El fondo público que rescató a Ferroatlántica y Losán deteriora 75 millones por el riesgo de impagos
Supone poco más de un 2% de los más de 3.000 millones de financiación que otorgó el fondo de solvencia de la Sepi, que ingresó 102 millones el año pasado por el cobro de deudas
La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero (2i), junto al presidente de Navantia, Ricardo Domínguez (1i), la presidenta de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Belén Gualda González (2d), y el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández (1d), al inicio de la reunión en Navantia. A 18 de abril de 2024, en San Fernando, Cádiz (Andalucía, España). La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha mantenido una reunión de seguimiento de los proyectos estratégicos para la Bahía de Cádiz en las instalaciones de Navantia en San Fernando (Cádiz). Rocío Ruz / Europa Press 18/4/2024
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El fondo de rescate que creó el Gobierno para respaldar a empresas tras el impacto del Covid repartió 3.256 millones de financiación en forma de préstamos participativos y ordinarios. Gestionado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) y con una dotación máxima de 10.000 millones, el fondo de solvencia inyectó liquidez en empresas como Ferroatlántica, que recibió 34,5 millones; la maderera gallega Losán, que obtuvo otros 35 millones; o el grupo hotelero de Amancio López, Hotusa, con 240 millones.
Sobre esos más de 3.000 millones prestados, la Sepi ha aplicado deterioros de 75 millones de euros por el riesgo de impago, a razón de 37,4 millones en 2022, a los que se añadieron otros 37,6 millones en el pasado ejercicio, según consta en la memoria anual del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas. Explica el documento que este deterioro adicional contabilizado en 2023 se debe al empeoramiento de la situación económica global por la inflación y la subida de tipos de interés, así como de los análisis derivados del seguimiento individualizado a las empresas a las que ha financiado.
En todo caso, supone una parte ínfima del dinero prestado, poco más de un 2%. Y es normal, pues el fondo afrontará su prueba de fuego en años venideros, por ejemplo, en 2026, cuando vencen 872,6 millones; o en 2028, cuando vencen algo más de 600 millones, si no hay aplazamientos o amortizaciones anticipadas. El Gobierno no terminaría de recuperar el dinero prestado hasta 2029, según el calendario de amortizaciones previsto en las cuentas del fondo de solvencia.
El año pasado, recuperó 102 millones de euros, a los que se suman otros 8 millones devueltos en junio de este mismo año. De esta cuantía casi la mitad corresponden a las devoluciones anticipadas realizadas por Hotusa, que está marcando resultados récord con la resurrección del turismo tras la pandemia.
A Ferroatlántica le toca pagar el año que viene
Ferroatlántica, con planta en Arteixo (A Coruña) y antigua dueña de las fábricas de ferroaleaciones de A Costa da Morte (Cee y Dumbría), afronta el año que viene el vencimiento de los préstamos otorgados por el fondo de solvencia. Si no hay aplazamientos, abonará 17,6 millones del préstamo participativo y 16,9 millones del ordinario, tras pagar el pasado junio 178.000 euros de intereses.
En el caso de Losán, con plantas en Curtis y Vilasantar, los vencimientos relevantes se producen en 2027, cuando devolverá el préstamo ordinario de 13,4 millones; y en 2028, cuando afrontará el pago de 18,3 millones del préstamo participativo. El fabricante de tablero comunicó este verano que había presentado un plan de reestructuración tras un periodo de negociaciones con la banca para refinanciar su deuda. La compañía hubo de adoptar esta medida por problemas de liquidez, al encontrarse con la negativa de una de las entidades del pool a mantener las líneas de circulante.
El grupo hotelero de Amancio López tiene un calendario similar al de la maderera, pues en 2027 vencen 40 millones en préstamos ordinarios y en 2028 los 149 millones del préstamo participativo. La buena marcha del negocio, sin embargo, hace que la compañía esté amortizando de manera anticipada la financiación que le otorgó el fondo de solvencia.
