaciones de trabajadores cualificados.

Leer más: Las cuentas de Navantia: genera el doble en la economía de Cádiz que en la provincia de A Coruña

«A través del contrato, Navantia compartirá su experiencia en procesos de construcción y el uso de tecnología moderna con socios del Reino Unido. Esto incluye inversiones en software que complementan la inversión de recapitalización en instalaciones, planta y maquinaria», afirmaba el exsecretario de Defensa de Reino Unido, Alex Chalk en una intervención parlamentaria a comienzos de 2023.

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