El particular ‘decálogo’ de Sandra Ortega para todo lo que tiene que ver con dinero
La segunda accionista de Inditex “nunca efectúa recomendaciones de inversión, ni lleva a cabo acciones de captación de fondos”, y tampoco mantiene “ningún tipo de diálogo público relativo a iniciativas sociales o filantrópicas o actividades empresariales”
“La inteligencia colectiva es la única que mueve el mundo”. El axioma prologa con sencillez la última memoria de la Fundación Paideia Galiza. Lleva la firma de Rosalía Mera Goyenechea, primera mujer de Amancio Ortega y quien dio en su día algo más que unas cuantas puntadas a ese proyecto que hoy es Inditex. Ella presidió la fundación entre su constitución, en 1986, hasta su muerte, en el verano de 2013. Sandra, la primogénita del dueño de Inditex, hoy segunda accionista, no solo ha heredado la fortuna materna, de momento, y la presidencia de Paideia. También todo un carácter, que por momentos le aleja en cierta medida de la cercanía que mostraba Rosalía Mera.
Sandra, cuyo holding inversor controla el 5% del capital del gigante textil y bien le podría otorgar un puesto como dominical en el consejo de administración al que un día renunció su madre, también se apunta a la discreción, pero con otro estilo. Por ejemplo, alude simplemente a su licenciatura en Psicología cuando toca la presentación de los integrantes del patronato de Paideia en la última memoria. Sin embargo, cuando se trata de dinero, todo cambia.
Nada de captar fondos o recomendar inversiones
Caprichos de unos exigentes criterios propios del más duro código de compliance o simple recomendación de sus asesores jurídicos más directos, lo cierto es que la propia Fundación Paideia Galiza presenta en su web corporativa lo que bien podría ser un decálogo de la propia Sandra Ortega para todo lo que tenga que ver con el dinero, ya sea a través de su obra social como de sus inversiones.
Sandra Ortega parece curarse en salud cuando la fundación dice que “la presidenta no posee perfiles ni realiza actividades en las redes sociales, ni en su nombre ni en el de las entidades o sociedades que representa, controla o participa”. Y va un poco más allá cuando advierte que “tampoco solicita aportaciones económicas o contribuciones de cualquier otra naturaleza, ni mantiene ningún tipo de diálogo público relativo a iniciativas sociales o filantrópicas, actividades empresariales o de cualquier otra índole”.
Sandra Ortega Mera, dice la fundación, “nunca efectúa recomendaciones de inversión, ni lleva a cabo acciones de captación de fondos”. “Queremos imaginar un territorio más sostenible, más justo y más próspero”, advierten en la memoria los gestores de la fundación. Sin embargo, otro cantar suena cuando toca hablar de dinero. Y con Sandra Ortega.