Guerra laboral en las minas gallegas de Ferroatlántica, que sostienen un tercio de su producción mundial

El bloqueo de Ferroatlántica a negociar subidas salariales pone en pie de guerra a los trabajadores de sus tres plantas en España y a su plantilla en las minas gallegas de Serrabal, Sonia, Esmeralda y Conchitina

Imagen de archivo de una protesta de los trabajadores de Ramsa (filial de Ferroglobe) en la mina de Serrabal

Imagen de archivo de una protesta de los trabajadores de Ramsa (filial de Ferroglobe) en la mina de Serrabal

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Ferroglobe pone en pie de guerra a los trabajadores de sus tres plantas en España (la arteixana de Sabón, la cántabra de Boo y la aragonesa de Monzón) y también al personal de su red de minas en Galicia.

Y es que la negativa de la dirección de Ferroatlántica a pactar subidas salariales ha encendido también a los empleados de la multinacional en los yacimientos de Serrabal (Vedra y Boqueixón), Sonia (Mañón), Esmeralda (Val do Dubra) y Coto Minero Conchitina (O Vicedo). Se trata de cuatro minas centradas en la extracción de cuarzo, mineral del que se alimenta su red de plantas en todo el mundo.

No en vano, Ferroglobe obtuvo de estos cuatro yacimientos un total de 342.000 toneladas de cuarzo a lo largo de su ejercicio fiscal 2023. Así lo precisa la compañía en su última memoria anual. En el documento revela que la líder en producción fue la de Serrabal. Rocas, Arcillas y Minerales (Ramsa) tiene la concesión de este yacimiento de 387 hectáreas de superficie desde el año 1978. La firma fue adquirida en el año 2000 por Ferroatlántica y el pasado mes de octubre logró una renovación de la concesión hasta el año 2038.

Su producción ha ido menguando desde las 300.000 toneladas registradas en 2021 hasta las 288.000 en 2022 y las 201.000 el año pasado. Ferroatlántica cuenta allí con casi medio centenar de trabajadores que en las últimas semanas han secundado las protestas convocadas por los sindicatos UGT FICA, CIG, CC OO. USO y S.U. ante la falta de avances tras las 15 reuniones mantenidas en el marco de la mesa negociadora.

La mina de Serrabal aporta al grupo más cuarzo que los yacimientos de Sonia (119.000 toneladas), Coto Minero Conchitina (14.000 toneladas) y Esmeralda (10.000) toneladas juntas y se erige como la segunda más importante de la compañía. Tan solo la sudafricana de Thaba Chueu (aportó 592.000 toneladas el año pasado) la superó.

El papel clave del cuarzo para Ferroatla´ntica

La mina de Serrabal operó el año pasado al 60,9% de su capacidad frente al 47,6% registrado, de media, por el resto de yacimientos del grupo. A través de esta red de diez minas entre Galicia, Sudáfrica y Estados Unidos y los cuatro yacimientos de carbón activos en Kentucky (Estados Unidos), Ferroglobe colma buena parte de sus necesidades de materias primas.

«Las principales materias primas utilizadas por Ferroglobe son reductores de carbono (principalmente carbón, pero también carbón vegetal, metalúrgicos y coque de petróleo, antracita y madera), así como minerales (mineral de manganeso y cuarzo)», revela la firma en su memoria anual. En este documento, Ferroglobe apunta que se autoabasteció «el 60% de su consumo total de cuarzo». «Ferroglobe también compra cuarzo de terceras partes sobre la base de acuerdos anuales. Los proveedores de cuarzo normalmente operan en los mismos países en donde se encuentran las factorías de Ferroglobe o en zonas cercanas, lo que minimiza los gastos logísticos», recalca la compañía que preside Javier López Madrid.

La compañía ampliará su huella minera con el inicio de operaciones en 2024 de la mina que compró a finales del año pasado en Carolina del Sur. Esta cuenta, al igual que la de Serrabal, con una capacidad cercana a las 300.000 toneladas por año. La firma complementa así una actividad que tiene atada en Galicia por, como mínimo, otros cinco años.

Será en 2029 cuando venza la concesión de la primera de sus cuatro minas. Es el caso de la de Esmeralda, propiedad de Cuarzos Industriales. Su inicio de operaciones data del año 1999, momento en el que se le asignó esta concesión por un periodo de 30 años a una empresa ahora bajo el abrigo del grupo Ferroglobe después de que esta se le adquiriese a la portuguesa Cimpor.

La concesión de la mina de Conchitina expira en 2039 mientras que la del yacimiento de Sonia, operada, al igual que la anterior, por Cuarzos Industriales, no hará lo propio hasta 2069.

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