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El fondo Brookfield hace su primer botín en Cupa: 20 millones de beneficio
La pizarrera gallega facturó un 13% más, pero ganó cuatro millones menos en un 2022 marcado por la inflación y la venta de Carlyle a Brookfield
Ritmo de crucero en Cupa. La principal pizarrera de España, que tiene su sede en el municipio ourensano de Carballeda de Valdeorras, estiró su cifra de negocio hasta rozar los 452 millones de euros en un año 2022 en el que vivió un cambio de manos. El fondo canadiense Brookfield se hizo con el 85% de las acciones de la compañía después de desembolsar unos 900 millones de euros a otro fondo, en este caso el americano Carlyle.
El 15% restante del capital de la compañía sigue en manos del equipo directivo, con su consejero delegado (Javier Fernández) al frente, que se mantiene en la primera línea de gestión de la empresa tras haberla catapultado hasta resultados récord. Los 451,7 millones de euros de facturación con los que despidió 2022 representan un salto del 12,8% respecto al año anterior, algo que, sin embargo, no ha impedido que sus beneficios se hayan resentido por la inflación.
En concreto, Cupa ha pasado de ganar 24,2 millones de euros en 2021 a 20,6 millones en un 2022 marcado por la escalada de costes y la contracción de la demanda mundial. «Los volúmenes vendidos se redujeron en la segunda mitad del año tanto en piedra como en distribución de materiales de cubiertas en el Reino Unido«, reconoce la firma.
«La economía mundial, y especialmente la europea, se vio afectada por un significativo incremento de los costes energéticos (gas natural, energía eléctrica…), que se aceleró tras el estallido de la guerra en Ucrania, y que en la segunda mitad de año se extendió a prácticamente la totalidad de los productos y servicios, provocando una alta inflación. El grupo Cupa no fue ajeno a esta situación, si bien pudo repercutir el impacto vía incremento de precios de los productos vendidos», añade la firma en su memoria anual.
Inyección de 25 millones de Brookfield
Estas turbulencias por la coyuntura económica mundial salpicaron a Brookfield precisamente en el momento de su desembarco en Cupa. Fue a comienzos de 2022 cuando el fondo canadiense tomó el control de una empresa por la cual abonó 900 millones a Carlyle y en la que, además, inyectó otros 25 millones de euros en verano.
Y es que en el documento se afirma que con fecha 30 de junio de 2022 la sociedad Brookfield Slate Holdings Ill aprobó, entre otras, una aportación no dineraria y no reintegrable por importe de 24,58 millones de euros de euros». La operación giraba en torno a «un derecho de crédito que ostentaba Brookfield Slate Holdings III», frente a Cupire Padise, la sociedad de cabecera que agrupa los distintos negocios de Cupa.
Esta partida se movió del pasivo al patrimonio neto de una Cupire Padesa que elevó esta rúbrica desde los 70,5 hasta los 117,7 millones de euros. A la capitalización de este crédito por parte de Brookfield se sumó el hecho de que la compañía decidió destinar a reservas y no a dividendos los beneficios por valor de 20,6 millones de euros que se anotó en 2022.
Récord de empleo
En el apartado de nuevas adquisiciones, Cupire Padesa (matriz de Cupa) bajó el ritmo respecto a años anteriores. Tras un 2021 en el que cerró la compra de Pizarras Gallegas, Proinor y Lomba, la firma apostó por la compra de la berciana Técnicas de Automatización de Canteras Salas. En paralelo, su filial británica Burton Roofing Merchant Limited desembarcó en DRBS Holdings Limited, así como en su filial Discount Roofing and Building Supplies Limited para reforzar sus actividades en Reino Unido, mercado clave para una Cupa que también tocó máximos en materia de personal en 2022.
Según se desprende de las cuentas que Cupire Padesa ha depositado ante el Registro Mercantil de Ourense, el grupo cerró el ejercicio con un total de 2.279 empleados. Son 58 más respecto a los 2.221 millones con los que había despedido 2021.
Además, en su informe de gestión, los administradores del grupo Cupa esbozan cómo será el panorama que rodeará a la empresa en el ejercicio actualmente en curso. «En 2023 se prevé que continúe la alta demanda en pizarra, y estabilidad en distribución de materiales para cubiertas y piedra. En general se espera un mayor peso, si cabe, de la renovación frente a la obra nueva, y un menor consumo de bienes con carácter discrecional por parte del consumidor, debido a la menor capacidad financiera de las familias por la elevada inflación y los altos tipos de interés actuales», recalca la firma. «No se esperan cambios significativos en la demanda de productos de consumo no discrecional, como puede ser el reemplazo de un tejado en mal estado», concluye la compañía que capitanea Javier Fernández.