El voraz apetito del nuevo dueño de Arteixo Telecom: negocia la entrada en Talgo y tanteó a Celsa y Alcoa
José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor, acaba de hacerse con la compañía gallega mientras negocia el desembarco de su grupo, en consorcio con el Gobierno vasco, en la compañía de fabricación ferroviaria

El presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga /ENKARTERRI GROUP
Hacía tiempo que se especulaba con la entrada de José Antonio Jainaga, el presidente de Sidenor, en el capital de una empresa gallega. Con su grupo industrial tanteó a Alcoa y a Celsa, pero, finalmente, el empresario vasco, envuelto ahora en negociaciones para el desembarco en Talgo, se ha hecho con el 100% de Arteixo Telecom. Lo hizo, en este caso, a través de su sociedad inversora Mirai Investments, un fondo con el que ya controla Innometal Group, Ohmnia Group, Greenfarm, Isfa y Laboratorios Coper, negocios centrados en el sector del metal, la electrónica, la salud humana y animal y el agro.
Nacido en Bilbao hace 71 años, es todo un hombre de industria y lo cierto es que su nombre ha sonado en todas las grandes operaciones empresariales que se han desarrollado en el sector industrial en los últimos años. Presidente de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), su nombre ha saltado a la palestra pública en los últimos meses debido a las negociaciones para que Sidenor se haga con el control total o parcial de Talgo, una encomienda para la que cuenta con el apoyo del Gobierno vasco e inversores de confianza.
Negociaciones con Talgo
El pasado 14 de febrero, el consorcio vasco conformado por Sidenor, el Ejecutivo autonómico y las fundaciones BBK y Vital cerraban un principio de acuerdo con Trilantic para adquirir su 29,77% de participación en Talgo. Si bien se apuntó que en tres semanas la operación se cerraría, el acuerdo definitivo se ha ido retrasando y todavía no se ha producido. Hay detalles importantes sobre la mesa, como la millonaria multa de Renfe a Talgo y la refinanciación de la deuda con los bancos.
Antes de emerger en la ecuación de Talgo, Sidenor, la compañía que preside desde 2016, también estaba en todas las quinielas como posible socio industrial de Celsa. El gigantesco conglomerado industrial de la familia Rubiralta que quedó en manos de bancos y fondos acreedores debía dar entrada, para cumplir con los requisitos impuestos por el Gobierno, a un socio industrial, de capital español, que se hiciese con una participación de un 20% del capital.
De Alcoa a Celsa
El nombre de Sidenor sonó desde el principio, junto con el de Megasa y la extremeña Cristian Lay pero el pasado día 2 saltó la sorpresa, al hacerse público un principio de acuerdo entre la compañía siderúrgica y CriteriaCaixa que daba cumplimiento al compromiso alcanzado entre empresa y Gobierno central.
De haber prosperado la opción de Sidenor en Celsa, Jainaga habría desembarcado en una empresa gallega, ya que entre los activos de la compañía se encuentra la histórica fábrica de A Laracha, en su día vendida a los Rubiralta por Manuel Añón y Epifanio Campo.
Y, aún antes de eso, Sidenor volvió a sonar como pretendiente de una compañía ubicada en Galicia. Nada más y nada menos que de Alcoa. Fue en 2021, antes de que los de Pittsburgh diesen marcha atrás y llegasen a un acuerdo con la plantilla para parar la producción de la factoría de aluminio primario durante dos años. En aquel entonces, los americanos llegaron a tener sobre la mesa a seis interesados. Los de Jaenaga presentaron una oferta no vinculante por la planta de aluminio en la que reivindicaban su conocimiento y experiencia para llevar a cabo un proyecto industrial en un sector que consideraban básico para la economía del país.
Sidenor
Dicen las crónicas que a Jainaga no le da miedo apostar por empresas en momentos complicados. Es presidente de Sidenor desde 2016, una siderúrgica líder en la producción de aceros largos especiales con plantas en Euskadi, Cantabria y Cataluña y una plantilla con 1.900 empleados. La compañía estaba en manos del gigante brasileño Gerdau cuando el empresario vasco, en aquel momento consejero delegado de la compañía, decidió dar un paso al frente y hacer una oferta junto con otros directivos. Dicen las crónicas que lograron hacerse con la compañía por unos 155 millones de euros, un tercio de lo que en su día pagó la multinacional carioca.
Las últimas cuentas públicas de Sidenor son las del ejercicio 2023, en el que redujo sus ventas un 12% hasta los 930 millones de euros. Aunque el ebitda de la compañía disminuyó un 10% hasta los 60 millones de euros, su beneficio neto se incrementó ligeramente, cerrando en 49,7 millones, gracias a la activación de créditos fiscales.
Como el resto de empresas del sector, Sidenor también sufrió el alza de los costes, lo que redujo sus cifras. Esta misma semana, la firma llegó a un acuerdo con los sindicatos para prorrogar el ERTE en marcha en las plantas de Reinosa y Azkoitia, que mantendrá su vigencia hasta el 31 de octubre de este año. Un expediente temporal motivado por razones productivas y por la caída de la cartera de pedidos.
Vocación de permanencia
Fue en 2019, antes de la crisis del Covid, cuando el empresario fundó Mirai, una sociedad de inversión que, según dijo el empresario no es una firma de capital riesgo al uso, ya que su compromiso es a largo plazo.
Buscan empresas en las que invertir con unas ventas de entre cinco y 50 millones de euros y con margen ebitda mayor del 10%, con procesos de sucesión empresarial que no culminan “para dar continuidad al proyecto industrial e impulsarlo al siguiente nivel”. “En estos casos, es habitual que la gerencia histórica pueda permanecer un tiempo acompañándonos en el desarrollo de la compañía”, explican.